Usted está aquí: miércoles 9 de febrero de 2005 Espectáculos Viva, la esencia del Carnaval de Veracruz, pese a la globalización

El Bando de Policía y Buen Gobierno se flexibilizó para dar lugar a los "excesos"

Viva, la esencia del Carnaval de Veracruz, pese a la globalización

Al parecer el aumento de los requisitos burocráticos menguó la participación de las comunicades gay y de sexoservidoras

El mal humor, representado en la figura del alcalde, en festejo paralelo

ARTURO JIMENEZ ENVIADO

Ampliar la imagen Michael Jackson, la Mujer Maravilla y Gandhi, tres de los personajes que se mezclaron con las mujeres ancianas integrantes de las Bastoneras del 14 y las bellezas que cada a�ngalanan esta celebraci�OTOS Arturo Talavera

Veracruz, Ver., 8 de febrero. La globalización, la comercialización, la utilización política y la burocratización administrativa del Carnaval de Veracruz no han podido avasallar las esencias fundacionales de esta fiesta popular de la sensualidad y el esperpento, de lo liberal y lo libertario, y que en muchos momentos de su historia ha tenido que ubicarse en los terrenos de la disidencia moral.

Así, como cada año desde 1925 y con la vista gorda de los ayuntamientos priístas y ahora panistas, por estos días el Bando de Policía y Buen Gobierno de la ciudad de Veracruz se flexibiliza para dar lugar a una "desorganización organizada" y a los "excesos", al parecer más etílicos que sexuales, más bromistas que de crítica política, aunque ésta resurge de vez en cuando, como en la quema del mal humor o el entierro de Juan Carnaval.

Sin embargo, como se ha observado el pasado fin de semana, por los rumbos del centro histórico, el malecón o la costera, la sensualidad local emerge en el baile espontáneo u organizado, o en los roces generados por la convivencia de más de millón y medio de habitantes y visitantes que abarrotan desfiles, espectáculos, antros, plazas y calles.

De ahí que las autoridades estatales priístas y municipales panistas hayan tenido que adaptarse a la realidad y distribuir gratuitamente unos 50 mil condones, según cifras oficiales.

"Como parte de su cultura, en los carnavales los veracruzanos se rozan, se tocan, aunque la vocación local por la sensualidad persiste a lo largo del año. Aquí tenemos hasta más de 90 por ciento de humedad, y el sexo es algo húmedo. No se puede borrar la humedad durante el carnaval. Los carros alegóricos de mayor atracción son los que presentan mujeres y hombres con poca ropa."

Habla el investigador Miguel Angel Montoya, especialista en el tema del carnaval y con una tesis de maestría sobre los "festejantes invisibles", aquellos participantes provenientes de los sectores sociales marginales y que no cuentan con apoyos institucionales ni mediáticos a su entrega festiva.

Ejemplos de ellos son El Gandhi o varias de las ancianas integrantes de la legendaria comparsa Bastoneras del 14, como doña Encarnación Hernández, considerada la "abuelita" de la unidad Infonavit Buenavista y cobijada por la comunidad ante su situación de orfandad y pobreza.

"Esos personajes que tanto han aportado a la cultura popular porteña sólo son utilizados políticamente para hacerles homenajes, pero no se resuelve su situación", critica Montoya.

Dirigido durante 30 años por doña Alicia García Rodríguez, las Bastoneras del 14 surgió en 1967, pero entre sus primeros integrantes hubo personajes como Eduarda Sáenz, Doña Lala, quien vestida de pirata participó en comparsas desde 1927.

Algunas de esas ancianas no tienen familiares. "Son mujeres solas que viven en casas de otras mujeres que participan en las comparsas. Ahí se observa el carácter comunitario y de hermandad que también tiene el carnaval", comenta.

La Huaca se rearticula

Las intenciones oficiales de convertir al Carnaval de Veracruz en una fiesta popular light y permeada por la excesiva visibilidad de las marcas comerciales no son desdeñables si se considera las raíces hondas de este fenómeno social, económico, político y cultural.

Sucede que aquí el carnaval, fundado por organizaciones sociales y sindicales en 1925 pero con lejanos orígenes míticos en la antigüedad griega y romana, la Colonia y el siglo XIX, se nutre del profundo sentido cultural que la fiesta callejera tiene para el pueblo porteño, dueño de un incalculable "capital simbólico".

