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México D.F. Domingo 29 de febrero de 2004

REPUBLICA DE PANTALLA

Jenaro Villamil

El homo zapping y los escándalos

La corrupción verde, agenda de la semana

La concentración mediática en Venezuela

UN JOVEN SENADOR es videograbado, en pleno enjuague ("ƑQué pedo? ƑTú eres el del proyecto?", le dijo a su interlocutor en forma menos elegante que Guido Belsasso lo hiciera ante la creatividad investigadora del colega Jaime Avilés en La Jornada). La respuesta ante el escándalo mediático de la propuesta de soborno de 2 millones de dólares en cadena nacional confirmó la pobreza racional y la afinidad de Jorge González Martínez con el argot prealfabetizado de Big brother: "estos cuates intentaron negociar o más bien fueron a ponerme un cuatro". Como en el reality, él también descubrió un complot de Gobernación, y el IFE aún no encuentra razón suficiente para nominarlo a ser expulsado del presupuesto público.

TODOS LOS TELENOTICIARIOS, con Televisa a la cabeza, hicieron del caso un ejemplo del desafuero mediático que conmovió hasta a Diego Fernández de Cevallos. "Indignante", "una deshonra", "una vileza", "una desvergüenza" e "impunidad legalizada" fueron algunos calificativos televisivos que se le dieron al somero ejercicio de diálogo corruptor del Niño Chamuscado transmitido esta semana. Los medios expusieron el asunto como si descubrieran, por primera vez, que los verdes mexicanos además de corromper el lenguaje y las alianzas políticas, son telegénicos hasta en su contaminación. El Niño Verde logró en la BBC News y en otras cadenas televisivas los 15 minutos de infamia efímera que no hubiera conseguido de otra forma. Ni las grabaciones del policía peruano Vladimiro Montesinos fueron tan difundidas, en su momento, como la del Niño Verde.

FUE EL ESCANDALO de la semana, como antes lo fueron las cuentas sospechosas de la primera filántropa del país, como una ronda anterior fue el Nicogate y como a finales de 2003 protagonizaron los ahora civilizados e institucionales legisladores priístas. La agenda informativa ya no es sólo la de la política-espectáculo sino la del escándalo de la semana que luego será sustituido por otro y así en continuo zapping que distrae la amnesia inmediata del ciudadano transformado en audiencia homogeneizada.

ESTA CARACTERISTICA NO es exclusiva de México. En Gran Bretaña, Tony Blair se libró del juez Hutton, pero ahora enfrentó la severa acusación de manipulador y espía que le endilgó la incómoda laborista Clare Short, descalificada por no pocos medios como "mujer de destrucción masiva" (Daily News). Blair volvió a aparecer ante las cámaras desmejorado, apostándole al carisma telegénico de la depresión instantánea, tal como le recomiendan los reyes del spin (técnica de control informativa) británicos. El escándalo sustituyó muy rápido el chismorreo sobre la realeza inglesa, atrapada también en su propio zapping.

Y MIENTRAS EN Haití el pillaje político se apodera de las calles de la nación más pobre entre las pobres y en Marruecos un sismo devastador le da la oportunidad al gobernante Partido Popular español para hacer caravanas de ayuda con mensajes sensibleros en TVE, los medios globales se preocupan más por el nuevo escándalo hollywoodense: el filme gore de Mel Gibson sobre la pasión de Jesucristo que tan útil le resultó a los cristianos renacidos de George W. Bush para promover, al mismo tiempo, una nueva cacería homofóbica y así amarrar el 18 por ciento de votos que representan los ultra conservadores en Estados Unidos.

Domesticación y Apatía


ESTOS SON TAN sólo algunos ejemplos de una semana mediáticamente globalizada en los escándalos tronantes y de corto alcance que abonan muy bien con la creciente domesticación de un nuevo género: el homo zapping. Emparentado con el homo videns, teorizado por Giovanni Sartori, este homínido simbólico no sólo se concentra en la cultura de la imagen y el fenómeno virtual enajenante sino que se "conecta" a su propia realidad mediante la dispersión del zapping televisivo que no significa mayor diversidad o variedad de contenidos, paradójicamente, sino una creciente homogeneización emocional, cultural y subinformativa.

EL DISCURSO IMPLICITO y expresivo, propio de los canales que compiten entre sí en un espejo múltiple, no alienta el orden racional o la polémica sino el ruido permanente, "enganchador", casi apocalíptico, de los escándalos que se han configurado en un mecanismo muy hábil de domesticación política y mediática.

