México D.F. Jueves 19 de febrero de 2004
Concurrieron Echeverría, De la Madrid
y Salinas
Funeral de JLP: sombras del pasado, desorden, ausencias...
La mayoría se negó a comentar la gestión
lopezportillista
RENATO DAVALOS
Los funerales de José López Portillo evocaron,
junto con la presencia de los tres ex presidentes en el velatorio de la
Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), 24 años del país
vividos bajo los regímenes priístas, que transitaron entre
crisis, acusaciones de corrupción, guerra sucia y crímenes
políticos. En la capilla militar, la defensa del ex mandatario osciló
entre la bravuconería de Salomón Faz, la pretendida discreción
de Joaquín Gamboa Pascoe y la "amistad de 65 años" de Luis
Echeverría Alvarez.
La imagen a las afueras de la capilla se resumió
en un José Ramón López Portillo que condujo en silla
de ruedas a Sasha Montegro rumbo al velatorio tres, adonde llegó
el féretro después de un periplo por la funeraria, el Hospital
Militar y la casa de Carmen Beatriz López Portillo. Para el régimen
foxista, en voz de Santiago Creel, secretario de Gobernación, en
la gestión lopezportillista se fincaron las bases del desarrollo
político nacional.
Evasivo,
el ex presidente Carlos Salinas de Gortari no quiso hablar en torno a si
acepta carearse con su sucesor Ernesto Zedillo sobre el crimen de Luis
Donaldo Colosio. "No es el tema por el que fuimos convocados aquí",
dijo. Otro ex mandatario, Miguel de la Madrid, desestimó juzgar
el régimen de López Portillo: "Todas sus acciones las hizo
de buena fe".
En medio del desconcierto de un centenar de reporteros
-muchos de revistas y programas de espectáculos que concurrieron
con la esperanza de que el escándalo familiar se diera durante el
velorio- y el vaivén del féretro que fue depositado en la
parte posterior de la capilla cuando lo sacaron de la carroza, tuvieron
lugar las condolencias de José Andrés de Oteyza, Carlos Tello
Macías, David Ibarra Muñoz, Jorge Díaz Serrano, Pedro
Ojeda Paullada, Tulio Hernández, Mario Moya Palencia, Griselda Alvarez
y Miguel Angel Godínez, entre otros.
Las reglas no escritas del presidencialismo mexicano,
pivote de los regímenes priístas, estuvieron ausentes en
el funeral, que transcurrió entre el desorden. El anterior ex presidente
que murió fue Miguel Alemán, hace dos décadas. Cuatro
años antes había fallecido Gustavo Díaz Ordaz.
En el murmullo en la capilla se entreveraron las historias
acerca del destino de la herencia, el cotilleo en torno a Sasha Montenegro
y el recuerdo de Carmen Beatriz López Portillo, quien en una plática
nostálgica relató cómo apenas el sábado pasado
estuvo con su padre. "Comimos juntos -rememoró- e inclusive me dictó
una carta. Por la tarde empezó con una tosecilla que no le abandonó
jamás."
Su otra hija, Paulina, ataviada con un pantalón,
blusa y turbante blancos, también refirió que comió
con su padre el viernes y que estaba de muy buen talante.
El periplo del cadáver
El llamado "presidente de la posrevolución" murió
el martes pasado en el Hospital Angeles, acosado por padecimientos que
se le juntaron como tantas otras circunstancias en su vida y en su gobierno,
marcado por la bonanza petrolera del primer trienio y la debacle de la
última parte, que culminó con sus arrebatos retóricos
en torno a los desposeídos, defensas caninas del peso y acusaciones
de corrupción.
Poco después de la medianoche del martes, el cuerpo
de López Portillo empezó un periplo que culminó en
la capilla de la Sedena, la antesala del panteón militar, donde
finalmente descansarán sus restos. El que fue su jefe del Estado
Mayor, Miguel Angel Godínez, dio los pormenores de un itinerario
inicial que fue del nosocomio a la capilla.
Pero los planes cambiaron. El convoy salió del
hospital, cambió de ruta y se enfiló a la funeraria García
y López, en Versalles y General Prim, para preparar el cuerpo. Transcurrieron
las horas en una madrugada fría, y hacia las cinco de la mañana
se anunció que iría a la capilla militar, en Lomas de Sotelo.
Pero hubo una ruta falsa. El convoy con patrullas y moticicletas simuló
el traslado hasta la confluencia de Periférico y Ejército
Nacional, dio media vuelta y regresó.
Mientras, la carroza con los restos de López Portillo
era conducida al Hospital Militar y después a la casa de Carmen
Beatriz. La carroza Mercedes Benz de la funeraria llegó a la capilla
las 9:30 horas, junto con aquellos que compartieron su sexenio y el poder.
