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México D.F. Miércoles 8 de septiembre de 2004

José María Pérez Gay/IV

El Cáucaso en llamas

Durante la madrugada del 22 de abril de 1996 Dzhojar Dudaiev salió de su campamento en los bosques del sur de Chechenia, conducía un jeep Niva a toda velocidad escoltado por sus ayudantes y guardaespaldas; media hora después se detuvo ante un estrecho barranco, montó un teléfono vía satélite y llamó a su amigo Constantin Voronoi, un parlamentario suplente y mediador eficaz en el conflicto con Chechenia. Un caza ruso captó la señal de la antena, precisó su objetivo y disparó entonces un misil aire-tierra que abatió al general Dudaiev y a sus ayudantes en los bosques Roshni Chu, al sur de Chechenia. El ataque del misil no fue una incursión aérea casual, sino un asesinato en el que se emplearon no sólo los sistemas de guía por satélites rusos, sino también los de algunos países occidentales. Dudaiev estaba herido de muerte, y Jamad Kurbanov, su representante en Moscú, y el procurador militar de su régimen, Magomed Dzhanayev, fallecieron en ese instante.

"Un joven guerrillero de la región llegó unos minutos después de la incursión aérea -cuenta Anne Nivat-, y lo vio todo. 'El Presidente había discutido largamente con Voronoi y estaba de pie junto a Kurbanov y el procurador militar. Sus guardaespaldas estaban en círculo un poco más lejos. Cuando el misil se impactó contra zona el jeep salió disparado 25 metros, el presidente Dudaiev tenía una herida profunda en la cabeza y en el brazo izquierdo, se mantuvo con vida unos minutos y nos dijo:

-Continuad esta guerra hasta el final.

A los otros dos cadáveres los levanté con mis propias manos, y los puse a un lado del camino".

El joven guerrillero era el teniente Basil Basaiev; unos días después juró sobre el Corán que era verdad su testimonio y, a los dos años, en se convirtió en uno de los más poderosos Señores de la Guerra chechenos. Sin embargo, muchas personas no creyeron su relato sobre los últimos segundos de Basaiev. El cuerpo del general nunca apareció; su tumba, un secreto de Estado. ƑQué ocurrió esa noche en los bosques de Roshni Chu? ƑQuién preparó este atentado digno de un filme de James Bond? Un avión Iluyshin-76 equipado con radares muy sensibles puede haber localizado las señales del teléfono por satélite y entonces dirigir un caza de guerra Sujoi- 25 hacia su objetivo. La reacción del Kremlin fue confusa y reservada, nadie confirmó que Dudaiev había sido asesinado. Yeltsin dijo "estamos confirmando la información"; Emil Pain, su consejero sobre asuntos de chechenia, afirmó:

-Los dirigentes de Rusia no lo hicieron, tampoco dieron la orden de asesinar a Dudaiev.

El Departamento de Estado estadunidense emitió una de las primeras confirmaciones. Washington afirmó que tenía la certeza de la muerte del general Dudaiev. Unas semanas antes, Bill Clinton había afirmado que Estados Unidos debía ayudar a Rusia con la crisis de Chechenia. Todo esto hizo crecer las conjeturas de que Washington había proporcionado la tecnología de punta de sus satélites espías. La versión de que Dudaiev fue abatido por los rusos y enterrado en un lugar secreto es tan probable como el impacto del misil de un caza ruso.

El consejo de defensa rebelde-que reunía a los más importantes comandantes de campo y líderes políticos- convocó entonces a una reunión secreta y decidió nombrar al vicepresidente Zelimjan Yandarbiiv como el sucesor de Dudaiev.

Los dirigentes rusos se dieron cuenta de que el nuevo presidente nunca podría unir a los movimientos separatistas en una sola corriente fuerte y dispuesta a seguir la lucha hasta el final. Se decía de un modo corriente que tarde o temprano Yandarbiiv caería en manos de los rusos; por esos días corrió el rumor en Grozny de que había muerto en un tiroteo con sus propios guardaespaldas. Pero Shamil Basaiev y Aslan Masjadov, los más poderosos Señores de la Guerra chechenos, juraron obediencia al nuevo presidente; los dos comandantes se sometieron a la Constitución de Chechenia-Ichkeria, según la cual el vicepresidente remplazaba de inmediato al presidente desaparecido.

Zelimjan Yandarbiiv jugó entonces todas las cartas de la ley, deseaba demostrarle al mundo que los políticos chechenos no eran los forajidos armados que la propaganda rusa se empeñaba en presentar a la opinión pública mundial, sino una fuerza popular legítima que luchaba por la independencia de su país. La muerte de Dudaiev no ocasionó una crisis profunda dentro de las filas de los separatistas, sino antes al contrario salieron fortalecidos. En su primera conferencia de prensa, Yandarbiiv sorprendió a todo el mundo occidental al declarar que estaba dispuesto a conversar con el presidente Yeltsin, y el primer ministro Chernomirdin en el Kremlin. Esa determinación inesperada y espectacular le costó a Yandarbiiv el repudio inmediato de la comunidad de los guerreros más radicales, y más tarde le costó su proyecto político. A Yeltsin, en cambio, le permitió la ejecución metódica de un proyecto estratégico que aún no comenzaba, y que propició la matanza bárbara de más de un millar de chechenos en la segunda ocupación de Grozny (1997). La verdad es que nadie ha estado tan solo como el pueblo checheno en esos años en medio de tanto horror.

