LA VIDA (BREVE) EN SAN LAZARO

José Agustín Ortiz Pinchetti

La confrontación

EL ATAQUE DEL PARTIDO en el gobierno y sus agentes contra Andrés Manuel López Obrador es ya un enfrentamiento. El presidente Vicente Fox ha autorizado el uso de todos los recursos para debilitar las posibilidades electorales del jefe de Gobierno del Distrito Federal y, si es posible, impedir que concurra en los comicios presidenciales de 2006. Durante varios meses el mandatario capitalino ha resistido el ataque. Ahora parece tomar la iniciativa y responde muy ásperamente. Nos espera una etapa de grandes tensiones políticas que pueden transformarse en una pugna social muy peligrosa.

LAS FUNCIONES FEDERALES y locales de gobierno en la capital de la República están íntimamente entrelazadas. No se puede afrontar temas fundamentales como seguridad pública y procuración de justicia en un ambiente de guerra entre esos niveles de gobierno. Los ataques al jefe capitalino pueden debilitar a las autoridades locales. La nación entera está íntimamente relacionada con el DF. La ingobernabilidad capitalina podría desencadenar fenómenos de resistencia en la región central del país y tal vez en el resto de la República.

LA DUREZA DE LOS ATAQUES de Fox, particularmente el intento irresponsable de separar del cargo del jefe de Gobierno, parecen expresar crudamente que el Presidente no parece dispuesto bajo ningún concepto a entregar la banda presidencial a López Obrador. Quien conoce el modus operandi de Fox y su equipo sabe perfectamente que en ese círculo "no hay ni la habilidad ni el talento para idear, orquestar o ejecutar una conspiración como la que está en marcha". Adolfo Aguilar Zinser, quien formó parte de ese equipo, lo ha señalado así con toda crudeza. Los foxistas son un instrumento circunstancial. Su debilidad les ha hecho aceptar de hecho la manipulación de los grupos de interés del viejo sistema, que operan en muchas áreas centrales de la vida nacional. El más evidente es el que encabeza Carlos Salinas de Gortari, quien no sólo no ha rendido cuentas de su desastrosa gestión, sino que sigue militando contra el proyecto democrático de nación. Otros grupos en la penumbra son las mafias de la delincuencia organizada.

LOPEZ OBRADOR HA DECLARADO que no utilizará ningún recurso jurídico para la defensa de su propio interés en el juicio de procedencia. Ha declarado que si es condenado a ir a la cárcel lo aceptará. Su inocencia es innegable, especialmente para quienes hemos estado involucrados en el caso El Encino. Sin embargo, discrepo del jefe de Gobierno. Creo que debe usar todos los recursos que le otorga la legalidad. Es verdad que hay jueces corruptos y que el desempeño de la Procuraduría General de la República y del Poder Judicial tiene graves fallas. Pero no todo el Poder Judicial está podrido. Confío en que el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación actuará con la madurez que ha mostrado en recientes resoluciones para impedir que se altere la gobernabilidad de la ciudad y del país. El pasado miércoles declaré públicamente que en mi carácter de presunto responsable en la averiguación de El Encino voy a presentar un medio de impugnación. Me parece que la aberrante causa que ha dado origen a este ataque político tiene que esclarecerse y resolverse en términos no sólo políticos, sino también jurídicos.

PERO DEBEMOS IR AL FONDO de las cosas: el centro mismo de la confrontación. Hasta hoy no se han debatido las cuestiones ideológicas o programáticas. Todo se ha reducido a una larga intriga, básicamente mediática. No sólo se trata de vencer la popularidad de López Obrador, sino destruir una política alternativa que pudiera ser programa de gobierno de 2006 a 2012.

LOS PROGRAMAS DEL gobierno federal han fracasado. Hay avances, pero el balance final es que no se ha podido desencadenar el crecimiento del país y que las tendencias concentradoras del ingreso y de las oportunidades han aumentado. Tampoco se han hecho cambios importantes en el combate a la impunidad y a la corrupción ni en la construcción de un nuevo sistema político democrático.

LOPEZ OBRADOR HA CUMPLIDO plenamente sus promesas de campaña sin aumentar impuestos ni echar mano de mayor endeudamiento. El objetivo del ataque a López Obrador, como lo señala Enrique Semo ("De la conjura a la ofensiva", Proceso 1442), es impedir que se vuelva una opción real a las políticas aplicadas por el neoliberalismo mexicano durante los últimos 20 años. Es un intento reaccionario para impedir la alternancia en México, a como dé lugar, como diría Jorge G. Castañeda.

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