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México D.F. Viernes 12 de noviembre de 2004

Gabriela Rodríguez

El regreso del puritanismo

El triunfo de George W. Bush y de los republicanos es en gran medida producto del regreso al puritanismo. Tal como muestran algunos sondeos, los "valores morales" fueron argumentos decisivos para que muchos estadunidenses votaran en esa dirección. Una iniciativa en la boleta electoral en Ohio para prohibir el matrimonio entre personas del mismo sexo fue crítica para lograr que los partidarios de Bush acudieran a las urnas. Como afirmó el líder prolife James Dobson (el Jorge Serrano de allá): "Creo que los cristianos estaban convencidos de que este país estaba encaminado en la dirección equivocada y de hecho estaba al borde de la autodestrucción (...) creo que mediante la oración y la participación de millones de evangélicos y protestantes y católicos mainstream, Dios nos ha concedido un respiro". Los conservadores, añadió, ahora tienen cuatro años para aprobar una enmienda constitucional que prohíba el matrimonio entre personas del mismo sexo, detener el aborto y la investigación de células madre embriónicas y, sobre todo, rehacer la Suprema Corte. Ahora la administración Bush necesita ser más agresiva en seguir esos valores, y si no lo hace, creo que pagará el precio en cuatro años" (Reforma, 6/11/04).

Sólo hay que ver las políticas sobre el matrimonio y la familia en Estados Unidos, la obsesión por fomentar el matrimonio es casi cómica, si no fuera porque es real y ha logrado transformar leyes federales y estatales, y financiamientos internacionales. Se trata de promover el matrimonio heterosexual, especialmente entre los pobres y la clase trabajadora.

La Ley de Reforma de Beneficios Sociales señala: "El matrimonio es una institución esencial de una sociedad exitosa que fomenta los intereses de los niños". Entre otros objetivos se trata "de terminar con la dependencia de beneficios gubernamentales de padres necesitados, promoviendo capacitación para el empleo, trabajo y matrimonio, de alentar la formación y manutención de familias con dos padres (Welfare Reform Act de 1996). Se ofrecen apoyos económicos sustanciales a los estados que disminuyen sus tasas de ilegitimidad y de aborto, y lograr que los padres que tienen niños que nacen fuera del matrimonio paguen el sustento de sus hijos. En 2002, la administración Bush publicó el documento Trabajando hacia la independencia, en el cual se queja de que los estados parecen no haber hecho mucho desde 1996 para promover el matrimonio, y propone ofrecerles más de 200 millones de dólares anuales, específicamente designados para "desarrollar enfoques innovadores para la promoción del matrimonio sano y la disminución de nacimientos fuera del matrimonio". Esta visión ha sido llevada a la ONU, donde, junto con la Santa Sede, se ha estado intentando incluirla en acuerdos internacionales por más de una década, y muy directamente con la administración actual: en la Sesión Especial de la Infancia de 2000, en la de VIH/sida de 2001, en la de la OPS de 2003, y en las de Cairo +10 del presente año.

En relación con la supuesta preocupación por el aborto, la posición de la Casa Blanca en cuanto a que "Estados Unidos apoya la vida inocente desde la concepción hasta la muerte natural" (ONU/Bangkok, 2002) en contradicción directa con la Constitución de ese país, llevaría a prohibir el aborto y algunas formas de anticoncepción (el DIU y la anticoncepción de emergencia).

Lo que está en juego es la posibilidad de las mujeres de controlar su fertilidad y su vida. La táctica clásica ha sido que la "salud familiar" remplace la salud de personas (especialmente su salud reproductiva), y con ello ir eliminando el derecho a la salud y la obligatoriedad de los estados a garantizarla.

Los políticos mexicanos quieren reproducir estas políticas, miembros destacados del actual gabinete -dos de los cuales son miembros de la tenebrosa asociación llamada Yunque (señalados por el periodista Alvaro Delgado, y fácilmente reconocibles por su mirada torva)- se han destacado por su dinámica participación en actividades que replican esta agenda.

Ana Teresa Aranda, directora del DIF nacional, ha decidido presentar el tan esperado Diagnóstico de la familia mexicana en un acto no oficial y seudo religioso, convocado por la Unión Nacional de Padres de Familia (agrupación que viene oponiéndose a la educación laica desde 1917), en el 87 congreso nacional Familia y Educación ante los Desafíos del Siglo XXI, el cual será inaugurado conjuntamente por Norberto Rivera Carrera y Reyes Tamez Guerra, secretario de Educación (juntos el obispo y la SEP). El mismo día se realizará el tercer encuentro Familia Mexicana: Familias en Movimiento con Valores Firmes, encabezado por Josefina Vazquez Mota y Francisco Barrio Terrazas, en colaboración con el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, en el que habrá conferencias con temas de gran vigencia: "Parejas sedientas de felicidad", "El valor de la familia en el México actual" y "Política y familia".

El regreso al puritanismo es una justificación ideológica necesaria ante el enriquecimiento de una elite y la depauperización de las clases pobres, tal como ocurrió en los orígenes de la revolución puritana de 1630. "La persecución de adúlteros y sodomitas también fue una forma de distraer a la gente, y base para la conquista de América (...) los puritanos ingleses creían que el mundo existe no para disfrutarse, sino para ser conquistado. Solamente el conquistador merece el nombre de cristiano" (Tawney, Religion and the Rise of Capitalism,1998).

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