Autoridades estadunidenses niegan tener vínculos con él

Torturador mercenario en Afganistán afirma que trabajaba para Rumsfeld

NICK MEO THE INDEPENDENT

Kabul, 21 de julio. Un mercenario estadunidense que operaba una cámara privada de tortura en Kabul afirmó -antes del comienzo de un juicio que podría llevarlo a pasar 20 años en una prisión afgana- que trabajaba para Donald Rumsfeld.

Jonathan Idema, antiguo integrante de los boinas verdes, insistió en que tenía aprobación del Pentágono para llevar a cabo lo que las autoridades de Kabul describieron como una campaña antiterrorista privada.

Idema, quien compareció ante el tribunal con anteojos oscuros y tenía aspecto tranquilo a pesar de la sentencia que podría recibir, declaró a los periodistas antes de la primera audiencia, realizada este miércoles, que había estado en contacto regular con la oficina del secretario de la Defensa estadunidense y con otros altos funcionarios del Pentágono por teléfono, fax y correo electrónico.

Autoridades estadunidenses en Afganistán lo han clasificado como mercenario y desde el día de su captura negaron tener nexos oficiales con él. Fue aprehendido por afganos después de un tiroteo en una prisión privada en la que se encontró a varios detenidos colgados del techo por los pies.

Idema sostuvo que el gobierno estadunidense lo había abandonado; "me jodieron", expresó ante los reporteros. Aseguró que las autoridades estadunidenses "condonaban absolutamente lo que hacíamos, lo apoyaban totalmente".

Afirmó que había desbaratado planes para volar pipas de combustible en la base principal estadunidense en Bagram y para asesinar a oficiales afganos de alto rango, y que en repetidas ocasiones entregó a sospechosos de terrorismo a las fuerzas especiales estadunidenses, algunos de los cuales fueron interrogados por la Oficina Federal de Investigaciones (FBI).

Idema llegó a Afganistán en 2001 como asesor independiente en contraterrorismo de la Alianza del Norte, y se dedicaba a matar talibanes en una época en que Afganistán estaba lleno de agentes encubiertos de la CIA y de las fuerzas especiales del Pentágono que dirigían a los señores de la guerra y milicianos contra los enemigos de Washington.

Con Idema fueron arrestados otros dos estadunidenses, Brent Bennet y el productor de televisión Ed Carabello.

El caso ha cobrado celebridad en Kabul; los afganos le han encontrado paralelismo con el escándalo de torturas en Irak y lo han llevado a los tribunales con notable rapidez.

Idema fue arrestado hace dos semanas en una casa de Kabul en la que ocho afganos fueron rescatados: hombres de barba poblada que mostraban huellas de golpes.

Los cautivos liberados dijeron este miércoles al tribunal que los tenían sin comer, los obligaban a llevar capucha y les vertían agua helada durante los interrogatorios. Todos negaron tener vínculos con terroristas y resultó que uno era juez. Otros eran tenderos y choferes de taxi.

Los cargos contra Idema son tortura, secuestro y operación de una cárcel privada.

Aún no está claro exactamente qué buscaba Idema que revelaran los prisioneros, pero la especulación se ha centrado en un intento de localizar a Osama Bin Laden y reclamar la recompensa de 25 millones de dólares que ofrece la Casa Blanca.

También realizaba al parecer una película sobre contraterrorismo.

La OTAN tuvo que reconocer con vergüenza que Idema logró engañar a sus fuerzas de paz para que enviaran equipos de desactivación de bombas a los operativos ilegales que el estadunidense realizaba.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya