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México D.F. Miércoles 25 de agosto de 2004

BAJO LA LUPA

Alfredo Jalife-Rahme

ƑDe petrodólares a petroeuros?

Putin está resultando un notable geoestratega

EN REFERENCIA AL impactante vaticinio de W. Joseph Stroupe, quizá uno de los mejores geopolitólogos del momento, sobre la inminente decadencia de Estados Unidos (Bajo la Lupa, 22 de agosto), el centro de pensamiento europeo De Defensa (19 de agosto) asiente: "Hoy, la decadencia y quizá el derrumbe de la potencia de Estados Unidos son admitidos cada vez más como verdaderas posibilidades, aun como próximas realidades. El factor del declive acelerado de Estados Unidos se ha vuelto el principal asunto de las relaciones internacionales (...) que conduce a una dinámica de sustitución puesta en marcha en forma irresistible" y cuya previa formulación equivalía "a un suicidio". Para De Defensa, la tesis de Stroupe, que está causando revuelo en los centros estratégicos mundiales, "es válida únicamente como una verdadera revuelta antiestadunidense que agrupe intereses suscitados por el desdibujamiento de Estados Unidos". Quizá la extinción prematura de Estados Unidos suene hiperbólica para los castos oídos americanocentristas, pero la velocidad de la fractura de las placas tectónicas de la geopolítica global es de tal magnitud que todo puede suceder y obliga a prestar atención a la prospectiva de Stroupe.

STEPHEN ROACH, EL solvente economista en jefe de la correduría Morgan Stanley ("El financiamiento de EU", 23 de agosto), equipara la actual fase financiera de Estados Unidos, supeditada a los créditos de los bancos centrales asiáticos y de los inversionistas foráneos, "a los meses que llevaron al crack bursátil de 1987; lo único que falta saber es la identidad de su detonador". Los bancos centrales asiáticos financian alrededor de 64 por ciento del déficit de cuenta corriente de Estados Unidos, según datos de la reserva federal de India, y poseen 80 por ciento de las reservas mundiales. Roach detecta cuatro detonadores financieros que lleven a una disminución sustancial en la compra de papel estadunidense: 1) tope de la saturación de las reservas asiáticas después del enfriamiento de la economía china; 2) "los excedentes de ahorros asiáticos pueden ser absorbidos por la recuperación de la demanda doméstica" (el caso de Japón); 3) acciones proteccionistas de los políticos de Estados Unidos contra India y China, que replicarían dejando de comprar papel estadunidense; y 4) recesión renovada de Estados Unidos, con fuga de capitales.

ROACH RESUME QUE "el financiamiento de Estados Unidos espera que ocurra un accidente", mientras el gabinete bushiano padece una clásica fase de negación de la realidad: el vicepresidente Dick Cheney asegura que los déficit dejaron de importar desde Reagan (sic); Bush asevera que no le quita el sueño el juicio de la historia porque para entonces ya se encontrará muerto (sic); y Greenspan no se inmuta por la inflación.

EL LUMINOSO ANALISIS de Roach es meramente financiero-económico y no considera las consecuencias geopolíticas de una caída financiera de Estados Unidos en esta coyuntura tan delicada de las relaciones internacionales que buscan nuevos equilibrios para contrarrestar el unilateralismo bushiano empantanado en Afganistán e Irak. W. Joseph Stroupe coloca, entre otros factores, el probable cambio de Rusia a cotizar su oro negro en "petroeuros" en lugar de los caducos petrodólares (GeoStrategyMap, 22 de julio) como una de las señales inequívocas de la decadencia acelerada de Estados Unidos: "el cambio a petroeuros tiene enormes implicaciones geopolíticas para el orden mundial, ya que el poder económico y la influencia de Estados Unidos serían severamente restringidos, mientras el poder económico y la influencia de Rusia y la Unión Europea mejorarían sustancialmente". Stroupe sentencia que "las visiones geopolíticas entre Washington -orden unipolar- y de Rusia y sus socios europeos y asiáticos -orden multipolar- son irreconciliables" y el golpe de gracia lo representa el giro de Rusia a petroeuros.