Si bien el carnaval se fundó hace 80 años, entre los antecedentes inmediatos se cuenta el surgimiento en 1918 de la comparsa Ku Kux Klan Dancing Club, que hacía sus parodias sociales y políticas acompañada de una orquesta de jazz band.

Otro factor fue la importante huelga inquilinaria, encabezada por el dirigente anarcosindicalista Herón Proal y uno de cuyos sectores sociales más fuertes era el de las prostitutas, que ha ritmo de foxtrot coreaban mientras desfilaban por las calles porteñas: "Que me rasquen el cus-cus, que me rasquen el cus-cus, que me quiten esta pinche comezón"

Contrario a lo que podría pensarse, y debido a la capacidad de transformación del carnaval, a muchos no les preocupa demasiado el avasallamiento de esa fiesta por parte de la globalización, como a la historiadora Gema Lozano (La Jornada/13 de febrero/ 1999) o al propio Montoya.

Para éste último, "es imposible que la cultura escape a ella, aunque siempre hay espacios que se salvan". De cualquier modo, dice, si la globalización o los controles burocráticos aumentan los festejantes buscarán sus propios "refugios" al interior de la fiesta para hacer lo que quieran.

Así, mientras por un lado las casas de madera del legendario barrio de La Huaca, fuente de peloteros, músicos y cultura popular, comienzan a ser remplazadas y parece provocarse una desarticulación social y de identidad, por otro lado el símbolismo de esa vecindad se ha ampliado a otros ámbitos del puerto y provocado una rearticulación.

Y es que, por ejemplo, la mayoría de los integrantes de las comparsas de soneros y salseros, como Los Elegantes de La Huaca o Estrellas del Barrio, no viven en esa zona de la ciudad pero ensayan ahí y tiene fuertes nexos de identidad con el lugar.

"La Huaca mantiene una identidad y solidaridad de barrio muy fuertes, pero además su influencia se ha ampliado a otras zonas de la ciudad", comenta Montoya.

Carnaval paralelo

Unas veces con mayor presencia que otras en los tradicionales desfiles de carrros alegóricos, comparsas, grupos de bastoneras, de música o de batucadas brasileñas averacruzanadas, las comunidades gay de Veracruz ahora parecen estar a la baja, pese a contar con un reconocido nivel de organización, al igual que las sexoservidoras y los sexoservidores. Entre las causas figuran el aumento de los requisitos burocráticos que frena la participación espontánea.

Otro factor que ha obstaculizado la tradicional participación directa y espontánea de los cientos de miles de espectadores durante el desfile de carros alegóricos, comparsas soneras, batucadas brasileñas y personajes burlescos ha sido la creciente instalación de gradas, que impiden el acercamiento entre el público y los festejantes.

El caso de las gradas a lo largo de la costera Manuel Avila Camacho ha generado además una disputa entre sectores sociales populares y pudientes, pues con costo de entre 30 y 140 pesos se han convertido en gran negocio con lugares para 350 mil personas a lo largo de casi cinco kilómetros.

Aunque ese mismo asunto ha generado, por otro lado, fenómenos como el "carnaval paralelo de las gradas", organizado por los vendedores de espacios de barrios como La Huaca y del que han surgido reinas y reyes feos alternativos.

Un monigote en cenizas

Este 2005 se hizo también una "quema del mal humor" paralela que convirtió en cenizas un monigote que representaba al anterior alcalde José Ramón Gutiérrez, también panista y quien es criticado, dicen los porteños, por su "mal gobierno".

Esa tradición de crítica política, escarnio y "justicia popular" del carnaval, que en otros años ha quemado a ex presidentes como Carlos Salinas o personajes como George Bush o Bin Laden, contrasta con la actitud gubernamental de estos días, pues durante la "quema oficial" el ayuntamiento panista determinó que no hubiera un destinatario, lo cual fue muy criticado.

De cualquier modo, la fiesta del Carnaval de Veracruz continúa y este miércoles, luego de los dos últimos grandes desfiles del martes, se quemará a Juan Carnaval, quien deberá dejar, en décimas, un testamento que se espera no esté exento de crítica política.

Aunque si esta vez también se evade la tradición, ya será para otra ocasión. Porque, como dijo a La Jornada doña Natalia García Regueira en pleno desfile, mientras con sus 65 años bailaba al lado de sus compañeras de las Bastoneras del 14: "El carnaval tendrá larga vida, pues somos el pueblo veracruzano quienes lo hacemos crecer".

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.