.. | México D.F. Lunes 2 de febrero de 2004
Hizo gala de su experiencia acumulada desde
1971 cuando creó No tengo dinero
Llegador, Juan Gabriel seduce a más de 42 mil
en Minezota
El primero de los conciertos de 2004 del intérprete
reunió a público de todos los rumbos y clases sociales en
el estadio Neza 86 "Gracias amores", dice luego de 42 temas y popurríes
ARTURO CRUZ BARCENAS
Juan Gabriel cantó más de 42 temas, más
algunos popurríes, a las más de 42 mil personas que anhelantes
de romanticismo a la mexicana, a lo barrio, pero por momentos con tintes
folclóricos y sinfónicos, asistieron el pasado sábado
al estadio Neza 86, donde el llamado Divo de Juárez, ciudad
donde fue criado, demostró la experiencia que ha acumulado desde
que en 1971 lo hizo famoso su composición No tengo dinero,
inspirada en el amor frustrado de un joven de buenas intenciones, pero
pobre.
Noche en la que familias enteras gastaron su dinero y
energía para ocupar los asientos en gradas o en la sillería,
peleando con personal de seguridad para no ser removidos una y otra vez.
"¡Nada más veo a Juan Gabriel y me voy!", gritó una
señora con un bebé en brazos, harta de que le exigieran que
buscara su lugar, su número asignado. No fue gratuito su enojo.
Se suponía que el intérprete empezaría su fandangote
a las ocho y media, pero entró al escenario hasta las 10 de la noche.
A las nueve pe-eme tronaron unos cuetotes y los fuegos
artificiales provocaron aplausos. "¡Ya viene!", se oyó. "¡Esta
es primera llamada, primera!" Chiflidos y recordatorios familiares. En
los túneles, cientos se apretujaban y avanzaban lentamente. Los
encargados de revisar los boletos abrían burocráticamente
esa especie de compuerta presionada por la marea humana, cuya fuerza inercial
provenía desde la calle Organillero, convertida en hecho real del
cuento La carretera del sur, de Julio Cortázar. Era, pues,
un enorme estacionamiento.
La
convocatoria de Juan Gabriel es tal que concita a público de todos
rumbos y clases sociales. Esto se refleja en la diversidad de los medios
de comunicación que se interesan por relatar sus conciertos: todos
los diarios importantes, los canales de televisión, y los infaltables
colados, seudorreporteros de utópicos diarios, como La Noticia,
El Informador, La Nota. Todos, en masa, fueron llevados desde
Reforma hasta Nezayork.
Los cerveceros vendieron su producto con prontitud, lo
mismo que los chicleros y galleteros. Por fin, a las 10, luego de una agónica
segunda llamada, entre los tronidos de cuetes o cohetes, más
una que otra paloma, la orquestota tocó sus primeros chuntatas.
Apareció Juanga, Juan, Juan Gabriel, y una marea manifestó
un conato colectivo para llegar hasta el ídolo.
Decenas de policías formaron un dique. "No tengo
dinero, ni nada que dar"... Un poli corea la rola y levanta su aparato
de comunicación para que alguien del otro lado de la línea
se dé un quemón con esa balada que no fue baladí.
"Gracias, amores", dijo el cantante ataviado con un traje gris brillante.
Sonrisas y aplausos de Olga Guillot
Olga Guillot, otrora diva verdadera de la canción
romántica, aplaudía y sonreía. Sus ojotes destellan
una belleza apenas oculta por los años. Vica, la curvilínea
estrella del cielo televisivo tomaba fotos a Juan con una minicámara.
"Gracias, mis amores", lanzaba de nuevo el máximo exponente del
llanto hecho canción, quien sin rubores ha enseñado a los
enamorados que es mejor pedir perdón que permiso. "Ahora que te
fuiste, ¿cuál fue mi sorpresa?, que no te extrañé",
en una ironía, en una defensa de la dignidad perdida.
