Usted está aquí: jueves 5 de mayo de 2005 Sociedad y Justicia Notable falta de asepsia en el Conacyt: Drucker

Apoya a trasnacionales con estímulos fiscales

Notable falta de asepsia en el Conacyt: Drucker

CLAUDIA HERRERA BELTRAN

La deuda de 170 millones de pesos que tienen empresas beneficiadas con fondos para la innovación tecnológica es una muestra más de la "falta de asepsia" con la que el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) se ha conducido en las administraciones anteriores y en la actual, señaló el coordinador de la Investigación Científica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), René Drucker.

Afirmó que esta situación continúa ahora con el programa de estímulos fiscales, pues existen indicios de que se ha convertido en un mecanismo de evasión de impuestos para las empresas beneficiadas presuntamente por promover desarrollo tecnológico.

Advirtió que si el Conacyt no transparenta los mecanismos de exención de impuestos a estos negocios, "a lo mejor dentro de diez años va a pasar lo mismo que con esos 170 millones de pesos, que las empresas nunca hicieron innovación y el dinero no sirvió de nada", señaló.

Las declaraciones del científico se dieron luego de que el Conacyt anunció que este año transferirá a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público una "cartera incobrable" por un monto de 170 millones de pesos de 32 empresas que fueron demandas por no haber devuelto fondos prestados entre 1991 y 2000.

Con departamentos, inmuebles que ocupaban industrias y 50 terrenos de un fraccionamiento en Jalisco que pertenecían a la desaparecida empresa automotriz Dina, el Conacyt se ha cobrado parte de esta antigua deuda.

Al cabo de 14 años, los fondos se convirtieron en un "dolor de cabeza" tanto para algunos empresarios que con el tiempo vieron triplicadas o cuadruplicadas sus deudas como para el Conacyt, que debió recuperar lo prestado y asumir funciones que no le correspondían, operando como banco o agencia inmobiliaria.

Drucker calificó de grave lo ocurrido en anteriores administraciones, porque en México se dedican escasos recursos al desarrollo científico y tecnológico, y por eso no se puede permitir que estos fondos se pierdan o desperdicien.

Rechazó estar en contra de que se apoye a las empresas, pero dijo que está en desacuerdo con que los recursos de la ciencia básica sean desviados para ese fin o que la exención de impuestos sirva para la evasión fiscal.

"Estoy en favor de que se apoye a las empresas, porque es la mejor manera de generar empleos dignos, pero tenemos que cuidar cómo se hace, para no incurrir en errores", afirmó.

Dijo que el adeudo de 170 millones de las 32 empresas beneficiadas entre 1991 y 2000 demuestra la falta de asepsia que ha tenido el Conacyt con relación con el desarrollo tecnológico.

Explicó que diez empresas, nueve de ellas trasnacionales, son las principales beneficiadas con el programa de exención de impuestos. "Yo me pregunto si las trasnacionales hacen desarrollo tecnológico en México y para beneficio del país."

Consideró que el Conacyt "en lugar de presentar cifras alegres, debería tener el valor de hacer un balance realista e informar cuántos casos han sido exitosos y cuántos fracasaron, para tomar las mejores decisiones en el futuro. Ojalá el consejo aprenda de los errores del pasado y no los repita", afirmó.

 
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