México D.F. Sábado 10 de enero de 2004
Las palabras de Marcos, en buena medida,
de la sociedad civil: Luis Javier Garrido
Como contribución a la memoria, aparece compilación
de documentos zapatistas
BLANCHE PETRICH
Archivo es memoria. Y la memoria de las experiencias históricas
es indispensable para que las sociedades puedan aprovechar las lecciones
de su pasado para construir el presente y el futuro. Con esta premisa,
ayer por la tarde se presentaron los discos compactos que recopilan cerca
de mil documentos generados por el movimiento zapatista en los pasados
10 años.
El historiador y antropólogo Francisco Pineda,
compilador de la antología, definió esta obra cibernética,
diseñada por José Monfort, como "una contribución
al no olvido". Y advirtió: "No se puede decir que la tarea esté
terminada".
Especializado
en la historia del movimiento zapatista de principios del siglo XX, Pineda
lamentó que al acercarse el centenario de la insurgencia, la recopilación
y sistematización de las fuentes documentales sobre los rebeldes
del Ejército del Sur siguen inconclusas. Peor aún, muchas
historias de esa etapa se han perdido. "Es -explicó- como si la
falta de memoria colectiva hubiera quitado el filo al machete de Emiliano
Zapata".
Durante su presentación señaló que
los historiadores han logrado reunir fuentes documentales de la historia
oral y de la recuperación y catalogación de los acervos zapatistas
del estado de Morelos, los corridos, archivos militares y los registros
agrarios y epidemiológicos. Pero apuntó que cerca de 10 mil
documentos internos del cuartel general del Ejército Libertador
y muchas horas de grabación con testimonios de los sobrevivientes
aún no han sido procesados.
Por ello -subrayó- a 10 años del levantamiento
de los zapatistas de fin de siglo, se hace indispensable iniciar la recopilación
de documentos. En este sentido, reconoció el esfuerzo de la revista
Rebeldía, que produjo la realización de los discos
compactos, como una "contribución al no olvido".
Por su parte, el periodista Luis Hernández Navarro
señaló que los materiales recopilados no constituyen solamente
un testimonio para reconstruir una historia, sino que pueden llegar a ser
"grandes ventanas para asomarse al futuro".
En esta obra cibernética -expresó el coordinador
de las páginas de opinión de este diario- "se encuentran
las huellas de una larga marcha que ya cambió una parte de México
y del mundo".
Los ensayos, fábulas, panfletos, cuentos y cartas
del archivo zapatista "tienen vida propia", y en ellos conviven los cuentos
del viejo Antonio, historias de niños, análisis de la coyuntura,
citas de Bertolt Brecht, el Quijote y una larga serie de posdatas, describió.
La importancia de este trabajo y su distribución
radica en que "el poder de la rebelión zapatista está en
la palabra". Recordó cómo, desde sus primeros pronunciamientos,
los zapatistas fabricaron un lenguaje propio, contaron cosas nuevas de
manera novedosa. "La rebelión se dio a sí misma el derecho
de nombrar con coraje lo intolerable y al hacerlo hizo renacer la esperanza".
Reconoció que durante muchos años la izquierda
mexicana escribió sólo para sí misma, aunque el pueblo
de México fuera formalmente su destinatario. Pero el zapatismo modificó
esa lógica, hizo accesible y apetecible el lenguaje de la izquierda
para el gran público y al hacerlo ocasionó una gran transformación
cultural.
En su turno, el politólogo y catedrático
de la Universidad Nacional Autónoma de México Luis Javier
Garrido afirmó que "la palabra fresca y esperanzadora del zapatismo
es ya parte de la vida política de México y lo seguirá
siendo por mucho tiempo"
El discurso de los rebeldes, "que nunca fue autoritario,
abre nuevas perspectivas en el quehacer político. Las palabras del
comité clandestino, de las comunidades y del subcomandante Marcos
en buena medida también es la palabra de la sociedad civil. El EZLN
ha sabido hablar también con el silencio. Y siempre con la verdad".
Francisco López Bárcenas, intelectual mixteco,
destacó un aspecto de la recopilación, la que alude al movimiento
indígena. "En los años de 1996 hasta 1998 sobresalen los
pueblos indígenas, porque es el periodo en que se dio el gran movimiento
cuyo eje fue el proceso de diálogo que culminó con la firma
de los acuerdos sobre derechos y cultura indígenas que el Ejecutivo
olvidó, el Legislativo destrozó y el Judicial ignoró."
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