Usted está aquí: domingo 10 de abril de 2005 Política BAJO LA LUPA

BAJO LA LUPA

Alfredo Jalife-Rahme

China e India: ¿la gran alianza del siglo XXI?

EU, desplazado por la diversificación de relaciones

Ampliar la imagen Un trabajador muestra billetes de 100 yuanes, que llevan la foto de Mao Tse Tung, en un restaurante de Pek� el viernes 8 de abril FOTO Ap

LA "DIVERSIFICACION" DE las relaciones internacionales está resultando la palabra mágica de la multipolaridad, lo cual se exhibe con mayor ahínco entre los miembros del orden hexapolar en ciernes: Estados Unidos, la Unión Europea y el "BRIC" (siglas de las iniciales de Brasil, Rusia, India y China).

EL MISMO DIA QUE llegaba a India el primer ministro chino, Wen Jiabao, los gobiernos de China y Estados Unidos acordaban por primera vez en su historia (lo que valió los titulares de los periódicos chinos) realizar "consultas regulares de alto nivel", económicas y políticas (The China Daily, 9 de abril), encabezadas del lado estadunidense por Robert Zoellick, su tóxico subsecretario de Estado. El comunicado de la Secretaría de Estado formuló que las consultas bilaterales eran producto del "reconocimiento del papel que juega China en Asia y en los asuntos globales como miembro del Consejo de Seguridad (CS)" de la ONU. ¿No trataba Estados Unidos más bien diluir el alcance de lo que puede derivar, si no en una alianza estratégica, por lo menos en el acuerdo de libre comercio mas importante del planeta entre China e India? Condi Rice, la tigresa de papel (sus bravatas no se aparejan con la triste realidad de su ejército sobrextendido), en su reciente visita a India había tratado de seducirla para que abandone sus lazos con Rusia y los que ahora desea establecer con China. El unilateralismo bushiano se doblega así ante el creciente poderío económico de China, su azorante expansión global y sus vinculaciones con Rusia e India, no se diga con Francia y Alemania, que le confieren una ventaja estratégica a lo largo de Eurasia, que el eje anglosajón intenta balcanizar en varios frentes.

ASI COMO EN física existen "vínculos fuertes" y "vínculos ligeros" entre los electrones de los átomos, la diversificación de las relaciones, en la fase de transición del agónico orden unipolar al incipiente orden hexapolar, se acomoda a los intereses de cada nación que decide el grado de su vinculación, por lo que no hay que asombrarse de que se generen escenografías traslapadas en varios puntos del planeta. Pero también es cierto que al tiempo que se acercan a dialogar entre sí, los miembros del orden hexapolar no cesan de propinarse puñaladas traperas y patadas bajo la mesa, como "EU que empuja a Japón a tener un mayor papel militar" (The China Daily, 9 de abril). No hay que engañarse: la alianza militar entre Estados Unidos y Japón va dirigida contra China, que tampoco se queda con los brazos cruzados y que se ha pronunciado en contra de un asiento permanente para Japón en el CS, además de haber promovido manifestaciones en contra del "revisionismo histórico" de los revanchistas bélicos japoneses, quienes en su nuevo manual de historia para indoctrinar a sus estudiantes escamotean "sus atrocidades cometidas durante la colonización de una parte de Asia" (Le Monde, 9 de abril). Ya es tiempo de que la sociedad civil global -en particular, la europea más civilizada- sea más estricta con los revanchistas nipones y empiece a boicotear sus productos mercantiles mancillados de color escarlata, como reclamaron con razón los jóvenes manifestantes cerca de la Universidad de Pekín. Antes de ingresar al CS, Japón tiene la obligación axiológica, como lo hizo Alemania, de pedir perdón públicamente a los países que afectó, lo cual no parece importunar al unilateralismo bushiano.

A NUESTRO JUICIO, entre otras virtudes varias, una alianza estratégica entre las dos añejas civilizaciones puede llevar a conectar el océano Indico a China, que se evitaría así todos los obstáculos geopolíticos que le ha impuesto el eje anglosajón a través del estrecho de Malaca, donde cruza 75 por ciento del petróleo proveniente del golfo Pérsico hasta el Mar del Sur de China para abastecer también a Corea del Sur y Japón. Más aún, Corea del Sur, molesta por el revanchismo nipón y cada vez más distanciada del unilateralismo bushiano, puede ser abastecida en sus necesidades petroleras por el circuito sino-indio, lo cual dejaría aislado a Japón, que se volvería sumamente dependiente de las "invisibles" veleidades tributarias del eje anglosajón, que, al parecer, controla la piratería en el estrecho de Malaca, bajo el cómodo travestismo del terrorismo islámico de Al Qaeda (un verdadero cuento chino), y que lo puede cerrar de acuerdo con sus intereses coyunturales.

