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México D.F. Lunes 24 de mayo de 2004

Los problemas en los estadios, por la incapacidad de los clubes para controlarlas, dijo

Pese a las barras, México es como el Vaticano del futbol: Fassi

Al dirigente del América, Javier Pérez Teuffer lo tenían amenazado desde hace más de un año

Los hooligans, un universo de masas informes y peligrosas, según el sociólogo Alan Ehereberg

MIGUEL ANGEL RAMIREZ

La aparición de las barras no es un obstáculo para que Andrés Fassi, dirigente del Pachuca, considere a México como "el Vaticano del futbol". Aunque a su colega del América, Javier Pérez Teuffer, le haya tocado vivir algo más parecido a un infierno con estos grupos de animación. Desde hace más de un año lo tenían amenazado.

"No la hagas de pedo, porque te tenemos agarrado de los güevos", le advirtieron afuera del estadio del Toluca, cuando el presidente de las Aguilas intentó una vez poner fin a sus desmanes.

A estas barras, encabezadas por La Monumental, no se les podía poner freno ya. Se sentían con tanto poder, influencia, que algunos representantes de las mismas fueron a manifestarse a las puertas de la Federación Mexicana de Futbol (FMF) -el pasado 29 de marzo-, pues consideraban que el arbitraje estaba perjudicando al equipo de Coapa.

Cuando fueron atendidos por Jorge Romo, secretario adjunto de la FMF, y Ernesto Cervantes, director general de la primera división, los fanáticos del América no entraron exigiendo justicia deportiva. Lo primero que pidieron fueron "unas chelas".

La regla de oro, en el olvido

Hace poco más de 14 años (18 de mayo de 1990) la agencia DPA recordó lo que el sociólogo francés Alan Ehereberg pensaba de los hooligans.

"Son un universo de masas informes y peligrosas. Pero no porque se funden en la masa es que son peligrosos, sino porque buscan salirse para ser parte de oro del espectáculo. Por este movimiento ellos violan la regla de oro del deporte, que exige que los espectadores no sean los actores."

Para Fassi, a quien se le atribuye la paternidad de las barras en nuestro país, los espectadores hasta son responsables de los triunfos. Por eso se enorgullece de lo que ha hecho y aseguró que la idea de lo que terminó siendo la Ultra Tuza nació en Costa Rica.

"Fuimos a ver una final. Estábamos buscando jugadores, a Fonseca, a Medford. Entonces, estábamos con Jesús Martínez (presidente del Pachuca) viendo el Saprissa-Alajuela.

"Iba ganando el Alajuela 1-0; le expulsaron un jugador al Saprissa y prácticamente la final ya estaba definida. Pero los seguidores del Saprissa, unos 14 mil, comenzaron a cantar y a levantar al equipo, que estaba prácticamente muerto, futbolísticamente hablando.

"Así la gente siguió cantando y el equipo sacó fuerza de donde no la tenía y empató 1-1. Después mete el segundo gol y finalizó siendo campeón", explicó Fassi.

Agregó que coincidió con Jesús Martínez en "que lo importante es que la gente participe también del juego del futbol. Porque realmente ese partido lo ganó la gente, no el equipo.

"Con esa fuerza que transmitía la tribuna, con esos cánticos; realmente fue una cosa preciosa. Entonces dijimos qué lindo sería que nuestra gente comenzara también a ayudar a los jugadores a crear ese tipo de ambiente."

Confesó que vinieron dos personas "de Costa Rica y Chile" para organizar a la Ultra Tuza. "Está formada por familias, padres, hijos, hermanos, abuelos, y jamás, en ocho o nueve años, hemos tenido algún incidente lamentable".

Reconoció que ahora, cada vez que hay problemas en los estadios, recuerdan al Pachuca por haber iniciado las barras.

"Es fácil decir la culpa es de él. Pero no, es de la incapacidad de cada institución para manejar su propio grupo de animación", dijo.

Indicó que no se trata solamente de organizar una de esas agrupaciones, como se ha creado en otras instituciones", debe "tenerse en cuenta quiénes lo van a integrar.

"Hay que considerar que se puede infiltrar gente para hacer todo tipo de desmanes y que corra la drogadicción y un montón de aspectos totalmente prohibidos en nuestro grupo."

La clave para él es prevenir, y no sólo se han preocupado por hacerlo en Pachuca, sino que "hace cinco años" le entregaron un documento a la FMF para que viera cómo trabajan.

"Un estudio que nos llevó realizarlo más de dos meses con mucha gente profesional. Lamentablemente quedó archivado."

Pese a todo Fassi aseguró que el balompié nacional, comparado con el de Sudamérica, "es el Vaticano del futbol". Es limpio, transparente, sin ningún tipo de problemas, de familia".

El otro rostro

La radiografía del balompié mexicano, luego de la invasión a la cancha del Irapuato y del América, parece muy distinta.

El año pasado un grupo armado irrumpió en el estadio de los Freseros, con el propósito de evitar que fuera el escenario de la final de la Primera A. La mano del dueño del León, Carlos Ahumada, no se podía ocultar.

Mientras el gobernador de Guanajuato, los presidentes municipales de Irapuato y León, así como los representantes de los equipos (Kléber Mayer, por los Freseros, y Tito Uribe, por los Panzas Verdes) se encontraban reunidos para negociar la devolución del estadio, Los Hijos de la Mermelada entraron en acción.

Cuando anunciaron a los dirigentes que los aficionados habían recuperado el estadio casi les da un infarto. Como había gente armada, creyeron que podía haber muchas víctimas.

