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México D.F. Martes 3 de febrero de 2004

REPORTAJE /RESPETO Y OBSEQUIO A LAS ESPECIES

Atiende la UNAM miles de animales heridos, enfermos y maltratados

En sus dos quirófanos se puede operar a cuatro pacientes al mismo tiempo

Aunque predominan los perros, también gatos, hurones y tortugas son acogidos en el Hospital Veterinario para Pequeñas Especies, único nosocomio público en la capital del país con tratamientos para enfermedades como depresión y aun el sida felino

KARINA AVILES

Nikie amaneció peor que otros días. Tomó su primer antidepresivo y al rato acudirá al siquiatra para aliviar sus problemas de "soledad".

Desde que fue abandonada pasa largas horas en su departamento con los objetos que le recuerdan a su amo: el cepillo de pelo, la bufanda, los calcetines. Incluso, no se separa de la puerta en espera de que su protector regrese y, así, su sufrimiento termine.

Nikie es originaria de Alemania. A sus vecinos les llama la atención por sus ojos oscuros en forma de almendra, piernas cortas y orejas puntiagudas. Pero quizá lo que más gusta de ella es su pelaje espeso.

Ni su belleza ni sus virtudes valieron en esta ocasión. Sin más, de un día para otro, cambió su forma de vida. Ya no le podían dedicar el mismo tiempo por razones de trabajo. Como cada vez alcanza para menos, su ser querido debió conseguir un empleo de jornada completa que le impide estar con ella todo el día, como en los viejos tiempos.

El golpe fue tan duro que Nikie comenzó a desarrollar conductas preocupantes. Rompe los objetos del departamento, destruye uno que otro mueble y su tristeza es tal que sus gemidos se oyen hasta afuera de casa.

Por ello, tuvo que iniciar un tratamiento en el único hospital público que existe en la capital del país, donde atienden éste y otros padecimientos. La primera ocasión que fue a consulta entró por equivocación en la sala de urgencias, donde estaban pacientes en peores condiciones que ella.

Ahí, la mayoría entra en camilla, literalmente con las "patas para arriba". Como en cualquier otro nosocomio, a emergencias llegan los atropellados, los que vienen en estado de choque, los intoxicados, los que traen una diarrea grave, o los que sin querer se tragaron un cuerpo extraño, como una corcholata o una pelota.

Nikie debió permanecer un rato en la sala de espera, pues el número de pacientes que acude al hospital por distintas causas -aunque una de las principales es la caída de azotea- es muy alto. Ante el aumento en la demanda necesitaríamos crecer 50 o 75 por ciento más, dice el director Joaquín Aguilar Bobadilla.

Junto a Nikie, que es una pastor alemán, están otros animales esperando turno: Tayson, un buldog con problemas gastrointestinales, Boris, un mestizo que acude regularmente para que lo atiendan de diabetes, Randy, un gato obeso; un hurón, y una tortuga, la única paciente que no luce inquieta y desesperada.

También se encuentra Lola, lista para pasar al consultorio 1, donde la atiende la doctora Martha Dueñas. La especialista le mide la temperatura, le revisa el abdomen, la frecuencia cardiaca, después, la lleva al área de rayos X. Si la placa demuestra que tiene problema en una pata, tendrá que pasar al ortopedista, aunque si la perra orejona sigue con diarrea y vómito tendrá que ser internada.

El Hospital Veterinario para Pequeñas Especies de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ubicado en Ciudad Universitaria, cuenta con 40 camas (perreras) regularmente llenas, dos quirófanos con capacidad para operar a cuatro pacientes en forma simultánea, cuatro consultorios y áreas de especialidades: ortopedia, patología, neurología, etología clínica , diagnóstico por imagenología (rayos X y estudios de placas), indica Aguilar Bobadilla.

El director explica que hay un veterinario asignado para cada enfermo y que el sanatorio opera como cualquier otro. Cada mañana, los especialistas discuten los casos de los hospitalizados y de los que acuden a consulta externa. Posteriormente, realizan la visita de rutina a los internos.