Juan
eleva su copa para decir "¡salud!". "Podría volver, pero no
vuelvo por orgullo, simplemente..." "Te pareces tanto a mí, que
no puedes olvidarme". Puras frases esquineras, de esas que son como meter
un cuchillo en la panza y darle de vuelta, como si se quisiera hacer un
hoy. Para hacer que la mujer que no quiere ceder pronuncie, por fin, el
"sí". "¡Vamos, Neza!" "Todas las mañanas entra por
mi ventana el señor sol, doy gracias a Dios por otro día
más. Buenos días a la vida, buenos días al amor".
Como para andar dando brincos juguetones en un campo sembrado de rosas,
levantando la vista al cielo. "Yo seguiré tratando ser mejor..."
"Pero tu orgullo no se te hace demasiado". "Haber si todavía
me sale el do de pecho". Toma aire y suelta una larga frase. El tiempo
le hace lo que el viento a Juárez. "Hasta parece que me golpeó
El Finito".
Ya el público es un alarido. Ante el sax, Yo
no nací para amar, especie de fox-trot donde se renuncia a la
felicidad: "Mis sueños nunca se volvieron realidad". Interpreta
una de sus primeras rolas: Rosa roja. "Esta es para todos los niños
de 21, 22, 23, 24, 25, de 1982-1983; todos la han hecho suya: Querida.
Mueves las manos como si estuviera moviendo la melodía. El estadio
Neza es una voz. No te guardo rencor.
"La regué y así ruego"
Ahora, en su imaginaria cachondez. Juanga toma
el micrófono y hace como que juega con el tubo de un table dance.
Manipula el aparato hasta casi eyacular. Cierra los ojos. Ya viene, ya
viene... He venido a pedirte perdón. Se hinca, en el acto amoroso
más humilde. La regué y así ruego, oh, ser que amo,
que me perdones. Nada de Paquita la del Barrio. Nada de rata de dos patas.
Llegó el momento de sentirse muy mexicano. Entran
el mariachi y una pareja de bailarines tipo Jalisco. Atotonilco, mi cielo...
Pero lo bravío da paso al revanchismo. Se escucha
La farsante. Se engalla, reta a alguien que en el alucine está
frente a él. "Yo creí que eras buena y resultaste traicionera.
" Más amor jijo con Se me olvidó otra vez... que ya
habíamos terminado. Es más, ya ni existes. No vale la
pena, Siempre en mi mente, Ases y tercia de reyes. Puro no me
dejo.
Con tu amor fue tan sólo una pausa. El Noa Noa
hace del escenario una gran disco. Juanga rejuvenece al compás
de ese antro de nostalgias compartidas. De lo alegre a lo triste: "Háblame
de ti, cuéntame de tu vida. Te lo pido por favor. Te voy a olvidar.
Palo dado ni Dios lo quita".
Un levantón con Así fue, con mensaje
de te dejo, pero te voy a ayudar a que me olvides. Avanza en el clímax
de la sensibilidad con Costumbres, para muchos la más sabia
de sus composiciones: "Es verdad que la costumbre es más fuerte
que el amor".
Abrázame fuerte, otro de los éxitos
Que
Juanga no da un hitazo desde hace años. No es cierto. Para
demostrarlo canta Abrázame fuerte. Cierra con Amor eterno,
la que dedicó al "verdadero amor". Ya el reloj apuntaba la una de
la madrugada. Todos se van con su rato de intimidad, de frases que les
recordaron que los sentimientos valen mientras no se olviden. "Estuvo de
poca madre". "Qué chingón." "Juanga es Juanga."
"No le faltó ninguna." "Cantó bien desde el principio del
concierto." "Nos bendijo."
Al despedirse, Juan Gabriel agradeció la presencia
de los más de 40 mil asistentes, "sobre todo de los colocados hasta
arriba, hasta allá", que pagaron cien pesos. "Vayan con Dios, acuérdense
que en casa alguien los espera." Y alzó su mano derecha en un ademán
santo, cuasi papal. "Gracias, amores; gracias, amores; gracias, amores."
Cada quien se encaminó hacia la salida, satisfecho.
Hay Juanga para rato. Su gordura no le impide brincar, girar en
el aire, durante tres horas de melodías pegajosas.
Fue el primero de los conciertos de la gira 2004 de Juan
Gabriel.
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