Pero no. El llamado Chivo, líder del grupo de animación, y su gente entraron en acción justo cuando les avisaron que los 16 invasores habían aventado sus armas al helicóptero, que buscó aterrizar en la cancha.

El Chivo, además de listo, tiene gran poder de convocatoria. Los dirigentes del Irapuato pudieron comprobar que en dos horas era capaz de juntar a mil personas.

En cambio, lo que hicieron en menos de dos horas los de la barra americanistas (el pasado 11 de mayo), fue suficiente para que la directiva de las Aguilas la disolviera. La invasión a la cancha del Azteca, luego de que el brasileño Sao Caetano eliminó a los de Coapa de la Copa Libertadores, llegó a muchos rincones del planeta, y fue la gota que derramó el vaso.

De la violencia y excesos de esta barra se venía dando cuenta en los medios de comunicación. Y luego del escándalo en el Coloso de Santa Ursula hasta Televisa denunció el negocio que hacían al vender los boletos de cortesía.

Sin embargo, eso lo sabían desde hace dos años. Sergio Chaires, gerente del estadio Azteca, reconoció que él les entregaba los boletos a las porras, pero lo hizo hasta mayo de 2002.

Explicó que en "julio de ese año el América creó una oficina que se encarga del contacto con las barras y ahí fue cuando se determinó que mejor ellos eran los que repartirían las entradas".

Confesó estar sorprendido al "verme en una entrevista que me hicieron hace dos años" y que hablaron de mil boletos de cortesía. "Eran menos. La verdad no recuerdo bien, pero sí eran menos".

Lo que no le causó sorpresa es que a los líderes los identifiquen como porros del Politécnico. "Como he visto el comportamiento de esta gente en los partidos y demás no me sorprende que sean de este tipo de organizaciones. Porque inclusive vemos las camisetas de las Vocacionales y los cantos también han cambiado".

Es cierto, el ¡Huelum, Huelum, Gloria, a la cachi cachi porra, a la cachi cachi porra, pin pon porra, pin pon porra, Aguilas, Aguilas, Gloria! era algo de lo que llamó la atención escuchar en la tribuna americanista.

Además, el periódico Récord informó en su edición del 13 de mayo que Isaías Reyes de Jesús, contratado por Pérez Teuffer en mayo de 2002 para controlar a las barras, tiene antecedentes en el manejo de porros en el IPN, según fuentes policiacas.

La noticia no le agradó nada al presidente del América, y al día siguiente, el 14 de mayo, hizo un paréntesis en la conferencia de prensa (donde anunció el fin de las barras americanistas, entre otras cosas), para indicar al reportero de Récord, ahí presente, que Isaías no era ningún porro.

Un baile sin música

Gracias a las barras, el América deberá celebrar su primer partido de la liguilla a puerta cerrada. Esta ocasión no se podrá comprobar si en realidad pondrá un alto a la impunidad de sus grupos de animación y a la complicidad de algunos que tienen un palco en el Azteca. Porque para introducir algunas cosas que están prohibidas en el Coloso de Santa Ursula se hacía dos días antes en un palco, o en algún automóvil que se estaciona cerca de las oficinas del inmueble.

La carretilla que apareció en la tribuna de los enardecidos americanistas, la noche del duelo contra Sao Caetano, y que trataron de utilizar como arma, es una prueba de la revisión que hacen las autoridades en el Azteca.

En el estadio de Ciudad Universitaria, por ejemplo, el Dispositivo de Protección Civil y Seguridad, para un juego como el pasado entre Pumas y Veracruz (considerado tipo A, con un aproximado de menos de 25 mil espectadores), empezó dos días antes y participaron en total mil 265 personas.

Por eso se ha convertido en un escenario más seguro. Hasta los comentaristas de Televisa lo han comprobado. Cuando empezaron sus transmisiones del equipo del Pedregal los aficionados llevaron resorteras y balines para tratar de hacerles daño cuando se instalaran en el Palomar.

Precisamente en un Pumas-América, que favoreció a los visitantes, un comentarista de Televisa terminó en el hospital porque una astilla le cayó cerca de un ojo. A los de Chapultepec 18 llegaron a ordenarles inicialmente que al estadio de Cu fueran vestidos de manera informal para evitarse problemas.

Las resorteras y balines no son comunes entre las porras. Los cohetones sí y ya cobraron víctimas. En el Jalisco un aficionado de Chivas perdió un ojo y en el estadio del Toluca el líder de la Perra Brava, Rolando, perdió una mano y como era chofer de trailer también se quedó sin chamba.

Sin embargo, la gente del PRI del estado de México le dio un trabajo (la directiva del Toluca se hizo cargo de los gastos médicos nada más) y después se las ingenió para manejar un taxi.

No fue extraño que los del tricolor apoyaran a Rolando, porque cuando necesitaban alguna promoción ahí estaban los de la Perra Brava para ayudarles.

A propósito, la ayuda de la que no pueden prescindir las porras o barras es la de los boletos de cortesía. Esa es la mina de oro de muchos líderes y uno que otro dirigente (que arregla la mitad de las ganancias).

Los mil boletos que decían le daban a los americanistas parecerían muchos, pero basta decir que a los del Atlante les regalaban más de dos mil cuando estaban en el estadio de Neza.

Y como los líderes y dirigentes manejan que sólo les hacen un descuento, si llegan a vender el boleto hasta en 30 pesos ya es un negocio redondo para todos. Menos para Hacienda, por supuesto, por la evasión de impuestos.

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