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México D.F. Miércoles 19 de noviembre de 2003

Se reúnen dirigentes del gremio metalúrgico de EU, México, Brasil y Colombia

Sindicalistas invaden Miami; la consigna: "juntos somos más fuertes que el acero"

Las políticas de libre comercio deben combatirse con una lucha trasnacional: líder canadiense

JIM CASON, DAVID BROOKS Y ROBERTO GONZALEZ AMADOR ENVIADOS

Miami, 18 de noviembre. Miles de trabajadores metalúrgicos están aquí, junto con decenas de líderes de centrales obreras de los países latinoamericanos, realizando foros y preparándose para expresar su oposición al Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA) en las calles de Miami.

"Juntos somos más fuertes que el acero'', se leía en la manta colocada en una enorme sala, donde 2 mil miembros del sindicato siderúrgico estadunidense (USWA, por sus siglas en inglés) celebran un foro contra el ALCA, con la participación de dirigentes de sindicatos metalúrgicos de Brasil, Colombia, Argentina, México y Canadá.

"Antes, hace unos 10 años, todos estábamos contra México, pero nos hemos dado cuenta de que los mexicanos no son quienes nos robaban los empleos, sino las empresas buscando ganancias'', dijo a estos enviados el secretario general del sindicato siderúrgico nacional de Canadá, Lawrence McBrearty. "Ahora entendemos que si no enfrentamos esto juntos, nos derrotarán uno por uno''.

La gran diferencia ahora, dice, comparado con lo que ocurría hace nueve años cuando se anunció la intención de crear un ALCA en la Cumbre de las Américas en esta misma ciudad, es que los trabajadores han sentido directamente los efectos de las políticas de libre comercio. "Hace nueve años, pocos entendían lo que implicaba algo como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), ahora nuestras bases a todos los niveles entienden sus implicaciones para todos los trabajadores, no sólo en este país, sino en México y en América Latina. Ahora se trata de una lucha trasnacional''.

En un foro paralelo, la Organización Regional Interamericana de Trabajo celebró un foro laboral continental con representantes de centrales y asociaciones sindicales del todo el hemisferio, donde ofrecieron sus críticas perspectivas contra las consecuencias negativas de las políticas de liberalización comercial, privatización y financieras para los trabajadores de América. Mañana, líderes laborales y trabajadores ofrecerán experiencias concretas de los obreros, desde las maquiladoras de la frontera mexicana a la crisis argentina.

Noemí Palermo cuenta su experiencia como trabajadora argentina: "a principios de los 90 nos decían que éramos un país rico, exportador de alimentos, y que el libre comercio nos daría todo. Para la crisis de 2001, los niños de Argentina empezaban a morirse de hambre. Ahora soy migrante en Estados Unidos para mantener a mis hijos en Argentina, a los que no he visto en tres años. Eso es lo que nos ha dado el libre comercio, hambre y miseria mientras vendieron todo a los ricos extranjeros, todo se vendió y a los argentinos sólo nos quedó el nombre'', relata con lágrimas en un foro.

El guatemalteco Juan García huyó de su país después de intentar organizar a trabajadores de la United Fruit Company, y ahora se dedica a defender y organizar trabajadores inmigrantes en Rhode Island. El libre comercio y la migración, señala, están vinculados, ya que las políticas neoliberales "nos expulsan de nuestros países para ser mano de obra barata en este país, para nunca regresar a conocer a nuestros nietos o volver a darle un abrazo a nuestra madre''. Continúa: "tenemos que organizar movimientos de resistencia dentro de este país, porque vivimos dentro de la bestia, y buscar cambiar las cosas aquí para ayudar a nuestros hermanos que se quedan allá''.

Hay representantes del Movimiento de los Sin Tierra (MST), de Brasil, de Vía Campesina, organizaciones laborales y campesinas de varios países que se encuentran con sus contrapartes estadunidenses. Se intercambian experiencias y se continúa con el novedoso proceso de un encuentro de movimientos sociales inesperado, sorprendente, entre el norte (Estados Unidos y Canadá) y las naciones latinoamericanas. Se descubre que las mismas políticas tienen los mismos efectos, tanto aquí como allá, señalan casi todos los participantes.

"Somos víctimas de una política económica que subordina el derecho de los pueblos a las empresas trasnacionales y la banca internacional, y esto brutaliza a todos'', afirma María de Fátima, del MST de Brasil. "Nosotros, los campesinos, estamos unidos y comprometidos con la lucha contra esta agenda, y los trabajadores del hemisferio están marchando contra lo mismo, junto con los jornaleros y trabajadores de Estados Unidos''.

Antonio Villalba, dirigente del Frente Auténtico del Trabajo en México (FAT), fue invitado por el sindicato siderúrgico estadunidense para contar las experiencias del TLCAN para los trabajadores mexicanos. "El FAT tiene el compromiso de insertarse en este debate sobre la globalización y difundirlo a la base trabajadora''. Diez años después del tratado, dijo, "sabemos lo que se avecina con un ALCA, pero no sólo estamos rechazando este acuerdo, sino estamos ofreciendo una propuesta alternativa. Pero nuestro gobierno sigue negociando en secreto, acaba de anunciar un acuerdo de libre comercio con Uruguay, ni sabíamos'', comenta en entrevista con La Jornada. Pero señala que estos foros con los siderúrgicos, donde ofreció un panorama de México bajo el TLCAN ante 2 mil trabajadores, se establecen nuevas alianzasbob01-174733-pih para enfrentar esto tanto en el sur como en el norte del hemisferio.

Jorge Robles, también dirigente del FAT, comenta que nueve años después de anunciarse la intención de lograr un ALCA, hay dos cosas clave que han cambiado: "primero, descubrimos que el capital no tiene país, y que los trabajadores tampoco, y estamos estableciendo alianzas más allá de las fronteras; segundo, tenemos la experiencia de los 10 años del TLCAN, con el cual podemos demostrar los efectos concretos de estas políticas''.

María de Fátima concluye que lo nuevo, comparado con lo que ocurría hace nueve años, es "el fortalecimiento de los movimientos sociales en el hemisferio''.

Para el líder siderúrgico canadiense, un elemento nuevo es Lula, "un buen amigo del sindicalismo hemisférico, que es una inspiración.... necesitamos más Lulas en este mundo''. Añadió que su presencia cambia mucho, pero que algo como el ALCA está diseñado precisamente para anular las posibilidades de que un Lula pueda hacer cambios en favor de las mayorías.

Estas declaraciones de sindicalistas y trabajadores se sumarán a otras de quienes están llegando a esta ciudad para un gran festival este miércoles, seguido por una marcha encabezada por dirigentes sindicales estadunidenses, incluyendo los de la central AFL-CIO y de otros países.

Los siderúrgicos "estamos contentos de estar aquí para unirnos con los estudiantes y todos los otros opositores al ALCA'', dice Greg Hubbard, del sindicato USWA. La cita ahora será en las calles de esta ciudad.

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