Tribasa y Grupo Aeroportuario del Sureste, entre los beneficiados

El foxismo ha gastado $7 mil 500 millones en rescatar consorcios

VICTOR CARDOSO Y JUAN ANTONIO ZUÑIGA

El gobierno del presidente Vicente Fox ha destinado al menos 7 mil 500 millones de pesos para apoyar a grandes corporativos privados con problemas económicos y facilitar la continuación de sus operaciones tanto en México como en el extranjero.

Por medio de la banca de desarrollo, los recursos del erario han fluido hacia proyectos quebrantados por la impericia empresarial, lo cual contrasta con las dificultades que empresas pequeñas y medianas (Pymes) enfrentan para obtener un crédito.

En lo que han sido prácticamente rescates encubiertos de proyectos privados, organismos como Nacional Financiera (Nafin) y el Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext) sirvieron como fuente de recursos para respaldar con 2 mil 450 millones de pesos a productores de azúcar, lo mismo que con 5 mil millones para la construcción de autopistas en Chile, que dejó inconclusas el Grupo Tribasa.

Además, ante el incumplimiento de este mismo grupo en el pago de 30 millones de dólares, Nafin asumirá esta misma semana más de una cuarta parte del Grupo Aeroportuario del Sureste, a escasos cinco años de la privatización de los aeródromos de Cancún, Mérida, Cozumel, Villahermosa, Oaxaca, Veracruz, Huatulco, Tapachula y Minatitlán.

El gobierno federal ha mantenido la línea marcada en anteriores sexenios de apoyar financieramente a los principales empresarios del país para mantener a flote sus firmas.

En 2001, mediante el denominado Esquema Emergente de Apoyo Financiero al Sistema-Producto Azúcar/Zafra 2000/2001, el Bancomext dispuso de casi 2 mil 500 millones de pesos para apoyar a los ingenios azucareros en el pago de preliquidaciones a los campesinos productores de caña.

Esto desembocó en el "abandono" de 402 mil toneladas de azúcar entregadas en garantía de los préstamos que después tuvieron que ser comercializadas por la institución financiera.

Aún así no se resolvió la problemática económica de los ingenios y en septiembre de 2001 se llegó al extremo de expropiar 27 factorías.

Pese a esa experiencia, el Bancomext brindó su apoyo económico al empresario David Peñaloza, presidente del Grupo Triturados Basálticos y Derivados (Tribasa), para construir dos autopistas de cuota en Chile. Ese respaldo fue otorgado a pesar de que Tribasa ya había fracasado en la operación de carreteras de peaje en México, un experimento salinista que ya cuesta al erario casi 150 mil millones de pesos.

Con todo, Peñaloza y Tribasa incumplieron con las concesiones obtenidas en Chile y ahora Bancomext está encargado de concluir la construcción de la carretera Itata-Concepción y continuar con la operación de la Santiago-Los Vilos para posteriormente proceder a la venta de ambas con el fin de restituir el financiamiento otorgado. El valor de este "rescate" rebasa actualmente los 5 mil millones de pesos.

En este contexto Peñaloza obtuvo un crédito por 30 millones de dólares de Nafin y comprometió en garantía 25.5 por ciento de las acciones de ITA, grupo controlador de Asur, que a su vez opera las nueve principales terminales aéreas del sureste del país.

De nueva cuenta el empresario incumplió con el pago del nuevo adeudo y, mediante este mecanismo, el gobierno federal retomará una participación accionaria de los aeropuertos privatizados en 1998.