Usted está aquí: miércoles 23 de febrero de 2005 Política Las eleciones en Irak, "simulación" orquestada por Washington: expertos

"Un dislate, hablar de democracia, legalidad o estado de derecho en un país invadido"

Las eleciones en Irak, "simulación" orquestada por Washington: expertos

La administración Bush busca abrir la puerta al genocidio para eliminar a la resistencia, afirman

ELIZABETH VELASCO C.

Ampliar la imagen Angel Guerra, Jos�teinsleger, Carlos Fazio y Guillermo Almeyra en Casa Lamm FOTO Guillermo Sologuren

Tras las elecciones celebradas en Irak el pasado 30 de enero, que no fueron más que una simulación orquestada por el gobierno de Washington para justificar la ocupación militar del territorio iraquí por 120 mil soldados estadunidenses y sus socios subordinados de otros ejércitos del orbe, las perspectivas para el mundo son sombrías, no sólo porque Estados Unidos y sus aliados se han convertido en las víctimas del caos provocado en el Medio Oriente, sino también porque ante la imposibilidad de controlar la resistencia, el gobierno "fascista" de la administración Bush busca, mediante el terrorismo de Estado o la guerra, abrir la puerta al genocidio para eliminar a los miembros de la resistencia.

A esa conclusión arribaron antenoche los periodistas y estudiosos de la guerra de Irak, Carlos Fazio, Guillermo Almeyra y José Steinsleger, durante su participación en la conferencia Irak después de las elecciones organizadas por el invasor, patrocinada por La Jornada y Casa Lamm.

Almeyra planteó que tras las elecciones, Bush recibió "dos derrotas", porque sus supuestos aliados, sunitas y líderes religiosos chiítas, han pedido "que se vayan los gringos y se elija realmente a un gobierno representantivo".

Es decir, el invasor estadunidense que creyó que iba a ser recibido como el "libertador" de Irak enfrenta ahora una tremenda resistencia en el sur de ese país, en las zonas sunitas y entre los árabes que han sido expulsados por los kurdos en el norte petrolero.

Por su parte, Fazio planteó que fue un dislate discursivo organizar "elecciones" y hablar de "democracia", "legalidad" o "estado de derecho" en un país invadido, cuyas aldeas y ciudades son bombardeadas casi a diario; donde se practica y se experimenta con la tortura científica en masa contra los prisioneros de la resistencia, y en el cual están siendo arrasadas la identidad y la cultura de un pueblo que fue la cuna de la civilización.

Advirtió que a casi dos años de la invasión de las tropas estadunidenses, la ocupación en Irak arroja un saldo nada positivo, lo que ha llevado a expertos de inteligencia de Estados Unidos a comparar la situación con la guerra de Vietnam.

"William Pfaff, del Internacional Herald Tribune, ha destacado que la insurgencia en Irak es muchas cosas, pero, sobre todo, es antiEstados Unidos y nacionalista. El comando estadunidense en Bagdad todavía no conoce totalmente los componentes de la insurrección", citó Fazio.

Y frente al crecimiento de la insurrección, no descartó que Washington instrumente el terrorismo de Estado a la vieja usanza, por medio de un gobierno fantoche y escuadrones de la muerte, mediante la formación de grupos paramilitares apoyados por tropas de elite, para matar y desaparecer a miembros de la resistencia de forma selectiva y masiva.

En medio de ese desastre, dijo Almeyra, como "todo desesperado", Estados Unidos pretende llevar a la práctica un plan que tiene desde antes del atentado del 11 de septiembre, de invadir a Siria e Irán, y pisotea los derechos de los países árabes para fortalecer a Israel con el objetivo de conquistar el petróleo y gas de la zona, darle un golpe tremendo a China, echar a los rusos y franceses -sus competidores- de Medio Oriente, y mantener por medios militares una hegemonía económica y política en declinación.

"Hemos entrado a una transición muy peligrosa, porque puede empezar la guerra", comentó.

En tanto, Steinsleger habló sobre el encubrimiento de los crímenes de guerra del gobierno de Bush, y el debate que recién empieza sobre la tortura y el trato inhumano hacia los prisioneros de guerra, que se encuentran como en los campos de concentración nazis. "Miles de prisioneros son marcados en la piel y llevan en la muñeca un número que los identifica", refirió entre muchos y variados ejemplos que detalló, entre ellos el conocido caso de la soldado Lynddie England, que aparece en una foto donde tiene amarrado con una correa a un prisionero, y que posteriormente justificó la madre de Lynddie, al señalar que ésta "siempre fue impetuosa. De niña le gustaba subir a los árboles".

 
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