México D.F. Sábado 22 de noviembre de 2003
Entrevista inédita con el maestro, realizada
en Querétaro el 10 de julio de 2002
Nunca hubo una crisis tan grande en la fiesta brava
como ahora: Silveti
Si es que existe una segunda vida, seré torero
otra vez, aseguró El rey David
Le hubiera gustado crear un museo taurino y un cómic
con un matador como héroe
GASTON RAMIREZ CUEVAS Y MARIA EUGENIA SAAVEDRA ESPECIAL
/ SEGUNDA Y ULTIMA PARTE
La vocación, y no el dinero ni los aplausos, fue
lo que hizo regresar al torero David Silveti a los ruedos, lugar donde
podía demostrar esa casta heredada de su madre y ese arte que su
padre, a fuerza de comentarios estrictos, ayudó a pulir.
Ahora, en esta segunda parte de la entrevista realizada
el 10 de julio de 2002 en Querétaro, el también conocido
como Rey David habla de la crisis que está viviendo la fiesta
brava en nuestro país, de sus intenciones de crear un museo taurino
y un cómic con un héroe torero, de los matadores mexicanos
jóvenes y de un deseo que hoy cobra especial significado: ''si volviera
a nacer, sería torero otra vez''.
De la crisis de la fiesta
-¿Si volvieras a nacer, volverías a ser
torero?
-Sí, porque es mi vocación. Todos tenemos
un sino, así como a un médico no le puedes decir ex médico,
no me gusta que digas ex matador de toros, eso se es siempre. Si es que
existe una segunda vida, seré torero otra vez.
-¿Qué lacra ves en la fiesta actual?
-Muchas.
Nunca he sabido de una crisis tan grande como la que está viviendo
la fiesta de toros en México en este momento. No me he puesto a
analizarla a fondo, pero ejemplos sobran: antes había en Irapuato
veintitantas corridas a plaza llena y ahora dan dos. El otro día
en una de esas había tres mil personas donde caben nueve mil.
''No sé qué está pasando. Falta personalidad,
falta promoción en los toreros, falta mercadotecnia. Estamos entrando
a una nueva era en donde la promoción, la cuestión digital,
tienen una importancia vital. Yo no sé manejar una computadora ni
siquiera mi teléfono celular, aunque me da vergüenza reconocerlo.
Pero eso sí, hoy en esta corrida a puerta cerrada había un
montón de fotógrafos que mi apoderado (José Antonio
Ramírez El Capitán) mandó traer. Mañana
voy a elegir las mejores fotos, de las 100 últimas vacas y 40 toros
que he toreado y eso va a salir con López Dóriga el lunes.
''Cuando toreaba tenía una oficina, que yo pagaba,
donde elaboré una tauromaquia muy amplia. Pensaba en poner un museo
taurino, en la creación de un personaje para unos cómics
con un torero de héroe, que tuviera una serie de virtudes para transmitirles
a los niños. No se puede permitir que los ecologistas digan que
los niños no pueden ir a los toros. Debería crearse un museo
taurino con entrada libre.
''En Estados Unidos puedes ir a un museo de beisbol o
de futbol y puedes tocar los bates y los uniformes de las figuras y todo
está patrocinado por grandes empresas. ¿Qué pasa aquí?
Yo quería hacer un museo que fuera patrocinado por compañías
importantes o instituciones educativas o culturales de México. Hay
tanta gente que podría apoyar. Hay que meter a los intelectuales,
a los poetas, a los pintores otra vez en los toros. De todo ese legado
de cosas que hice en cuatro años sólo salió Pinturerías,
fue lo único.
''En mi toreo yo tenía una lexis, dentro
y fuera del ruedo. Tú me ves vestido así, así me visto
yo siempre después de torear. Yo me vestía en el hotel Camino
Real, ocupaba una suite de dos pisos, en la planta de arriba me
vestía y en el cuarto de al lado estaban mi mujer y mis hijos. Y
en la parte de abajo recibía a la gente, llegaban secretarios de
Estado, poetas, intelectuales. Un día iba yo saliendo del hotel
y me paró un señor y me dijo 'estuve ayer en los toros, tengo
20 años yendo y nunca me he emocionado tanto como ayer'. Yo llevaba
prisa porque iba precisamente a hacer un programa de toros. Pues este hombre
me dijo: '¿Me permite hacerle un regalo? Ahorita lo bajo'. Era Fernando
Botero. Me dedicó un libro que decía algo así como
'Los artistas son los rebeldes de su tiempo...' No sabía que era
Botero.
''Pienso que esto va a cambiar. No sé si yo pueda
hacer algo por que esto cambie. Ojalá. Ojalá que los toreros
que van a alternar conmigo... porque hay buenos toreros jóvenes
como Paco González, Mario del Olmo, Mauricio Portillo, Leopoldo
Casasola, Rafael Ortega, Antonio Bricio, Ignacio Garibay. Conste que una
cosa es que me gusten, y otra cosa es reconocer que son buenos. Alejandro
Amaya, por ejemplo, es un extraordinario torero. Les falta promoción.''
Nos despedimos con el compromiso de que la próxima
vez me contaría el resto de su vida taurina. Faltaban horas de plática,
mismas que con un poco de suerte tendrán lugar en ese famoso tablao
que, según Serrat, el Negro Frascuelo tuvo a bien montar ahí:
a mano derecha según se va al Cielo.
Luego vino la reaparición el 27 de julio de 2002
en la Santa María de Querétaro, donde David demostró
como nunca el valor, el empecinamiento y el arte que lo pondrán
para siempre en un sitio aparte. Después las dos tardes cumbres
en México, donde la espada -que me perdonen los ultras- pasó
a segundo término y nos dio la oportunidad de encontrar el lado
humano en un torero tan extraordinariamente ajeno a la realidad gris de
cada domingo.
Entonces, parafraseando a Joaquín Vidal (maestro
de cronistas taurinos), recordaremos a un señor que, con emoción
y arte, podía con todo, pues el lance torero dotado de estos atributos
es un fenómeno fugaz e irrepetible. David puede haber sido hace
siglos, puede haber sido hace un instante, pero no será fácil
dejarlo de extrañar.
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