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E C O N O M I A
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México D.F. Miércoles 27 de octubre de 2004

Adrián Lajous

Precio del petróleo y discrecionalidad presupuestal

Durante el proceso de formulación y discusión del proyecto de presupuesto federal para 2005 el precio del petróleo crudo ha seguido aumentando y hay una alta probabilidad de que esta tendencia continúe después de su aprobación. La premisa de precios de exportación del crudo propuesta por la Secretaría de Hacienda de 23 dólares por barril ha sido rebasada por la evolución de los mercados y por las expectativas de los principales agentes económicos. El cálculo de Hacienda supone una reversión abrupta e inmediata del actual nivel de precios. Tal vez la insistencia del gobierno en mantener un precio tan bajo obedezca a su intención de disponer de un mayor poder discrecional en el manejo del gasto federal, para hacer frente a presiones económicas y políticas, internas y externas, que pudieran surgir en el transcurso del próximo año. Entre éstas destaca la posibilidad de un menor crecimiento de la economía global y, en particular, de la estadunidense.

El viernes pasado, al cerrar el mercado de futuros de Nueva York (Nymex), la cotización del West Texas Intermediate (WTI) registró un récord histórico de 55.17 dólares por barril. Se cumplieron así seis semanas con precios promedio superiores a los 50 dólares y todo parece indicar que el mercado pronto pondrá a prueba el umbral de los 60 dólares. Más importante aún es que los precios a futuro siguen a la alza. El promedio de las cotizaciones para 2005 ascendió a 50.85 dólares por barril y la cotización para diciembre de 2008 supera los 40 dólares. En el Mar del Norte el precio del crudo Brent se ha comportado de manera similar: el viernes pasado cerró a 51.25 dólares por barril. Con la debida prudencia, los pronósticos de precios para 2005 de los principales bancos de inversión también se han venido ajustando al alza, la mayoría de ellos se ubican entre 40 y 48 dólares por barril, pero también reconocen el riesgo de que estos se queden cortos. El Departamento de Energía de Estados Unidos pronostica un precio promedio del WTI para 2005 superior al que espera para 2004.

A finales de la semana pasada el precio estimado de la canasta mexicana de crudos de exportación fue de 42.18 dólares por barril. En lo que va del año la mezcla de exportación supera los 31 dólares y tiende a converger a los 32 al cierre del año. Estas cifras son muy superiores a las premisas presupuestales propuestas para 2004 y 2005 de 20 y 23 dólares por barril, respectivamente. El incremento de precios se ha producido a pesar de la brecha creciente entre la valoración de crudos ligeros y dulces que sirven de referencia internacional, y los amargos y pesados que predominan en la mezcla mexicana. La diferencia de precios entre el WTI y el crudo Maya se ubica actualmente en torno a los 14.50 dólares por barril, nivel nunca antes visto.

La industria petrolera internacional enfrenta profundos desequilibrios que, junto con factores coyunturales, explican el comportamiento reciente de precios. Altos niveles de utilización de la capacidad de producción primaria y de refinación han restado flexibilidad al sistema petrolero mundial; cuellos de botella en el transporte de crudo y productos han elevado tarifas marítimas que fragmentan mercados y agudizan desequilibrios regionales; limitaciones de infraestructura -ductos, terminales, tanquerías- no amortiguan adecuadamente perturbaciones en otros eslabones de la larga cadena logística que caracteriza a una industria verdaderamente global. En estas condiciones, incluso eventos climatológicos adversos pueden tener severas consecuencias, como fue el caso del huracán Iván. La industria petrolera ha perdido temporalmente la flexibilidad que requiere para garantizar un suministro petrolero confiable. Por otra parte, la multiplicidad de tensiones geopolíticas ha agudizado el sentimiento de vulnerabilidad de la oferta global.