EL HOMO ZAPPING no genera opinión pública sino sondeocracia y mediocracia. De acuerdo con Víctor Sampedro, estas dos formas de gobierno conllevan, "por lo menos, la pérdida del liderazgo político, la sustitución de la política por las relaciones públicas, el silencio de las minorías (que sólo alcanzarán visibilidad si son producto de un escándalo mediático) y la renuncia a la deliberación real" (ver Opinión pública y democracia deliberativa, Editorial Istmo, p. 46).

EL HOMO ZAPPING confunde la esfera privada de la esfera social gracias a la socialización de lo privado, tan extendida en el sensacionalismo mediático, como a la privatización de lo social, propio de la plataforma ideológica de las derechas. No hay el ejercicio de la crítica sino del tremendismo inmediato. Lo público se deslava porque sólo se puede reducir a 20 segundos de un espot (como en los procesos electorales o los debates legislativos) o se convierte en una extensión del escándalo privado (Bill Clinton recordado por las artes felatorias de Lewinsky) o se socializa en función de la agenda mediática (se habla de los "muertos" en Irak, pero desde el punto de vista de la coalición angloestadunidense y se ignoran los 30 mil civiles iraquíes muertos que no alcanzan ninguna de las primeras planas del mundo).

A FINAL DE CUENTAS, el homo zapping sólo "participa" en política en la medida que puede cambiar de canales y de teleinformativos y ser el índice de un sondeo en función del escándalo del momento. La posición más común: "Ƒpara qué los partidos y las elecciones si todo es un cochinero, tan caótico como los talk shows y tan evanescentes como el escándalo encandilador de la semana?"

LOS MEDIOS MASIVOS en las naciones occidentales producen un ingente flujo de escándalos "que venden bien" sin la función política que se les presume: controlar a los gobiernos, que finalmente se convierten en un actor más del entorno de los espectáculos, los chismes y el instante de suerte que es atrapar al televidente en la pantalla. En México, el homo zapping está en plena era de los escándalos desmovilizadores que agotaron la imaginación y las propuestas del "gobierno del cambio" a la mitad de su periodo.

La Alianza Cisneros-Murdoch


ESTA SEMANA SE concretó otra singular alianza tendiente a la concentración mediática en América Latina. El poderoso empresario de medios venezolanos, Gustavo Cisneros (cuya fortuna, según la lista de Fortune, asciende a 4 mil 600 millones de dólares), concretó una alianza con otro magnate de grandes vuelos, Rupert Murdoch, el rey del sensacionalismo informativo y dueño de la Fox, para fusionar las plataformas de televisión de paga DirecTv y Sky News en América Latina. El anuncio lo realizó el propio Cisneros de visita en Barcelona durante la presentación del libro Gustavo Cisneros, un empresario global.

CALCULO CISNEROS QUE con la alianza con Sky, de Murdoch, la "nueva plataforma de televisión de paga contará con 3.2 millones de abonados en América Latina". En su peculiar estilo, este empresario, dueño de la cadena venezolana Venevisión, inversionista de AOL Latinoamérica y de la cadena hispanohablante de Estados Unidos, Univisión, dijo que "me hubiera gustado hacer el acuerdo antes, pero no fue posible por la oposición de Emilio Azcárraga, por la testarudez del entonces presidente de Televisa".

EL CRECIMIENTO DE Cisneros representa una reconfiguración de las alianzas de empresarios mediáticos en América Latina que tendrá una repercusión clara frente a los "gobiernos incómodos" para Washington, como el del propio Hugo Chávez en Venezuela, a quien los canales de Cisneros han convertido en su acérrimo rival.

AL DIA SIGUIENTE de que se conociera esta alianza, en Madrid, en el Ateneo Español, la ex vicepresidenta y cercana colaboradora de Chávez, Lina Bastidas, explicó que en su país los medios de comunicación privados se han convertido en "el partido político que no pudo tener la oligarquía" frente a Hugo Chávez. Al desfondarse los dos históricos partidos venezolanos (COPEI y Acción Democrática), "los medios de comunicación ocuparon el espacio de los otros dos grandes partidos". En Venezuela existen 56 cadenas televisivas y sólo una es propiedad del Estado (Venezolana de TV) y más de 700 emisoras privadas.

INDUDABLEMENTE, EL GRUPO hegemónico es el que encabeza el propio Cisneros, que se ha convertido en un importante actor político y promotor del antichavismo. No sería descabellado pensar que la ruta de este empresario es la misma que en su momento emprendió Silvio Berlusconi en Italia y que en muchas otras partes de América Latina buscan los grandes empresarios: concentrar la propiedad de los medios y construir esto para una plataforma política personal, de beneficios particulares con los gobiernos afines o de llamados permanentes a un nada velado golpismo como ha sucedido en Venezuela.

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