Aslan Masjadov

Los medios y la opinión pública de Rusia rusa han dibujado un cuadro oscuro de Aslan Masjadov, el tercer presidente de Chechenia. Lo han presentado como si fuese un individuo corrupto, introvertido, de permanente mal humor, intratable y enemigo de cualquier negociación. Pero esa imagen mediática ha sido y es falsa. En realidad, dice Carl Grobe Hagel, un experto alemán en la historia de Chechenia, Masjadov es un hombre muy inteligente, sincero, sonriente y todo menos un hipócrita. Aslan Masjadov nació en 1951 en el territorio de Karaganda, Kazajstán. En 1957 regresó con sus padres al pueblo de sus abuelos, Sebir-Jurt, en Chechenia-Ingushetia. A finales de la década de 1960 estudió en la escuela de artillería de Tbilisi, en Georgia. En 1981 se recibe como artillero de primera clase en la Academia militar de Kalinin en Leningrado ( San Petersburgo), después se le envía a Budapest, y llega a ser comandante del Tercer Regimiento de artillería. Masjadov fue otro de los dirigentes chechenos que se formó como militar de carrera en el ejército soviético y otro de los que profesaba la religión musulmana. A partir de 1992 el coronel Masjadov se incorpora a los ejércitos de liberación de Chechenia, y en poco tiempo se convierte en el lugarteniente de Dudaiev. Dos años después es el jefe de su Estado Mayor, y en la guerra con Rusia Masjadov fue sin duda uno de los estrategas de la victoria. Sólo oficiales que conocían al ejército soviético desde dentro pudieron derrotarlo de esa forma. En cambio, cuando las tropas chechenas invadieron y ensangrentaron Daguestán, el silencio de Masjadov fue casi unánime aun entre los más exaltados señores de la guerra, a pesar de que ni el número de muertos ni el tamaño de los estragos admitían ninguna posibilidad de comparación con la invasión rusa.

En octubre de 1996 su victoria en las urnas fue, al contrario de la de Dudaiev en 1991, no sólo convincente sino impecable. Masjadov barrió a Basaiev y a Yandarbiiv, llegó a ser el primer ministro del gobierno de la coalición chechena y, desde entonces, trabajó incansable y se dedicó a diseñar las complicadísimas negociaciones con el Kremlin. El 12 de mayo de 1997 Masjadov firmaba el tratado de paz con Rusia. Muchos políticos rusos vieron en la figura de Aslan Masjadov la posibilidad de una solución; Nedmzov, Lebed, Rachimov, Leni Fischer saludaron la iniciativa de paz chechena, estaban dispuestos a sentarse cuanto ante en la mesa de las negociaciones, hacer todo lo posible para que terminara la sangría. Pero el gobierno de Boris Yeltsin, por supuesto, tenía otros planes, fue el cómplice más servicial de los oseatas del norte, los enemigos eternos de Chechenia. Por último, la prudencia casi inconcebible de Aslan Masjadov, y la fragmentación fraternal de los diferentes grupos armados, dieron al traste con los acuerdos. El odio de siglos y literalmente la sed de venganza terminaron por imponerse en ese escenario.

Anna Politkovskaya en sus artículos describe a Masjadov de un modo acaso insuperable: "Noviembre de 1997. Aslan Masjadov, con traje oscuro y corbata gris perla en lugar del uniforme de camuflaje, se presenta a una conferencia de prensa, una más de las tantas que ha concedido, en Moscú, la capital de su eterno enemigo.

-Aslan Masjadov -le pregunta uno de los periodistas-. ƑUsted siente que ganó?

Masjadov, cauto como siempre, hace una pausa de varios segundos antes de hablar. Luego con voz tenue, dice:

-Nuestra meta nunca fue derrotar al ejército ruso. Nosotros sabemos que el ejército ruso es grande y tiene armas nucleares. Nosotros luchamos con las fuerzas que teníamos en las manos para que no hubiera un solo soldado ruso en nuestro territorio y nuestros ciudadanos fuesen torturados y asesinados. Yo pienso que lo logramos.

En un arrebato de entusiasmo Masjadov declara que Chechenia era un Estado independiente. "Esto es lo más importante: que el resto del mundo, incluso Rusia, ha reconocido nuestra independencia". Masjadov cumplía ese mes 48 años, había resistido como una fiera los embates de las tropas rusas, había ganado unas elecciones ejemplares y ahora se sentaba bajo la luz de las cámaras, los reflectores y los periodistas de todo el mundo, para anunciar que era el presidente de una república diminuta, perdida en la cintura del Cáucaso, que importaba a muy pocos, destartalada y llena de hombres armados que esperaban el momento de la revancha. Pero el canto del muecín estaba por llegar, los guerreros musulmanes esperaban también el momento de la venganza.

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