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México D.F. Martes 22 de junio de 2004

Durante 2003 el gobierno entregó segmentos completos de la industria a extranjeros, señala

Acusa PRI a Fox de redoblar sus esfuerzos por desmantelar Pemex

El tricolor exhibe la estrategia que la administración usa para crear una crisis artificial

ENRIQUE MENDEZ

Durante 2003, los intentos del gobierno de Vicente Fox por romper el monopolio de la industria petrolera y "desmantelar a Petróleos Mexicanos (Pemex) como el operador histórico" de ese sector se redoblaron; esto es, explican legisladores del PRI, se entregaron segmentos enteros de la industria petrolera a empresas trasnacionales, haciendo a un lado a la paraestatal y socavando sus bases técnicas, financieras y gerenciales.

Como parte de la estrategia para entregar al capital privado la explotación de los hidrocarburos que son del país, Fox "remodela a Pemex en función de intereses del capital extranjero", con acciones que tienen como origen crear un ambiente artificial de crisis e incertidumbre, señalan las bancadas del tricolor en el Senado y la Cámara de Diputados.

Afirman que Pemex está en crisis por voluntad del gobierno federal para justificar su eventual desincorporación, y explican que aun cuando Pemex es una empresa altamente rentable, "el saqueo por la vía fiscal" en los primeros tres años de la presidencia foxista implicó transferencias al gobierno federal por 61 por ciento de las ventas de la empresa.

Dentro de la demanda que interpusieron ante la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en contra de los contratos de servicios múltiples, senadores y diputados del Revolucionario Institucional señalan que el país vive bajo la amenaza de escasez, racionamientos e importaciones masivas de combustibles, cuando en realidad ello deviene de la omisión o de planes específicos del gobierno.

El documento expone que mientras el mandatario insiste en que Pemex no se privatiza, su administración "transfiere sistemáticamente la operación petrolera a empresas privadas extranjeras, en un achicamiento y eventual extinción" de la paraestatal.

Las bancadas priístas explican: Fox abrió la exploración y producción de hidrocarburos, empezando con el gas natural no asociado de la Cuenca de Burgos, con proyectos que se extenderán en etapas posteriores a otras cuencas, así como al petróleo crudo mediante los anticonstitucionales contratos que permiten a extranjeros explorar, extraer y procesar gas natural, así como elaborar gas metano y otros petroquímicos básicos.

También el Presidente dejó fuera a Pemex de la industria de gas natural licuado, pues no participó en el concurso para abastecer de ese combustible a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en la zona de Altamira, Tamaulipas.

"Pemex, dentro de su nuevo proyecto empresarial, se autoexcluyó de cualquier proyecto de regasificación que sí tienen en cambio Shell, Repsol, Marathon Oil, Sempra y Chevron-Texaco. En ese sentido está permitiendo que Baja California sirva de plataforma energética de Estados Unidos.

"El suelo mexicano servirá para recibir gas natural de ultramar y maquilar electricidad sin ningún beneficio para el país, pero poniendo en riesgo la seguridad nacional, el ambiente y el bienestar de las comunidades aledañas", explican los priístas.

La denuncia resalta que paralelamente, la actual administración federal aplica mecanismos presupuestarios, fiscales y regulatorios para conducir a la empresa "al borde de una crisis financiera, que justifique una costosa capitalización por parte del Estado y, eventualmente, otra medida más radical", es decir, su privatización.

El mecanismo opera, según los diputados y senadores, sobre tres líneas principales:

Se le quitan los remanentes a Pemex, pues el régimen fiscal desmedido que pesa sobre la paraestatal tiene esa función. En 2002, Pemex tuvo ingresos totales por 487 mil millones de pesos, que después de descontar costos de operación, gasto por cubrir el pasivo laboral y los intereses de la deuda, se redujo a utilidades por 263 mil millones de pesos. Al restarle 293 mil millones para cubrir impuestos y derechos, la pérdida neta ascendió a 30 mil millones de pesos. Desde 1998 la empresa reporta pérdidas después de impuestos.

Se le obliga a endeudarse, al no tener suficientes recursos propios y dentro de esa política, la Secretaría de Hacienda obliga a utilizar el sistema de Pidiregas, que se considera de menor impacto macroeconómico al considerarse la mayor parte como pasivo contingente. Sin embargo, señalan los legisladores, la dirección de Pemex suma ambos pasivos para ampliar, ante la opinión pública, el efecto del endeudamiento.

Y, finalmente, se le improvisan pasivos. Esto es, los pasivos laborales y ambientales son contabilizados como si la empresa fuera a entrar en un rápido proceso de liquidación, y que según el director de Pemex, Raúl Muñoz Leos, han aumentado debido a que "estamos utilizando normas más rigurosas para su reconocimiento".

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