CUANDO EL AÑO pasado, el zar ruso Vladimir Putin le aplicó la ley al defraudador fiscal Mijail Jodorkosvky (aliado de los Rothschild y Kissinger), entonces jerarca de la omnipotente empresa petrolera Yukos, advertimos que la medida tenía alcances geoestratégicos de primer orden. Putin está resultando un notable geoestratega, a quien no pudieron enterrar las mendacidades de los multimedia de Estados Unidos, y no se puede entender su probable decisión de cotizar el oro negro en petroeuros sin el encarcelamiento del oligarca mafioso, válgase la tautología, Jodorkovsky, lo cual desembocó en la regulación estatal del petróleo y el gas: "Putin y un buen número de líderes de la llamada 'vieja Europa', a quienes considera socios estratégicos, han declarado en público y en privado la posibilidad muy real de cotizar las exportaciones de petróleo y gas rusos a Europa en euros, y abandonar su actual cotización en dólares". Stroupe se burla de que no se trata de "fantasiosas teorías de la conspiración", sino de una "posibilidad muy real" que "cuando suceda, aun en forma parcial, el dólar estadunidense sufrirá un feo y severo golpe". El gran problema para Rusia y los europeos, ya no se diga los asiáticos, radica en que poseen altos porcentajes de reservas en dólares. Los exportadores (no cita a México) estarían felices de seguir el liderazgo ruso pero a nadie le gustaría que sus reservas en dólares se evaporen de la noche a la mañana. Aquí pecan de excesiva candidez, porque más vale desprenderse hoy de sus dólares-chatarra que mañana cuando valgan menos. A nuestro juicio, mucho del alza del petróleo se explica también porque en euros no ha subido tanto, mientras en dólares, una divisa chatarra que vale "10 centavos de dólar" de su valor real, se ha disparado en forma aparatosa. Según Stroupe, los bancos centrales que enaltecen los petroeuros pudieran realizar su cambio de manera gradual, "disminuyendo lentamente sus posesiones en dólares y aumentando sus reservas en euros" (ya empezó a suceder), lo cual amortiguaría el severo golpe: "Rusia y Asia han notificado en fechas recientes que sus bancos centrales han disminuido lentamente su tenencia en dólares a favor de otras divisas, en especial el euro y el oro". Se desconocen los porcentajes reales, pero se deducen por la precipitación concomitante del dólar. ƑCuándo los bancos centrales asiáticos imitarán a su homólogo ruso? Stroupe considera que "Rusia es el principal jugador central" en este asunto. Ahora se entiende por qué tanta deferencia de los estrategas estadunidenses, quienes hacen cola para visitar a Putin, a quien George W. Bush cataloga como su "gran amigo" (sic).

NO ES LO MISMO que Saddam Hussein haya osado cotizar su petróleo en euros, lo cual le valió la destrucción de Irak de parte del principal deudor del planeta, a que el presidente de una potencia nuclear de igual dimensión de Estados Unidos y, además, superpotencia gasera y petrolera, como Rusia, lo emule. Desde octubre del año pasado, los periódicos rusos Pravda (día 20) y The Moscow Times (día 23) habían lanzado señales sobre la mutación a petroeuros incitados por el amago histórico de Putin el 9 de octubre.

PARA ENRIQUECER EL debate dialéctico sobre la viabilidad del petroeuro, vale la pena detenerse en la sección "Introspección estratégica", donde Robert Looney, profesor de economía del Centro de Conflictos Contemporáneos (CCC) -brazo de investigación del Departamento de Asuntos de Seguridad Nacional de la Escuela Naval de Postgrado de Monterey (California)-, emprende la tarea colosal de desmontar en un extenso análisis todo el andamiaje que entierra precipitadamente, a su juicio, al petrodólar: "De petrodólares a petroeuros: Ƒse acerca el fin del dólar como moneda de reserva internacional?" (3 de noviembre de 2003). Cita las dos antípodas sobre la mutación a petroeuros: por una parte, Putin, quien la favorece, y en contraste, Bruce Misamore, el jefe financiero de Yukos (nada casualmente), quien la desecha. Looney se embelesa por el modelo monetarista de cierto tipo de econometristas de la correduría Morgan Stanley, como Stephen L. Jen ("Por qué el dólar no se derrumbará", Global Economic Forum, 29 de septiembre de 2003) y acaba por inclinarse ante el aserto longevo de Misamore de que "durante su vida" (sic) no sucederá el cambio a petroeuros (sin especificar su edad ni si tiene antecedentes clínicos de alguna enfermedad).

LOONEY, ECONOMISTA DEL Departamento de Defensa, se mofa de las "teorías conspirativas" sobre la invasión a Irak que se han tejido en torno al cambio de Saddam a petroeuros. No dice tampoco cuáles son los verdaderos motivos, cuando en los más altos círculos de Gran Bretaña se ha afirmado que se debió a su petróleo así como a la defensa del petrodólar frente al petroeuro. Pregunta en forma pertinente la razón por la cual Libia e Irán no han operado el cambio a petroeuros o "dinar-oro". Cuando Looney escribió su análisis, el sátrapa libio Muamar Kadafi todavía no mostraba su verdadero rostro filobritánico, mientras que a Irán no le faltan ganas para cambiar a petroeuros así como instalar un mercado bursátil de futuros de petróleo, en semejanza al NYMEX y al IPE británico, y que Looney considera incapaz de llevar a cabo (esta crítica no es menor y merece un análisis especial). Refiere que una alternativa al dólar, en lugar del euro, pudieran ser los "derechos especiales de giro", la unidad contable del FMI. Quizá debido a la fecha de sus escritos (los sucesos son vertiginosos) no se haya enterado de la inoperancia del FMI y de todos sus papeles-chatarra cuando los gigantes asiáticos poseen por lo menos cinco veces más dólares que el disfuncional FMI. Asegura que la apreciación del euro "no es sostenible" y que Rusia ya diluyó sus ansias de cotizar en petroeuros, lo que no parece avalar el gradual acaparamiento de euros y oro por el banco central ruso, como refiere el escrito más actualizado de Stroupe. Luego de poner a Rusia en el bolsillo de Estados Unidos (Ƒsabrá algo tras bambalinas?), alega finalmente que "el destino del dólar, más que en las acciones de la Unión Europea y la OPEP, se encuentra mayormente en manos del propio Estados Unidos, cuyo doble déficit, presupuestal y comercial, sumado a un bajo ahorro, representa amenazas mayores para su uso como moneda de reserva internacional". Lo que viene a ser el corolario de lo expresado por Roach y Stroupe, pero dicho en reversa.

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