.
Primera y Contraportada
Editorial
Opinión
El Correo Ilustrado
Política
Economía
Mundo
Estados
Migración
Capital
Sociedad y Justicia
Cultura
Espectáculos
Deportes
Fotografía
Cartones
CineGuía
Suplementos
Perfiles
La Jornada en tu PALM
La Jornada sin Fronteras
La Jornada de Oriente
La Jornada Morelos
Librería
Correo electrónico
Búsquedas
Suscripciones
E S T A D O S
..

México D.F. Martes 6 de abril de 2004

"Nunca nos avisaron... por eso nos cargó la chingada"

Piedras Negras, Coah. 5 de abril. De las calles fangosas de Villa de Fuente que dan al Río Escondido, un camión oficial evacua a algunos damnificados. Ahí va media docena, entre los cuales se escucha una voz femenina indignada, que grita: "nunca nos avisaron, por eso nos cargó la chingada...".

Han pasado varias horas del desastre más grande que aquí se recuerde y el paisaje es casi surrealista. Autos sobre azoteas; la vía del tren arrancada por la fuerza que alcanzó el río, el cual derrumbó un puente que, aseguran, iba a cumplir un siglo, y decenas de casas que han perdido toda forma, abatidas por la furia natural. Furia que se llevó 31 vidas confirmadas por Protección Civil y una cifra de desaparecidos que oscila entre 20 y 50.

Leopoldo Aguilar, joven trabajador de una tienda de autoservicio, aventura el tiempo que duró el cataclismo. "No más de media hora."

Otros calculan una hora desde que comenzó a subir el nivel del río hasta el clímax de la inundación. Lo cierto es que a pesar de que a las 19 horas del pasado domingo ya no llovía, un mensaje de la Rancherita del Aire anticipó el desastre: "del ejido La Maroma -dijo el locutor sin la alarma que requería el caso-, nos dicen nuestros amigos que el río va muy crecido".

La Maroma es una comunidad que está a unos 30 kilómetros de Villa de Fuentes. Poco después, a su paso por la zona urbana, la corriente subió desmesuradamente en apenas unos minutos. Fue una madrugada -cuentan- caótica y mortal.

Alberto Flores, mecánico de la calle de Allende -contigua al río- narra que apenas pudo ver cómo en unos instantes el agua comenzó a subir y apenas le dio tiempo de gritarle a la familia y apresurarla a salir. Tras de esto su casa fue azotada por la corriente hasta derrumbarla; destruyó la media docena de automóviles que reparaba y derrumbó otras tantas casas de la misma calle de Allende. No sabe que pasará, de seguro sus clientes le reclamarán porque la pérdida de los autos es total.

El entronque con la calle de Negrete es un caos. Es la más cercana al río y corre paralela a éste. Casa tras casa están derrumbadas y hay esquinas donde se apilaron los carros de manera increíble.

Casi al anochecer pocos son los que se han aventurado a regresar a sus viviendas, quizá no tengan temor de soportar mayores pérdidas pues no hay ni qué robarse. El agua arrasó con todo.

Algunas cuadras más adelante donde están los abarrotes El Paisa cuenta Leopoldo Aguilar, dos menores de tres y seis años subieron inútilmente a la azotea. No fue suficiente la altura para salvarlos. Se los llevó el agua. En la esquina murió doña Juana en la soledad de su casa; sus 75 años ya no le dieron tiempo para reaccionar.

Otras historias no terminaron tan trágicas, como la de una joven que pudo treparse a un árbol para evadir la inundació y por lancha se logró salvarle la vida.

Al atardecer de este lunes la gente ya tiene claro que las lluvias intermitentes en la ciudad que cayeron este domingo no fueron la causa directa de la desgracia. Saben que todo provino de las tormentas en la Sierra de Múzquiz, que incrementaron sensiblemente el caudal de los ríos San Antonio y Escondido hasta provocar desbordamientos. Los residentes de Villa de Fuentes aún no dan crédito a lo sucedido. Graco Alvarado, gerente del motel Las Palmas, afirma que el agua destrozó todas las habitaciones de la planta baja; sólo le dio tiempo de avisar a los siete clientes que a esas horas ocupaban el motel. Todos salieron con vida.

Parece tranquilo, pero sabe que las perdidas son cuantiosas, como también las del diario La Voz, que está apenas a una decenas de metros del paso del río Escondido. Nada más de ver los diversos automóviles de su propiedad, que ahora son chatarra y que están regados por las calles de Villa de Fuentes da una idea de la devastación provocada.

Los estragos llegaron hasta las iglesias. La parroquia del pueblo pudo ser evacuada al filo de las 3 de la mañana cuando el agua bajó. Algunos fieles y párrocos debieron subirse casi al campanario para sortear el desastre natural.

En la sede de los Testigos de Jehová la suspensión de la energía eléctrica fue el aviso para dar por concluida la ceremonia, una convocatoria a salir en calma porque "el río apremia" fue el último llamado antes de que los fieles salieran del templo para sumergirse en el caos que para entonces eran las calles de Villa de Fuentes.

Casi al anochecer, tras la visita del presidente Fox y varios secretarios de Estado los escuadrones de Protección Civil estatal y municipal y centenares de soldados improvisan bordos con sacos de arena en previsión de una nueva crecida del río Escondido. Y es que el rumor entre la gente de que la desgracia volverá pronto. Dicen que volverá a llover.

ALONSO URRUTIA, ENVIADO

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año
La Jornada
en tu palm
La Jornada
Coordinación de Sistemas
Av. Cuauhtémoc 1236
Col. Santa Cruz Atoyac
delegación Benito Juárez
México D.F. C.P. 03310
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Email
La Jornada
Coordinación de Publicidad
Av. Cuauhtémoc 1236 Col. Santa Cruz Atoyac
México D.F. C.P. 03310

Informes y Ventas:
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Extensiones 4329 y 4110
Email