LLAMA LA ATENCION el bajo perfil de la prensa china, así como el obsceno boicot de la prensa anglosajona (y hasta de los multimedia europeos en su conjunto), sobre la visita de cuatro días del premier Wen a India. Son los multimedia de India los que le han dado mayor vuelo a la histórica visita. Haneef Mohamed ("India y China se preparan para el abrazo", The India Daily, 9 de abril) recalca que "India y China reconocen que juntas constituyen una poderosa coalición, desde el punto de vista económico, social, estratégico y militar. Ambas naciones planean resolver temas relevantes con el fin de trabajar unidas en el futuro". Por su parte, Amit Baruah (The Hindu, 8 de abril) asegura que ambos "han programado acordar un protocolo que contenga 'medidas de construcción de confianza' en referencia a la 'línea de actual control'" (Nota: la frontera común en Cachemira).

EL PREMIER WEN emprende una gira notable por cuatro países del subcontinente indio, la región más densamente poblada del planeta: Pakistán, Sri Lanka, Bangladesh e India. Tampoco es gratuito que su visita se haya iniciado en Bangalore, el Silicon Valley de India, justamente para complementar la asombrosa manufactura china con la prodigiosa cibernética india. El inminente anuncio del primer vuelo directo de Bombay a Shanghai (sus respectivas capitales financieras) marca en forma metafórica que las vinculaciones entre ambos serán del "tipo fuerte", y la sinergia similar que pueden desarrollar los dos gigantes asiáticos en varios sectores es susceptible de cambiar la historia del siglo XXI.

HOWARD W. FRENCH ("Indicios de desplazamiento global en el encuentro de China e India", International Herald Tribune, 9 de abril) evalúa correctamente que "existe una gran expectativa de que China e India, que representan la tercera parte de la humanidad, se acercan motu proprio en el mismo momento, con el potencial de un desplazamiento dinámico en la política y la economía del mundo. El impacto en el balance global de fuerzas, la competencia por los recursos y la salud del planeta, ha provocado que varios analistas y líderes políticos se enderecen y tomen nota". Viene la parte nodal: "para el resto del mundo, este desplazamiento puede ser profundo. Para las naciones industrializadas, en los próximos años, puede muy bien significar una mayor presión sobre los salarios, la deslocalización (outsourcing) de un mayor número de empleos y una mayor competitividad en las inversiones. En la mayor parte de los países probablemente llevará a mayores precios en las escasas materias primas". French asienta que la cooperación entre los dos gigantes, desde la exploración petrolera hasta el apoyo por el asiento permanente de India en el CS, pone en evidencia el "envejecimiento europeo", así como los déficit mayúsculos y la sobrextensión militar de Estados Unidos. Se detiene con justeza en las vulnerabilidades de China e India, que no son menores, y expone el "cortejo celoso" de parte de Estados Unidos, que le prometió a India "ayudarle a convertirse en una potencia mayor del siglo XXI". A ver si los muy sagaces indios se comen los cuentos texanos.

DESPUES DEL OMINOSO vaticinio de Goldman Sachs, principal banco de inversiones del mundo, referente a una alza paroxística a 102 dólares el barril de petróleo, la advertencia del FMI sobre un "choque petrolero" seguramente formará parte de la agenda bilateral de India y China, tan dependientes del oro negro.

CON O SIN la ayuda de Baby Bush, India se encuentra en vías de devenir una de las principales potencias del siglo XXI, lo cual se acelerará en relación inversamente proporcional a la decadencia de Estados Unidos que refleja la debacle del dólar.

¿EMPEZO EL MUNDO su transformación el 9 de abril? Desde luego que no. El acercamiento de India y China fue propiciado desde la invasión de Serbia por la OTAN en 1998, cuando el ex primer ministro ruso Yevgueni Primakov lanzó el audaz concepto de la alianza del "triángulo estratégico" entre Rusia, India y China para frenar a Estados Unidos. Las tendencias se han acentuado desde hace ocho años, acicateadas por el unilateralismo bushiano.

EN MEXICO, LA mediocre tríada neoliberal neomercantilista de corte decimonónico de Salinas-Zedillo-Fox, educada para obedecer a sus amos de Washington y no para ejercer un liderazgo regional auténtico que se ejerció antes del funesto ingreso al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, no previó el ingreso manufacturero de China ni el cibernético de India, y menos percibe siquiera, por sus limitaciones consustanciales, la nueva sinergia geoestratégica sino-india, que han percibido los grandes líderes del Cono Sur, quienes entienden perfectamente, en un enfoque braudeliano, de qué lado fluyen las grandes corrientes históricas del siglo XXI.

SI EL CENTRO de gravedad del mundo se desplazó a China en lo que a manufactura se refiere, ¿qué sucederá con la sinergia sino-india en servicios y en manufactura, ya no se diga en tecnología de punta? El centro de gravedad integral habrá entonces asentado sus reales en el corazón asiático de las dos añejas civilizaciones, lo cual se reflejará inevitablemente en poder económico y financiero y, a fortiori, no tardará mucho tiempo en que también se traduzca en el pináculo del poder mundial.

AHORA SE ENTIENDE la tardía clintonización de Baby Bush (The Washington Times, 9 de abril), quien ha empezado a lamentarse, en medio del desplome de su popularidad inflada por los mendaces multimedia, del derrumbe diplomático del imperio unipolar, por lo que recurre ahora a los consejos conjuntos de Daddy Bush, su padre, y Clinton, quienes, desde el tsunami asiático hasta el entierro de Juan Pablo II, no se separan nunca más.

 
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