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México D.F. Miércoles 10 de diciembre de 2003

Amigos y colegas despidieron ayer al virtuoso de las teclas en el cementerio de La Habana

Lo que Rubén lograba en el piano nadie más lo hacía: Ibrahim Ferrer

Es la cosa más grande que ha dado la música cubana; tenía un estilo muy peculiar: Pupi Pedroso

Antes había un salón para mulatos y otro para blancos; él tocaba en los dos, asegura su abogado

GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL

OmaraLa Habana, 9 de diciembre. Rubén González era el estilo. Por encima de cualquier otra virtud, su ejecución del piano se distinguía por la forma pulcra, delicada, exacta, dicen sus compañeros.

Suéteres, chamarras, bufandas y gorras de visera envuelven los rostros curtidos de los músicos que pueblan el tercer piso de la funeraria, donde la noche del lunes, de rigor invernal, se montan guardias alrededor del último de los grandes pianistas de la vieja época.

Dice a La Jornada Ibrahim Ferrer: "Lo conocí en 1958, aquí en La Habana. Yo estaba con la orquesta del Benny, él con la América. Cuando él se fue con Jorrín, ya yo estaba con Pacho (Alonso). Era muy jaranero, muy ocurrente. Muy jodedor, como decimos aquí. Luego dejamos de vernos y nos volvimos a juntar aquí, en el Buenavista.

"Para mí fue el mejor pianista de esta época, chico. El mejor. El mulo. Yo le puse El mulo, porque era un caballo en el piano. Lo que Rubén hacía en el piano nadie lo hacía. Era un hombre que era estilista. Como Rubén creo que ya no queda ninguno. Fue el último de esta época. Lástima que el triunfo le duró muy poco, compadre".

César Pupi Pedroso, pianista fundador de Los Van Van y ahora líder de una nueva banda sonera, insiste en el símil: "Se ha ido uno de los caballos del piano. Es la cosa más grande que ha dado la música popular cubana. Rubén tenia un estilo muy peculiar. Conocía mucho el instrumento. Profundamente. Era muy limpio. Con la gente de cierta edad el piano empieza a sentirse sucio, o sea que hace dos notas en lugar de una. El no. El separaba muy bien".

Otros amigos, colegas, de viejas y cercanas épocas, forman corrillos y fluyen las anécdotas. Alguien recuerda que en 1978 vino a Cuba Pappo Luca, pianista puertorriqueño, uno de los pilares de la salsa neoyorquina. Cuando supo que estaba frente a Rubén González le besó las manos. "Maestro, al fin lo conozco", le dijo, y Rubén le regaló un libro de armonías.

Tocaron juntos en 1999, en el festival de jazz de Barranquilla. Pudo ser la única vez. Se recuerda que todo fue apresurado, se ensayó de carrera y se montó el concierto contra reloj. Cuando tocaron Rubén y Pappo la gente no se quería ir.

Orlando Cachaíto López recuerda que compartió descargas con Rubén en el desaparecido grupo de Arcaño y sus Maravillas. "El hacía cosas en ese instrumento increíbles de tocar. Tenía su estilo propio. Hacía muchas cosas de mi papá (Orestes Cachao López), como los mambos, con una idea muy especial, que fue evolucionando."

Manuel Galbán, ex director de Los Zafiros y mancuerna de Ry Cooder en Mambo sinuendo, ahora aspirante al Grammy, hace el recuento y dice que Rubén pasó por cuanta agrupación importante hubo entre los años 30 y 50: Arsenio Rodríguez, Arcaño, la América, Jorrín, la radio CMQ. "Era una eminencia. Hay pianistas que se quedan en lo clásico, charanga, danzón. Rubén tocaba todo. Floreaba también, porque para eso hay que tener gusto."

Jorge Enrique Mendoza, abogado y gerente de giras de la empresa local de Buenavista, dice que su familia, como Rubén, es de Santa Clara, y que ahí se recuerda al pianista como el gran ejecutante de los años 30 y 40. "Era muy cotizado en los dos salones que tenía Santa Clara: el Bella Unión y el Gran Maceo. En los salones había divisiones por razas, pero a pesar de ser mulato él podía tocar en el de blancos y en el de mulatos. Era algo excepcional. Sólo se le daba a las figuras grandes."

Esta mañana se sumaron a la concurrencia Juan de Marcos, el hombre que aglutinó al Buenavista; el bolerista César Portillo de la Luz y Omara Portuondo, que dejó un cojinete de flores. El cielo gris de la tarde del martes despidió en el cementerio a Rubén González.

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