El área de enfermedades infecciosas es pequeña. Tiene ocho "camas". En la primera duerme Logan, un rotwailer de cuatro meses que padece parvovirus. Enfrente descansa Cuca, que no disimula su estado de ánimo. No tiene ganas ni de moverse; como su vecino de reja, padece una gastroenteritis viral.

Los convalecientes se encuentran en el área de recuperación, equipada con tinas de hidromasaje para la rehabilitación, por ejemplo, de enfermos de la columna.

En este departamento se encuentra Dalí, macho de siete años que se recupera de una intervención quirúrgica. El doctor Tomás Castro cuenta que el paciente se cayó de un edificio de 12 metros. El cocker se fracturó las patas delanteras y ahora no tiene de otra más que guardar reposo.

De su jaula cuelga una hoja clínica que reza: "monitoreo de frecuencia cardiaca cada 30 minutos, dar croquetas cuando se despierte, proporcionar agua cada cuatro horas, reportar si come, bebe, orina, defeca, vomita; y mantener jaula limpia, seca, cálida con botellas de agua caliente".

No muy lejos se escuchan los aullidos de Botas. Se ve con un dolor muy grande, no lo oculta, gime, llora y cuando ve a alguien muestra gran enojo. Fue castrado.

Mas de 9 mil "pacientes"

Aguilar Bobadilla precisa que el año pasado, en el hospital fueron atendidos más de 9 mil pacientes con enfermedades como cáncer, diabetes, alergias, sarnas, lupus, intoxicaciones, fracturas, insuficiencia renal y hasta casos de perros "maltratados", pero no por el dueño, sino por algún vecino.

Recuerda cuando llegó un can herido de un machetazo y, otra ocasión, un gato atravesado por una flecha. También se han dado casos de perros con heridas de bala. Uno que otro perro ha llegado intoxicado por comer chocolates en exceso.

Señala que la mayoría de los que llegan intoxicados se debe a que el dueño les recetó algún fármaco. A los pacientes con cáncer -indica- se les trata con quimioterapia; y a los perros y gatos con diabetes se les somete a dieta especial.

El doctor Genaro Jardón, del área de patología, explica que los perros con diabetes generalmente son insulinodependientes, mientras que los gatos no. Indica que "también existe el sida felino. Es un virus que causa inmunodeficiencia, pero no hay evidencia de que sea transmisible al humano. La frecuencia de la enfermedad es baja, inferior a 1 por ciento", puntualiza.

Nikie es paciente del doctor Moisés Heiblum, especialista en etología clínica, ciencia que se encarga de la prevención, diagnóstico y tratamiento de conductas problema en los animales. El diagnóstico de Nikie: "ansiedad por separación".

Lo anterior significa que el perro o perra ha creado un lazo de dependencia muy fuerte con una figura humana "y cuando el dueño no está, (el canino) entra en un estado de estrés o de pánico porque tiene miedo a estar solo", explica.

El experto señala que sólo en "casos extremos" se recurre a un tratamiento farmacológico mediante el cual se administran antidepresivos de uso humano. Sin embargo -enfatiza-, para poder hacerlo se requiere de una indicación médica.

El Hospital Veterinario para Pequeñas Especies de la UNAM es reconocido por su alto nivel de excelencia y por ser un instrumento más de la universidad que cumple con una función social, pues además cuenta con una unidad móvil equipada con tecnología de punta que ofrece sus servicios gratuitos en las zonas de mayor marginación en la capital del país.

Los veterinarios a bordo de la unidad se encuentran diariamente en algún punto de la ciudad para vacunar, desparasitar, operar, esterilizar y dar consultas, sin costo, a perros y gatos cuyos dueños no pueden llevarlos al especialista. El hospital, perteneciente a la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, ofrece sus servicios por una cuota de recuperación. El horario es de lunes a viernes de 10 a 16 horas y sábados de 10 a 13 horas.

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