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México D.F. Lunes 2 de febrero de 2004

Washington busca una réplica exagerada de La Habana, señala el analista

Bush ha emprendido una escalada de presión contra Cuba: Wayne Smith

Para el mandatario estadunidense, el tema cubano es una "obsesión... es algo sicológico"

GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL

La Habana, 1º de febrero. El gobierno del presidente George W. Bush ha emprendido una escalada de presiones hacia Cuba que, sin llegar al ataque militar, busca provocar una sobrerreacción de La Habana que empeore su situación internacional y la aisle, opina Wayne Smith, veterano analista del conflicto bilateral.

En una breve estancia académica aquí, Smith dijo a La Jornada que una eventual incursión militar estadunidense a la isla es muy poco probable, pero en cambio seguirá la tensión para que la réplica cubana "haga lo demás", como en el conflicto con Europa y el encarcelamiento de opositores y el fusilamiento de tres secuestradores el año pasado.

Si Bush se relige no habrá cambios sustanciales hacia Cuba, porque para el mandatario el tema es una "obsesión", una cuestión "casi sicológica", aventuró el ex diplomático. Pero el Congreso puede suavizar el bloqueo, en un momento en el que la mayoría de la población en Estados Unidos, excepto un pequeño núcleo en Florida, quiere normalizar relaciones.

Especialista en América Latina, tercer secretario en la embajada en Cuba en 1958, Wayne Smith fue más tarde jefe de la Sección de Intereses de su país en La Habana. Al discrepar con Ronald Reagan, abandonó el servicio diplomático en 1982. Ahora alterna sus clases en la Universidad John Hopkins con el Centro de Política Internacional, un foro académico independiente, que entre otras actividades tiene una campaña por la libertad de viaje a Cuba. Estos son tramos de la conversación:

-En Estados Unidos hay dos tendencias hacia Cuba: el gobierno endurece su posición, pero empresarios, legisladores y particulares quieren una normalización de relaciones. ¿Cómo cree usted que se comporten estas fuerzas este año?

-Son dos tendencias muy conflictivas. Para la administración, Cuba es una obsesión. No quiere contactos normales. Si fuera posible, creo que no habría para Bush secciones de intereses ni nada. No tienen interés alguno en mejorar relaciones con Cuba. Al contrario: es cada vez más claro que su tendencia, su objetivo, es un cambio de régimen. Es decir, eliminar el gobierno de Fidel Castro y poner un gobierno "democrático" en su lugar.

"Pero la tendencia de la mayoría del pueblo estadunidense, de los intereses agrícolas de Estados Unidos, de los empresarios, es exactamente el contrario. Ellos entienden que la política de los últimos 40 años es obsoleta, es contraproducente, no sirve a sus intereses ni mucho menos a los del pueblo cubano. Quieren un cambio".

-¿Cómo ve ese choque de tendencias en estos nueve meses que faltan para las elecciones?

-La posición de la administración, a mi juicio, es contraproducente. Están tomando una posición muy dura. La comunidad cubano-estadunidense ahora está muy dividida. La mayoría, 55 por ciento, piensa que el embargo es un fracaso y que debemos buscar otra política. Quieren seguir viajando y mandando dinero a sus familiares en Cuba.

"Dejando a un lado a unos pocos en Florida, entre ellos algunos muy ricos que llevan dinero al Partido Republicano, el resto del país está en contra de esta política. Por eso para la administración es contraproducente tomar esta posición dura en época electoral. Tiene su costo. Lo único que le ayuda es que Cuba, para la gran mayoría en Estados Unidos, no es tan importante.

-¿Hasta dónde puede llegar Bush?

-No creo que tengan la menor intención de emprender acciones militares en Cuba. Lo que esperan es tomar una posición tan dura, tan amenazante, que Cuba va a sobrerreaccionar y empeorar su situación internacional. En el caso de Europa es exactamente lo que hizo Cuba.

-¿Y las detenciones y fusilamientos de marzo y abril?

-Hicieron daño, no a la administración, que ya había tomado una posición muy dura, sino a las personas en Estados Unidos que estaban trabajando por mejorar las relaciones con Cuba. Esta sobrrerreación de Cuba hizo esto mucho más dificil. Pero muchos legisladores siguen trabajando, luchando por normalizar relaciones. Dicen que nuestra política hacia Cuba es un fracaso total. Los arrestos lo confirman. Mientras más presionamos a Cuba, más defensiva es su postura. Podríamos lograr mucho más al reducir tensiones.

-Si Bush se religiera, ¿seguiría su política hacia Cuba en un segundo mandato?

-No espero ningún cambio si hay un segundo mandato de Bush, porque su actitud hacia Cuba no se debe sólo a un cálculo político doméstico. Es mucho más que eso: es una obsesión, una cuestión ideológica, casi sicológica.

-¿El horizonte sería de más presiones buscando una sobrerreacción cubana?

-Exacto. Tratando de que Cuba empeore su posición. Quieren aislar a Cuba y esperan lograrlo tomando una posición muy dura. El plan es asumir una postura que parece amenazar a Cuba y que la sobrerreacción de los cubanos haga lo demás, empeorando, aislando al país.

-¿Sólo un cambio de gobierno podría cambiar la política hacia Cuba?

-El Congreso puede levantar las restricciones de viajes y puede eliminar el embargo sobre comestibles y medicinas, para que Cuba pueda vender productos agrícolas a Estados Unidos libremente y viceversa. Esas dos cosas representarían pasos muy importantes.

-¿Qué tan posible es eso, con una mayoría del Congreso enfrentada a una administración atrincherada?

-La mayoría del Congreso quiere un cambio y tiene el poder de hacerlo. En esas dos cosas por lo menos.

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