Opinión de especialistas

Naciones de AL, libres, pero sumidas en la necesidad

JOSE ANTONIO ROMAN Y ROSA ELVIRA VARGAS

Al tiempo que conquistó el derecho de gozar elecciones libres, limpias y periódicas, con un amplio espectro de libertades políticas, América Latina enfrenta hoy graves problemas sociales, con profunda desigualdad social, altísimos problemas de pobreza y crecimiento económico insuficiente, además de una pérdida de la autonomía de los estados. Así, los pueblos de la región viven una extraordinaria paradoja, en la que tienen amplias libertades, pero viven en la pobreza.

Lo anterior se expresó en el primer día de trabajos del seminario internacional Democracia, política y Estado, en el que, pese al reconocimiento de los problemas que se dan en la democracia y ante las tentaciones de regresar a etapas ya superadas, se pidió no olvidar todo lo acontecido en la "larga noche del autoritarismo", en la que privaron asesinatos, desapariciones y torturas.

En las dos sesiones de ayer, los diversos panelistas debatieron sobre el papel de la política como instrumento para coadyuvar y guiar los procesos de desarrollo en América Latina y hacer viables las aspiraciones sociales de la ciudadanía. Ello, en torno a la reducción de la pobreza y la desigualdad, la expansión y el mejoramiento del empleo, y la solidaridad. Además se hizo énfasis en la importancia de construir sociedades incluyentes en las cuales se combinen las libertades políticas con el desarrollo social y la redistribución del ingreso.

"Salto portentoso"

Dante Caputo, director del Informe sobre la democracia en América Latina, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) -documento que sirve de base a la discusión del seminario-, dijo que la región ha pegado un "salto portentoso" en materia de libertades y de conquista de la democracia electoral. "Nunca hubo tanta democracia en tantos lados, durante tanto tiempo en nuestra América Latina."

Pero a esta realidad también está presente otra, que es la pobreza y los niveles altos de desigualdad, a tal grado que hay quienes piensan que la democracia, la pobreza y la desigualdad forman ya un triángulo. El ex canciller argentino se preguntó si puede aún la democracia electoral subsistir con estos niveles de pobreza y desigualdad.

Por su parte, José Woldenberg, uno de los ponentes principales, señaló que América Latina vive una situación compleja, pletórica de urgencias y riesgos, de amenazas a la gobernabilidad, de rezagos y desigualdades, pero también de potencialidades para resolver los pendientes de la democracia con el propósito de hacerla cada vez más pertinente y eficaz, menos frágil y vulnerable.

Los pueblos de la región están obligados a consolidar las prácticas políticas democráticas recientemente adquiridas, sin dejar de impulsar la modernización económica de nuestros países, poniendo un dique al crecimiento de las cifras dramáticas de la pobreza que nos marcan con una injusticia, la irritación y el desánimo.

"Justamente porque esos graves problemas nos acosan es necesario reivindicar a la democracia como el único régimen que nos permite inventar un camino para irlo resolviendo", indicó Woldenberg.