DESDE EL OTRO LADO

Arturo Balderas Rodríguez

Lamentable e inmoral

COMO ERA DE ESPERARSE, la campaña por la presidencia de Estados Unidos ha entrado en la etapa en que, a falta de argumentos convincentes, la calumnia y la difamación son los recursos más socorridos. También, como se esperaba, las bajezas han corrido a cargo de personajes cercanos al equipo de campaña del candidato republicano, cuya cabeza visible es Karl Rove, su principal asesor en estos menesteres. Primero se atacó a Kerry por su falta de firmeza en la guerra contra Irak y el terrorismo. Después se desvirtuó su carrera como senador. Ahora se pone en duda su heroísmo en la guerra de Vietnam.

NO ES DE EXTRAÑAR esa actitud en un grupo que hasta hoy ha demostrado su determinación por ganar las elecciones a como dé lugar. Lo insólito es la forma en que ha respondido a las calumnias el candidato demócrata y su equipo. Es paradójico que se haya optado por destacar sus méritos en la guerra de Vietnam cuando en su momento él mismo se convirtió en activista en contra de ella.

ES LAMENTABLE QUE NADIE esté a salvo del belicismo y patrioterismo del que se ha impregnado la vida en Estados Unidos. Nadie quiere quedarse atrás en la carrera por evidenciar que éste es el único país que puede hacerse cargo de la cruzada en contra del eje del mal y que para ello se necesita mano firme. Esta idea es apoyada por buena parte de los estadunidenses que aplauden a quien es capaz de demostrar más habilidad en declarar guerras e invadir países sin más argumento que la fuerza. No se puede explicar de otra forma el hecho de que en las más recientes encuestas el candidato republicano aventaje al demócrata como resultado de la campaña de desprestigio sobre los méritos de guerra de Kerry.

ES INMORAL QUE EN una campaña política se discuta el heroísmo de quienes participaron en hechos en los que miles de niños, mujeres y ancianos inocentes murieron en los campos rociados de napalm. Cómo entender una disputa por discernir quién puede ser el mejor comandante en una guerra como la de Irak, que se ha demostrado hasta el cansancio tan innecesaria como estúpida. La única respuesta puede ser la ignorancia y, con ella, la soberbia que se ha fomentado en muchos estadunidenses sobre su superioridad y la necesidad de reafirmarla en un mundo que no conocen y al que ven como accesorio.

PERO TAMBIEN HAY UNA fuerte corriente de opinión en Estados Unidos que prefiere que el equipo de campaña del senador Kerry se olvide de las hazañas militares y los sueños imperiales. Que retome su lucha por el bienestar social, la promoción del empleo, el abatimiento de la desigualdad y la solidaridad internacional. Ese segmento de la sociedad está más interesado en un liderazgo que atienda esos problemas, no que sea el mejor comandante en modernas cruzadas. Los demócratas tropezaron una vez con la piedra del terrorismo y la guerra; el sentir de buena parte de la opinión pública es que sería lamentable que volvieran a hacerlo.

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