Jaime Martínez Veloz

ƑDónde está el árbitro?

Dentro de la clase política nacional parecemos estar atrapados en una espiral de ajustes de cuentas y venganzas que a lo único seguro que conduce es a la polarización irremediable de posiciones; se carece de espíritu de conciliación y está ausente la voluntad de alcanzar acuerdo alguno. Esta maniobra distractora pretende desviar la atención ciudadana del desastre que ha significado el fracaso del gobierno de la alternancia. En su lógica de lucha despiadada por el poder, es comprensible que la administración federal esté intentando conducirse con acciones que remedan usos pasados de administraciones cuestionadas.

En su primer año de gobierno y para legitimarse, la administración de Salinas de Gortari encarceló a Joaquín Hernández Galicia, La Quina, y de paso desarticuló su poder dentro del sindicato petrolero. Asimismo, detuvo a José Antonio Zorrilla, a quien acusaron del asesinato del periodista Manuel Buendía. Con actos de esa naturaleza, el gobierno salinista adquirió prestigio luego de las cuestionadas elecciones de 1988.

Ernesto Zedillo se atrevió a meterse con la familia de su antecesor, y al encarcelar al hermano incómodo pudo sortear en parte el masivo descontento por la brutal crisis de diciembre de 1994. Pero tanto en este caso como en el anterior, las respectivas administraciones golpeaban a figuras muy desprestigiadas, en una suerte de espectáculo para las masas, que agradecían las cabezas decapitadas. Asimismo, estas demostraciones de fuerza las realizaron tanto Salinas como Zedillo al principio de sus administraciones.

Pues bien, Ƒcuál es el equivalente golpe de fuerza del gobierno federal para legitimarse? Pretender destruir a su principal adversario político, López Obrador; y semejante acción la quiere ejecutar en el cuarto año, cuando el desprestigio panista ya nadie lo detiene. El gobierno federal debería recordar que Porfirio Díaz encarceló a Madero, hecho que contribuyó a desatar la violencia fratricida de 1910. Los perredistas capitalinos han cometido errores garrafales, solos se tropiezan con las cubetas, pero han encontrado en las torpezas y los burdos ataques del gobierno federal a su mejor aliado. Los enemigos del "populismo" entregan anualmente sin chistar casi 50 mil millones de pesos del erario a los banqueros trasnacionales. El paternalismo no se ha ido, sólo cambió de dirección, ahora no se benefician campesinos, obreros, colonos y estudiantes, sino banqueros y empresas trasnacionales.

En su ofensiva, el gobierno federal se hace acompañar de un concepto que, ya de tan invocado, aburre y ha dejado de tener cualquier viso de seriedad, el "estado de derecho", moderno becerro de oro en un sistema donde las instituciones están construidas para resguardar el privilegio y el abuso de los poderosos. Llamar a respetar el estado de derecho mientras la frontera norte se desangra entre ejecuciones, vendettas y secuestros, mientras los grandes defraudadores del Estado mexicano gozan de impunidad y se entrega territorio, recursos y honra a las trasnacionales de la energía en Baja California a cambio de migajas (sólo como botón de muestra), no es más que hipocresía. Y bueno, recordemos que en regímenes como el mexicano, el Estado persigue a sus enemigos, no a los criminales.

Ahora, para justificar el estrangulamiento financiero del Distrito Federal, bajo el pretexto de la equidad fiscal, PRI y PAN pretenden beneficiar a sus gobiernos afines: Nuevo León, México, Jalisco y Baja California, porque los recursos ni siquiera irían a entidades con miseria extrema. Tan burda es la maniobra que analistas enemigos acérrimos de López Obrador han resaltado la motivación política de las intenciones.

ƑCuál era la urgencia por apresurar los tiempos? ƑCuáles son las motivaciones para romper los códigos de convivencia social? Santiago Creel afirma que la Secretaría de Gobernación no está inmiscuida en la difusión de las conversaciones entre perredistas. Si está involucrado es malo y si no, es pésimo, él es responsable de la política interior, no "Juan de los Palotes". Institucionalmente es el árbitro, pero más parece aprendiz de rudo encapuchado. Le quedó grande el cargo.

Los habitantes del DF que votan por la izquierda han entendido el mensaje de PRI y PAN: la capital azteca es un bastión del perredismo, es una plaza perdida para ellos, y los habitantes deberán pagar el precio de su preferencia electoral; "Ƒpor qué tener consideración con los chilangos perredistas?", parece ser la consigna de blanquiazules y tricolores. En la realidad, la llamada descentralización educativa para "el Distrito Federal" no es otra cosa que un auténtico bloqueo económico gestado por PRI y PAN aun cuando de paso desquicie a los capitalinos.

Ojalá que el Senado guarde la compostura que la Cámara de Diputados no tuvo.

P.D. Carnicero de hoy, res del mañana: Viejo dicho popular.