ASTILLERO

Julio Hernández López

Tardanzas y aceleres

Una (vieja) noticia llegada por telégrafo
Posponen definiciones para ayudar al Informe

TARDE SE LE hacía al Presidente de la República para adjudicarse medalla de oro en apropiación oratoria de triunfos olímpicos. Lo hizo ayer en una población jalisciense, Tomatlán, donde apenas recetó unas palabras iniciales a "chiquillos y chiquillas", jóvenes y personal médico de un "hospital de primer contacto", y de inmediato, sin más, pasó a competir con los peores locutores deportivos para enviar entusiastas saludos a Ana Guevara y, jugando a la emoción de quien está recibiendo noticias de última hora, a Belem Guerrero, "que acaba de ganar medalla de plata también". Pero, ya encaminado en el papel de presunto reportero deportivo, el Presidente dio malos resultados (tanto que cuando vuelva a sus andanzas de criticar al periodismo bastará recordarle su pésimo ejercicio en asomos como el de ayer) al anunciar mediante muletillas de falsa inmediatez y de evidente retraso tecnológico (pues a estas alturas las noticias ya no se envían por telegrama, a menos que sea para que el destinatario se entere lo más tarde posible), una victoria deportiva que en realidad había sucedido el domingo anterior y no en Juegos Paralímpicos sino en una carrera de exhibición: "y va llegando otro telegrama, va llegando, va llegando, va llegando: Saúl Mendoza acaba de ganar medalla de plata en Paralímpicos" (muy seguramente sin razón ni relación con el tema, pero el autor de estas telegráficas líneas no puede evitar el recuerdo de un mal anuncio radiofónico del Senado de la República en el que un niño con retraso educativo le pregunta a otro en voz baja, para que la maestra no se entere de que no sabe abrir el libro en la página indicada: "Paco, Ƒcuál es el número treinta y cinco?").

LA PIFIA DEL Presidente muestra el grado de desinformación personal y de desaseo institucional en que se mueve (hace pocos días, para dar otro ejemplo, se dirigió a una directora escolar llamándola con un nombre distinto), pero también una sabida falta de sensibilidad e interés por los temas que al grueso de los mexicanos importan. Saúl Mendoza, el atleta paralímpico que ganó una medalla de plata en una exhibición en Atenas, simbolizaba hasta este martes, antes de que Ana Guevara comenzara una forma de recuperación del orgullo deportivo nacional, un ejemplo de coraje y fortaleza que fue duramente contrastado, en ese lapso de falta de preseas oficiales, con los malos resultados de la delegación formal olímpica. Alguien ajeno a los jaleos locales, el guitarrista Carlos Santana, residente en Estados Unidos, ha ensalzado a Mendoza ("es mi héroe", dijo), quien de manera impensada apareció también en artículos y comentarios firmados por personajes totalmente ajenos al deporte. El Presidente de México, sin embargo, ni en el mundo hacía a Saúl y su medalla de plata ganada en una competencia de exhibición. Pero a la hora de buscar aplausos con cargo a logros ajenos, le pareció fácil, seguramente a causa de alguna tarjeta informativa pergeñada por algún asesor con iniciativa, incluir a Mendoza en su lista de productos anunciables de última hora.

TARDE SE LES hacía también a diputados y a ministros judiciales para quitarle broncas al Presidente de la República en su ruta rumbo al cuarto Informe (Ƒwhat?) de labores. Solícitos, comprensivos y amables, los miembros de la sección instructora de San Lázaro decidieron pasar el tema del desafuero para después del cuarto Informe (ja, ja, ja) y adelantaron que no darán luz verde al cuestionario con que el presunto desaforado trata de meter a la danza al coreógrafo Fox y a algunos otros primerísimos bailarines. Luego, ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que debían resolver en una sala sobre un recurso contra el desafuero de Andrés Manuel, presentado por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, decidieron que el caso fuese atendido por el pleno justiciero, así es que la definición de ese punto también fue pospuesta. En San Lázaro, priístas y panistas consolidaban, mientras tanto, sus cuentas alegres antipeje, aunque luego el propio Fox devolvería fuego declarativo a su necesario aliado, Roberto Madrazo, quien días atrás había dicho que con el buen Vicente nada más se había perdido el tiempo. Para demostrar que el tabasqueño tricolor estaría equivocado, el esposo de la señora Marta (que facialmente parece más remodelada en fotografías y videos recientes) pierde el tiempo enumerando presuntos logros y avances que, šoh, paradojas de la política!, aun siendo ciertos no forman la verdad política apreciable actualmente.

LA VICTIMA DE un eterno complot peleaba por su parte contra las evidencias de que por diversas vías se busca un arreglo político antidesafuero. Los gobernadores perredistas se han reunido con Santiago Creel, mientras otros personajes del sol azteca proponen comisiones negociadoras y mediadores de lujo (ayer mismo, un senador perredista propuso y consiguió un punto de acuerdo de la Comisión Permanente para exhortar al diálogo al Presidente de la República y al jefe de Gobierno capitalino), pero a López Obrador le basta con preguntarse a sí mismo si algo es verdad o mentira para que entonces su pura palabra se convierta en dictamen inatacable: no hay arreglos oscuros, no autoriza a nadie a que negocie en su nombre, y los mandatarios estatales habrían tenido muchos otros temas qué platicar con el secretario de las muletas, y no de desafueros, según la versión de San Andrés.

EL TIEMPO DEL retorno también le ha llegado al Chacho, Juan Ignacio García Zalvidea, en Cancún (sitio mejor conocido como municipio Benito Juárez). Hoy retomará el mando, pero ello no significa la última batalla, sino apenas la reanudación de hostilidades institucionales, entre otras por la vía del Congreso estatal, que pretende ordenar revisiones a fondo a las cuentas del saltimbanqui político del Caribe que ha derrochado cuanto ha podido para promover su imagen y que tiene puntos negros de corrupción que pretende disimular con ropajes de "luchador por la democracia".

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