Nunca es fácil desentrañar los efectos de fenómenos coyunturales de aquellos de carácter estructural, de más larga duración. Es posible que el mercado haya sobreajustado los precios del petróleo al responder a acontecimientos políticos o como resultado de actividades netamente especulativas. De ser así, más adelante habrá una corrección de precios. Sin embargo, el efecto compuesto de restricciones al crecimiento de la producción primaria y de productos petrolíferos destilados explica un cambio más fundamental en el comportamiento del mercado. Ambos desequilibrios son fruto de la sub-inversión en la industria petrolera y reflejan problemas geológicos, económicos e institucionales. Todo esto ha resultado en precios altos a corto y mediano plazos y en expectativas de precios de largo plazo que han pasado de un rango de 20-22 dólares por barril a 30-35 dólares. Es difícil precisar la magnitud del sobre-ajuste de precios pues no es posible identificar aún el techo que alcanzarán en los próximos meses.

Es factible que en este invierno aumente la volatilidad de los precios del crudo y de productos, en especial los de destilados intermedios -diesel, gasóleo para calefacción y turbosina. La demanda de estos productos continúa creciendo de manera acelerada mientras que sus inventarios han descendido a niveles excepcionalmente bajos. Es usual que los estadunidenses complementen la producción de sus refinerías con destilados intermedios importados de Europa. Sin embargo, dicho flujo trasatlántico podría resultar insuficiente en esta temporada invernal. Las exportaciones rusas están bajando debido a la expansión de la demanda interna en ese país y en Alemania la demanda también ha aumentado rápidamente. Esto explica que el precio del gasóleo para entrega en diciembre haya subido el viernes pasado a un nivel record de 1.60 dólares por galón. Explica también el comportamiento del precio del gas natural -un sucedáneo parcial- en Estados Unidos. Ese mismo día en el Nymex, la cotización para entrega en diciembre de gas natural fue de 8.99 dólares por millón de BTU y los precios para el primer trimestre de 2005 se ubicaron por arriba de los 9 dólares, no obstante los elevados inventarios de gas. En fechas recientes, los altos precios de los destilados intermedios han impulsado los precios del crudo. Un invierno frío podría afectar el frágil equilibro entre la demanda y la oferta petrolera, y provocar que los precios se disparen nuevamente.

El riesgo de un shock de precios aumenta conforme pasa el tiempo y los precios se mantienen por arriba de los 50 dólares. La magnitud del incremento extraordinario de precios y su duración lo definen, así como sus consecuencias potenciales. Estas, a su vez, son determinadas por las condiciones económicas prevalecientes, el estado que guardan los mercados de energía y el paquete de políticas públicas que dan respuesta al incremento de precios. Han aparecido ya los primeros síntomas de que los altos precios del petróleo están afectando su propia demanda y el crecimiento económico global.

El ritmo de expansión de la economía estadunidense está disminuyendo. Se han publicado las primeras revisiones a la baja de los pronósticos de crecimiento de esta economía y es probable que pronto aparezcan pronósticos más pesimistas. La magnitud sin precedentes de sus déficit fiscal y de la cuenta corriente de la balanza de pagos, así como los altos niveles de endeudamiento personal y el comportamiento de los consumidores, son motivo de preocupación creciente. Estos desequilibrios hacen a la economía estadunidense vulnerable a shocks externos como el del petróleo. Un lento crecimiento económico en Estados Unidos en 2005 tendría un impacto mayor sobre los balances macroeconómicos de México que el ajuste de los precios del petróleo de 30 a 23 dólares por barril. Es la primera de estas contingencias la que debe preocupar más a la Secretaría de Hacienda.

En las actuales condiciones del mercado, sería razonable adoptar una premisa presupuestal de 30 dólares por barril para la mezcla de crudo de exportación. El 22 de octubre pasado la cotización promedio del WTI para entrega en 2005 fue de 50.85 dólares. Si a este precio se le aplica un descuento arbitrario de 10 por ciento y se le restan de manera generosa 15 dólares por la diferencia de precios entre la mezcla mexicana y el WTI, la cifra resultante es de 30.76 dólares por barril. Si la Cámara de Diputados acordara un precio inferior a los 30 dólares -pero superior al propuesto por Hacienda- con objeto de acotar la discrecionalidad del Ejecutivo, deberá establecer reglas claras y transparentes para la asignación de los recursos adicionales que llegaran a obtenerse como resultado de mayores precios del petróleo crudo. Este margen daría alguna flexibilidad a las autoridades para hacer frente a la incertidumbre y los riesgos que entrañan las perspectivas económicas para 2005.

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