Usted está aquí: lunes 25 de abril de 2005 Cultura Argentina: Griselda Gambaro rompe la formalidad

La dramaturga reclamó la existencia del analfabetismo al inaugurar la Feria del Libro

Argentina: Griselda Gambaro rompe la formalidad

STELLA CALLONI CORRESPONSAL

Buenos Aires, 24 de abril. Algo novedoso y de alguna manera reivindicatorio sucedió en la 31 versión de la Feria del Libro, que transcurre aquí desde el 21 de abril y concluirá el 9 de mayo próximo, la cual por primera vez fue inaugurada por una mujer, la narradora y dramaturga Griselda Gambaro, ovacionada en su discurso en el que abordó las deudas de las democracias con la vida, la educación y la cultura.

Gambaro, una de las intelectuales más respetadas en Argentina por su profusa obra y coherencia humana, expresó el deseo de que ''la feria se abra realmente para toda la sociedad argentina'', porque aún hay 750 mil los analfabetos que no concurren. ''Es la enorme disparidad económica y social la que determina la interdicción que impide acceder a la feria y al libro como un objeto de pertenencia.''

Su figura menuda se hizo imponente ante una multitud emocionada, cuando recordó las deudas de la democracia y expresó que "ojalá sea voluntad de los gobernantes que los excluidos de la feria por razones económicas, educativas y sociales puedan recorrerla en igualdad de condiciones y con las mismas expectativas con las que nosotros nos disponemos a hacerlo''.

La primera mujer que inauguró la Feria del Libro en su historia de tres décadas -a la que también dio inicio oficial la senadora Cristina Fernández de Kirchner, en representación de su esposo, el presidente Néstor Kirchner-, dejó varias demandas en el aire, no sólo sociales, sino también sobre los abandonos culturales y la falta de hábito de la lectura, como reflejo de las injusticias y la desculturización de estos tiempos.

De alguna manera atribuyó estas situaciones a que ''la trivialidad impulsada por empresas de consumo mediático, atentas sólo al rédito económico, es tan fuerte y seductora como para que se resigne el trabajo de pensar, que el libro favorece con la única exigencia de lucidez y constancia''.

En el mismo sentido Gambaro igualmente endosó a las grandes editoriales su "cuota de responsabilidad, al prestar atención prioritaria a los best-seller y no a la buena literatura de más demorada colocación y usufructo". Todo esto sucede, dijo, en momentos en que el libro permite ''el diálogo insustituible con el papel, un cuerpo a cuerpo con el lector que lo tiene en sus manos''.

Además de abordar estas temáticas, con una intensidad pocas veces vistas en estas inauguraciones tan formales, Gambaro se detuvo en la relación extraña de la literatura con el teatro, mencionando la lejana mirada de muchos escritores hacia el libro de teatro, que definió ''como memoria permanente, como acceso a la literatura, como propuesta de sus grandes autores''.

En estos momentos su obra, La señora Macbeth, se representa en el teatro Cervantes, en esta capital, y el reclamo de la autora tiene que ver con una realidad tangible: según la Cámara Argentina del Libro, la dramaturgia nacional representa 0.4 por ciento del total de libros registrados cada año, cuando en otros periodos el género era uno de los grandes protagonistas editoriales.

La presencia femenina en la inauguración de la 31 Feria del Libro dio un tono distinto a la gran fiesta editorial a la que concurren cada año millones de argentinos y extranjeros.

Entre otros elementos distintivos de esta versión figuraron los premios a la Trayectoria Editorial 2005, otorgados a los editores Arturo Peña Lillo -quien durante años y contra todas las adversidades logró mantener la única editorial que abrió sus puertas al desarrollo de un pensamiento nacional, que hoy está regresando, en rediciones realizadas con grandes sacrificios- y José Luis Mangieri -quien también con base en desafíos mantiene su editorial de poesía La Rosa Blindada, en la que entre publicó sus primeros libros el poeta Juan Gelman.

Con más de 80 años, Peña Lillo igualmente dijo lo suyo al declararse "sapo de otro pozo" en esa urdimbre del gran poder editorial. Agradeciendo la cortesía de la Fundación del Libro, recordó que su editorial había sobrevivido por ''prepotencia de trabajo'', un término acuñado por el gran escritor argentino Roberto Arlt.

''Mantener la editorial también fue una forma de resistencia contra varias dictaduras, y en momentos en que muchos intelectuales desconocían el lenguaje y el pensamiento que se iba gestando desde lo nuestro", dijo también Peña Lillo a La Jornada.

La odisea de La Rosa Blindada, que dirige Mangieri, es otra larga saga de dificultades y persecuciones, y ahora mismo, cuando la poesía es olvidada por los grandes grupos editoriales, esa editorial continúa abriendo puertas clausuradas para muchos jóvenes.

Recogen voces de inconformidad

Las palabras de Peña Lillo dieron pie al discurso de Cristina de Kirchner, quien reconoció que su generación había abrevado de aquellos textos de debate sobre la necesidad de un pensamiento propio, surgido de esta nación, con las singularidades de su nacimiento y desarrollo.

En este novedoso escenario, el secretario de Cultura, José Nun, también sorprendió al apoyar una idea surgida en varios círculos para la creación de un Instituto Nacional del Libro y recogió -por primera vez en forma tan abierta- algunos reclamos de Carlos Pazos, presidente de la Fundación del Libro.

En el contexto de una feria que resultó para muchos ''más cercana" y más ''viva", el broche de oro de esa noche distinta fue el anuncio de que la Feria Internacional del Libro otorgará el Premio al Mejor Libro publicado durante 2004 al poeta Juan Gelman por su obra País que fue y será. Para una mayoría de escritores esta distinción era una de las viejas deudas de los argentinos con el poeta radicado en México, quien ha recibido, además, los premios Juan Rulfo 2000; el Iberoamericano de Poesía Ramón López Velarde, por primera entregado a un autor no mexicano, así como el Iberoamericano Pablo Neruda, entre otros.

En tanto, cada año se añaden y renuevan actividades, las que han dado a la Feria del libro en Argentina características muy especiales, donde los protagonismos van muchos más allá de los invitados famosos, y están en los talleres y debates.

 
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