Usted está aquí: domingo 13 de marzo de 2005 Política Rifondazione Comunista, gran paso atrás

Guillermo Almeyra

Rifondazione Comunista, gran paso atrás

Rifondazione Comunista (RC) es el partido más importante del grupo de la Izquierda Europea en el europarlamento. Es también un partido comunista atípico porque su secretario, Fausto Bertinotti, viene del sindicalismo, del socialismo, del luxemburguismo, pero no del estalinismo, y porque se formó con la confluencia de diversas tendencias del viejo Partido Comunista Italiano, que se oponían a la disolución del mismo, más Democracia Proletaria (a su vez, fruto de una alianza de ex maoístas, ex trotskistas, comunistas católicos, trotskistas de diversas variantes y sindicalistas) y diversos grupitos de la extrema izquierda italiana.

El pluralismo y la apertura de RC a los movimientos sociales (tiene peso entre los obreros sindicalizados y los pacifistas, en el altermundismo antimperialista y en los movimientos que luchan por los derechos civiles y humanos) dieron al partido un papel importante entre la juventud de izquierda y la posibilidad de decidir -con 6 a 8 por ciento de los votos- la victoria o derrota de la coalición de centro izquierda y de centro moderada que quiere remplazar al gobierno conservador-fascista de Silvio Berlusconi.

Hasta su reciente sexto congreso nacional, realizado en Venecia, el partido se declaraba marxista, gramsciano y revolucionario. Pero de ese cónclave salió victoriosa el ala dirigida por Bertinotti (quien reconoce no ser creyente, pero va a la iglesia y se conmueve), que no sólo quitó las referencias al viejo movimiento obrero comunista (al que condenó en bloque junto al estalinismo, como si hubiesen sido una sola y misma cosa), sino también a Gramsci (o sea, al intento de una revolución socialista en Europa occidental) y adoptó la tesis de la no violencia por principio, tratando de unir a Gandhi con el comunismo cristiano.

La nueva mayoría (59 por ciento de los delegados) se apoya en una alianza entre los "notables" del partido y los comunistas católicos, y se plantea como objetivo abrirse a los sectores de la izquierda muy moderada, aunque antiberlusconiana, e inclusive integrar un posible gobierno de la Gran Alianza Democrática (GAD), que es el có-mico nombre adoptado por el heterogéneo grupo de la oposición de centroizquierda (ex comunistas estalinistas, hoy denominados Demócratas de Izquierda; ex comunistas estalinistas deseosos de puestos parlamentarios, autocalificados de Comunistas de Italia; ex socialistas de derecha y democristianos, etcétera).

La oposición en RC (41 por ciento de los votos) es también heterogénea, pues está compuesta por una tendencia trotskista abierta, otra igualmente trotskista aunque ultrasectaria, una más estalinista que adopta la figura del Che como bandera, y por una escisión pequeña del aparato del partido.

La secretaría de RC y su dirección nacional son ahora homogéneas, ya que están totalmente en manos de los triunfadores. La oposición busca coordinar sus esfuerzos contra el grupo dominante, lo cual abre una dinámica de dura lucha interna, agravada por el hecho de que Bertinotti ha dicho que renunciará después de las elecciones generales (¿para ocupar el cargo de secretario del partido de la Izquierda Europea en Bruselas-Estrasburgo? ¿Para aceptar un ministerio importante en un posible gobierno Prodi?).

Pero el hecho de que el partido convierta el problema electoral y su participación en las instituciones (en lugar de la acción en los movimientos sociales) en el eje de su política, y encare la posibilidad de entrar en un gabinete ministerial que, según declaraciones de la GAD, mantendría las tropas en Irak al igual que, en lo esencial, la política económica, cultural y social antipopular del gobierno actual, cava una zanja entre RC y la juventud obrera y popular movimientista y antipartidos.

Su abandono de las referencias políticas comunistas y del discriminante de clase, y el elogio hecho por Bertinotti del congreso socialdemócrata alemán de Bad Go-desber, donde el SPD rompió con el marxismo, hacen presagiar una transformación del cuerpo militante de RC, que se homologa con los ex comunistas transformados en socialdemócratas o social-liberales. Este importante viraje hacia el centro político (o sea, hacia la derecha, porque la "izquierda" en Italia, con excepción hasta ahora de RC, es de centro, ministerialista y posibilista al extremo) transforma profundamente a Rifondazione Co-munista y le quita protagonismo en el campo sindical (¿para qué luchar por RC si la dirección de los DS tiene la misma política?) y entre los jóvenes y los movimientos altermundistas.

El próximo día 19 habrá una gran manifestación nacional de repudio a la guerra contra Irak, pero la misma no fue centro de debate en el congreso (para la dirección actual) ni lo es después del mismo. Ahora bien: o la parte más activa y joven del partido, apoyándose en su militancia en los movimientos sociales, recupera terreno en la acción y borra parte de los resultados del congreso, produciendo de paso grietas en las tendencias más sorprendidas por los cambios y una lenta construcción de una nueva mayoría, o RC corre el riesgo de dejar de ser una anomalía en Europa y se contenta con sobrevivir como pequeña organización resignada a negociar su puñado de parlamentarios y de consejeros regionales y municipales.


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