Javier Martínez Salinas, el socio tequilero de
López Portillo, fue el primero en llegar, casi al mismo tiempo que
se daban los desplantes de sombrero de Salomón Faz, el entonces
líder de los parvifundistas. Un largo listado de personajes que
no incluyó ni al presidente Vicente Fox ni a su antecesor, Ernesto
Zedillo.
Godínez
confesó que seguirá siendo leal al ex presidente "aun después
de muerto". Ojalá que la historia lo trate "como debe ser", confió.
No estuvieron empresarios, pero sí su defensor legal, Juan Velázquez,
quien comentó: "Fui su abogado, amigo y diría que de todos
él fue mi mejor amigo. De todos los ex presidentes y personas fue
mi mejor amigo".
Miguel de la Madrid, con la edad reflejada en el andar,
reconoció lo mucho que López Portillo le ayudó en
su carrera. Cuando lo hizo secretario de Programación y después
lo apoyó en la candidatura a la Presidencia. "Tengo motivos de afecto
y agradecimiento", dijo el autor de la renovación moral,
que terminó con el encarcelamiento de Jorge Díaz Serrano,
director de Petróleos Mexicanos en el sexenio lopezportillista.
"El juicio de su gestión lo tendrán que hacer las generaciones
presentes y futuras."
Casi histriónico, el ex presidente Luis Echeverría
Alvarez, aquel que inspiró a López Portillo la frase de "romper
para estabilizar", expresó no temer a la muerte. Después,
con el mismo tono, externó que el ex mandatario desaparecido fue
un hombre muy "valioso y entusiasta". En todas las administraciones hay
críticas, pero "hay libertad". ¿El balance? "Será
después de 25 años", contestó.
Salinas de Gortari llegó casi al mediodía
con el diputado Francisco Rojas. No se encontró con Echeverría.
El mismo con quien protagonizó diferencias públicas. "José
López Portillo buscó servir a su patria y hay muchos motivos
para reconocerle su dedicación al trabajo. La evaluación
le toca a los historiadores y al pueblo", declaró.
-¿Y las diferencias ideológicas de su gobierno
con el de López Portillo?
-Las decisiones se toman respecto a las circunstancias
nacionales e internacionales que cada quien enfrenta en su responsabilidad.
Dejemos el juicio a los mexicanos.
-Pero ustedes encabezaron gobiernos opuestos.
-Las decisiones del señor López Portillo
fueron muy importantes.
-¿Está dispuesto a carearse con ErnesZedillo
en torno al caso Colosio?
-Tratemos el tema que nos ha convocado, que es bastante
triste.
También refirió que su padre, Raúl
Salinas Lozano, de 87 años y con enfisema pulmonar, está
delicado de salud, pero estable. "Esperamos llevarlo a casa en unos días",
agregó.
-¿El caso Colosio? -se le insistió.
-Más adelante platicamos de cualquier otro tema.
En la capilla, Salinas de Gortari preguntó a José
Ramón López Portillo por el futuro de los niños pequeños.
"No sé...", contestó este último.
El ex candidato presidencial Cuauhtémoc Cárdenas,
quien fue subsecretario Forestal y gobernador michoacano en tiempos del
ex mandatario, refirió que cada quién hará sus valoraciones
en torno a la gestión de López Portillo.
-¿Cuál es la suya?
-Yo expreso gratitud por las oportunidades que me brindó
y la amistad que me dispensó.
-¿Cómo juzgaría su régimen?
-Con el balance que el país tenga que hacer y que
cada uno hacemos en la vida. Hizo reformas que fueron la base de cambios
posteriores.
El representante presidencial, Santiago Creel, declaró
que con López Portillo se iniciaron reformas que culminaron con
la alternancia de 2000. En Aguascalientes, en tanto, Vicente Fox citó
que su mensaje al respecto ya lo había enviado. "Lo dice la carta.
Ahí está el balance" de ese gobierno.
También entre los visitantes estuvieron Francisco
Labastida, Roberto Madrazo, Alfredo del Mazo y Fernando Solana.
Por su parte, Sasha Montenegro, la viuda, resumió:
"Se acabó. Van a pasar muchos años antes de que entendamos
por qué. ¡Fue una estupidez, una estupidez. Una tras otra!
Pero tengo que hacer un reconocimiento a José Ramón, quien
se portó como todo un hombre".
-¡Cuidado! ¡La van a lastimar! -exclamó
José Ramón entre la legión de cámaras y tripiés
que prácticamente la cercaron en su camino rumbo al féretro.
A media tarde, el desfile de personajes había concluido.
|