La migración de kurdos y marroquíes, la guerra y el sexo, temas en la Sección Oficial

Roma se perfila como una de las cintas más sólidas del festival de San Sebastián

ARTURO JIMENEZ ENVIADO

San Sebastian, 19 de septiembre. La migración indocumentada de kurdos y marroquíes hacia Europa, el sexo explícito mezclado con la pasión por los conciertos de rock, la violencia en Dinamarca como secuela posbélica en Afganistán y los recuerdos felices y dolorosos de un escritor argentino autoexiliado en España figuran entre los temas del maratón cinéfilo que arrancó de lleno en el 52 Festival Internacional de Cine de Donostia-San Sebastián.

A todos esos mundos recreados se refieren las primeras cinco películas de las 16 que compiten en la Sección Oficial por la Concha de Oro del Zinemaldia (festival de cine, en vasco), y que son: Clandestino, dirigida por el francés Francois Dupeyron; Nine songs, del inglés Michael Winterbottom; Brothers, de la danesa Susanne Bier; Tarfaya, del marroquí Daoud Aoulad-Syad, y Roma, del argentino Adolfo Aristarain y que hasta el momento se perfila como uno de los trabajos más sólidos.

Y es que aparte de las 19 películas de la Sección Oficial, de las que 16 compiten por la Concha de Oro, y de otras secciones como Zabaltegui y Horizontes Latinos, con 35 y 30 cintas cada una, se realizan tres retrospectivas: de Woody Allen, con 44 títulos; de Anthony Mann, con 38; y, con 34, Incorrect@s, ciclo ubicado en la provocación, la disidencia y la vanguardia.

La coproducción española-argentina Roma, de Aristarain, recibió los aplausos quizá más animados de este día. Y es que la cinta del argentino, ganador de la Concha de Oro en 1992 con Un lugar en el mundo, lleva a buen término el personaje de un escritor argentino (José Sacristán) autoexiliado en España y que, ayudado por un estudiante de periodismo y escritor en ciernes (Juan Diego Botto), tiene que redactar su autobiografía para una editorial. De ahí nacerá, en flash back, las varias historias de la historia de su vida y de su país, de los años 50 a los 70: su infancia, su juventud, la dictadura; todo, permeado por el amor a los libros, la música, el cine y la figura generosa de su madre, llamada Roma.

Aristarain, considera que no hay un boom del cine argentino, sino alguna gente que sabe contar historias, "como siempre", reconoció que esta cinta posee tintes autobiográficos, principalmente de la infancia, pero que sobre todo es una exploración de la relación madre-hijo.

"Siempre cuento historias de la relación padre-hijo, pero nunca he hablado de la formación de una persona, en la que tiene importancia vital la madre."

De nueva cuenta Francia demuestra la delantera que lleva a los demás países de Europa al retomar una vez más el tema de la inmigración indocumentada. Francois Dupeyron con Inguélézi (Clandestino) aborda la historia de un migrante kurdo y una mujer francesa.

En Brothers la cineasta danesa Susanne Bier recrea la violencia en una familia común en su país a partir del personaje de Michael, un militar enviado a Afganistán en una misión de la ONU y que debe tomar una decisión grave para salvar su vida.

"En Dinamarca estamos en guerra. Para algunos, la guerra empezó después del 11-S, para otros, tras la invasión a Irak. Dinamarca es un país pacífico y la guerra es una noción extraña, pero hay 40 mil personas en el Ejército y era muy urgente abordar este tema en el cine", declaró Bier.

Aparte de representar la posibilidad de hacer buen cine en Marruecos, Tarfaya, de Daoud Aoulad-Syad, refleja lo que se puede hacer con pocos recursos: contar una historia interesante. De esta coproducción de Francia y Marruecos, el director dice: "La película no es una denuncia de la migración, sino un problema grave que vivimos en mi país y que se está convirtiendo en problema universal".

La presentación de Nine songs, del inglés Michael Winterbottom, entró con el pie derecho a la polémica, pues al finalizar cosechó tanto aplausos como chiflidos. La historia aborda la relación sexual de una pareja que durante un año asiste a nueve conciertos de rock de, entre otros, Primal Scream, Franz Ferdinand y The Black Rebel Motorcycle Club.

"No es una película pornográfica, sino una historia de amor con mucho sexo", argumentó Winterbottom. Y dijo no entender por qué no puede mostrarse el sexo explícito en una película, "si el sexo es parte importante de cualquier historia de amor".