México D.F. Viernes 12 de noviembre de 2004
José Cueli
Aprender a morir
Aprender a morir, aprender a vivir, estas fueron prácticamente las últimas reflexiones del notable y controvertido filósofo francés Jacques Derrida. De ello habló en la última entrevista con la prensa a tan sólo unos días de su muerte.
Falleció a los 74 años dejando una obra vastísima y compleja que muchos calificamos de importantísima contribución histórica al dejar abierta una riquísima veta de pensamiento para continuar el trabajo y la reflexión en torno de ella.
Al proponer la deconstrucción, en sus propias palabras: ''Se trata de poner en evidencia todas las piezas que componen un edificio quitándoles el cemento (...) El sentido de un trabajo que quiere hacernos analizar mejor nuestra sociedad".
Sus múltiples textos irritaban a muchos. Recordemos por ejemplo la crítica de George Steiner cuando califica a Derrida de ''saltimbamqui en el vacío". Irritaba tanto como irritó y sigue irritando inclusive a muchos sicoanalistas el pensamiento y la obra de Sigmund Freud. Tal parece que ni aun cuando nos calificamos de científicos y/o intelectuales no toleramos que nos confronten con la muerte, la finitud, la indefensión y la verdad. Preferimos fórmulas edulcoradas que mantengan nuestro narcisismo y omnipotencia a flote.
Derrida se negó a ello y rechazó la metafísica logofonocéntrica de la cual se derivan muchos de los graves problemas que hoy vive la humanidad; corrupción, hambruna, delincuencia, deshumanización y terrorismo. Revisó y conoció a fondo la obra de sus brillantes predecesores; desde los griegos hasta los contemporáneos y de ellos, el más cercano, Martin Heidegger. Pero fue más allá y llevó la crítica hacia la filosofía e inclusive al sicoanálisis con un fondo, valga la palabra compuesta deconstructivo-constructivo.
Lanzó retos a ambas disciplinas que todavía quedan en el aire en espera de ser retomados. Pero no hay mucho tiempo, la crueldad, enfermedad de nuestro tiempo y madre de muchos de los desastres que estamos viviendo fue un tema que le ocupó y preocupó y en uno de sus textos incita al sicoanálisis a seguir esa línea de investigación.
Habiendo escrito más de 80 textos e impartido muchísimos seminarios en Europa y Norteamérica, otro de los temas en los que estaba inmerso en los años recientes fue el del viejo continente diciendo, entre muchas otras cosas, lo siguiente: ''La laicidad y la justicia social, por ejemplo, son herencia de Europa''. Se preocupó hasta la desesperación por la política ''suicida y desastrosa de Israel".
Entre todos sus textos hay algunos que marcaron un hito y para quien supo o quiso entender lo que trataba de decir resultan trabajos teóricos que no debemos olvidar, como Mal de archivo, Políticas de la amistad, Espectros de Marx, La escritura y la diferencia y Estados de ánimo del piscoanálisis, por mencionar algunos.
Para él, como comenta en la entrevista a la que aludí al principio, desde Platón sigue vigente la vieja injunción filosófica: Filosofar es aprender a morir. En esa charla se centra prácticamente en Espectros de Marx, texto que es piedra angular de su obra dedicado fundamentalmente a la cuestión de ''una justicia por venir". Allí nos dice: ''Alguno, usted o yo, avanza y dice: yo quisiera aprender a vivir al fin".
El entrevistador lo interroga a este respecto enunciado hace más de 10 años y Derrida responde: ''Aprender a vivir tendría el significado de aprender a morir, y a tomar en cuenta, por aceptarlo, la mortalidad absoluta (sin salud, ni redención ni resurrección), ni para el sí ni para el otro".
En lo que sí creía es por lo que tenemos que trabajar y a ello apuntan muchos de sus textos a que en vez de tanta injusticia social, violaciones de los derechos humanos y tanta crueldad por parte de dirigentes y políticas opresivas y crueles pudiésemos optar por una vida digna de ser vivida.
Por tanto, en mi opinión creo que debemos ''hacer trabajar" al espectro y la obra de Jacques Derrida en una forma verdaderamente exegética.
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