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México D.F. Sábado 17 de enero de 2004

Luis Javier Garrido

Mumbai: el desafío del cambio

El cuarto Foro Social Mundial se abrió ayer en la ex Bombay en medio del entusiasmo de más de 80 mil participantes, de los cuales 40 mil son indios, y el desinterés de la mayor parte de la clase po-lítica de India. En la populosa ciudad de Mumbai, o Bombay, de cerca de 15 millones de habitantes, de los cuales la mayoría vive en ciudades perdidas de los suburbios en condiciones de gran miseria, se empieza a dejar sentir lentamente la presencia de los delegados de 130 países, que asistirán a más de 2 mil 500 conferencias, mesas redondas, talleres y otros eventos en los próximos cinco días.

"ƑEs posible cambiarlo todo?" La pregunta empieza a ser también la de muchos habitantes de esta megalópolis, llamada por muchos Bollywood, por ser la Meca del cine indio. La prensa extranjera parece sorprendida por muchas cosas, entre otras por la decisión del gobierno derechista y nacionalista de cambiar nombre a varias ciudades, tomada en 1996. Calcuta es ahora Kolkata, Madrás se llama Chemmai y el puerto de Bombay (buena bahía), bautizado así por los ingleses en 1661, cambió a Mumbai, vocablo que evoca a una divinidad local que protegía a las islas sobre las que se edificó la ciudad: Mumbaden. El pueblo ha aceptado la nueva denominación pero los diarios europeos -del Times a Le Monde- siguen hablando de Bombay.

La carretera de seis carriles que lleva a la sede del foro permite percibir algunas de las contradicciones de India, económicas, sociales, religiosas e históricas, y las dificultades para el éxito de este evento. El foro, cuya organización costó cerca de 2 millones y medio de dólares, fue organizado por un comité en el que se integraron 135 organizaciones -ligas campesinas, partidos, sindicatos y organizaciones no gubernamentales- que trabajaron arduamente por hacerlo posible, cuya repercusión y trascendencia es aún incierta. Buena parte de los diarios europeos le dedicaron sus cabezas y primeras planas al encuentro, pero en India todo es distinto.

El foro, en todo caso, no interesa a la clase política india, que lo ve con desdén. El gobierno del primer ministro Atal Behari Vajpayee y del Partido Nacionalista Hin-dú ha logrado una tregua con la oposición, por lo que puede darse el lujo de ignorar el evento. Y ese es también el caso del que es ahora la principal oposición, el histórico Partido del Congreso, que gobernó India durante varias décadas, encabezado desde la independencia por Jawaharlal Nehru (1947-1964), a quien sucedió su hija Indira Gandhi (1966-1975 y 1980-1984), asesinada en 1980 por uno de sus guardias sikhs, y a quien a su vez remplazó en el li-derazgo del partido y como jefe del gobierno su hijo Rajiv Gandhi, también asesinado en 1989. La burocracia del Partido del Congreso, encabezado por Sonia, la viuda italiana de Rajiv, no ha mostrado tampoco interés alguno por el evento.

El Partido Bharatiya Jonata (BJP), o Partido Nacionalista Hindú, fundamentalista de extrema derecha, llegó al poder aprovechando los escándalos de corrupción del Partido del Congreso, y ha alcanzado gran popularidad por su radicalismo nacionalista pero también por la astucia que ha tenido para aplicar las medidas neoliberales. Desde el día de la inauguración del foro sus voceros no han cesado de repetir que el país está en plena "transición", que el gradualismo con que Vajpayee ha ido imponiendo el nuevo modelo no se puede comparar en absoluto con el neoliberalismo salvaje que se aplica en China -país con el que India pretende competir-, que el crecimiento de India fue de 6 por ciento en 2003 y que gracias a sus políticas ha aparecido una clase media muy engorrosa de 23 millones de personas.

Los hechos, sin embargo, contradicen esta visión optimista del gobierno, y eso es lo que se entendió ayer en la voz de dirigentes indios que hablaron en la sesión plenaria de apertura del cuarto Foro Social Mundial, en el auditorio de exposiciones en que fue transformado un antiguo complejo industrial situado en Nesco, a dos horas del centro de Mumbai. India es un subcontinente que cuenta con mil 100 mi-llones de habitantes y que desde 1974, fecha en que hizo explotar su primera bomba atómica, es potencia nuclear. Pero en los años en que el BJP ha aplicado los programas y medidas neoliberales las desigualdades no han cesado de aumentar, como lo sostienen Saroj Giri y la mayoría de los analistas. Nueva Delhi quiere convertir al país en "la oficina del mundo", China es ya su "taller", declaró a Tribuna de Geneve del 15 de enero, y las cifras no faltan en estos días en los que empieza a denunciarse los estragos que el neoliberalismo ha causado a ese país sede del foro.

India es el segundo país más poblado de la Tierra, pero ocupa el lugar 127 entre los en vías de desarrollo, cuando hace años era otra su situación. Cuarenta y tres por ciento de la población es analfabeta, el ingreso medio anual es de 478 dólares por persona, el desempleo -de 9 por ciento- aumenta, el desarrollo industrial está detenido y la agricultura no puede ya resistir. Desde abril de 2001, por presión de Washington, el gobierno indio aceptó reducir todas las cuotas sobre importaciones agrícolas, en momento en el que los precios de los productos se habían depreciado como nunca antes, lo que empobreció al 70 por ciento de la población que vive de la agricultura. La teoría dice que la liberalización de la economía estimula a la iniciativa privada, "pero en los hechos esto no es así", declaró a Liberátion Shrirang P. Skula, ex embajador de India ante el GATT, quien dirige la campaña del pueblo indio contra la OMC, plataforma que agrupa a más de 200 organizaciones. Los hechos son esos: en India más de 250 millones de personas viven con menos de un dólar diario.

El desafío fundamental es, sin embargo, para la sociedad, y en las conferencias y mesas redondas que se inician este sábado, se verá bien si el foro de Mumbai podrá no sólo profundizar en el diagnóstico de los males que ha traído el proceso de globalización neoliberal, sino empezar a plantear cómo debe ser la respuesta de la sociedad ante la impaciencia que crece en el mundo.

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