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México D.F. Lunes 20 de octubre de 2003

El MIR pide "olvidar lo ocurrido" en Bolivia; el MAS advierte que recurrirá a la CPI

Se divide el Congreso sobre un posible juicio a Sánchez de Lozada

Mesa anuncia que mantendrá en sus cargos a los altos mandos de las fuerzas armadas

XIMENA ORTUZAR ENVIADA

Cochabamba, 19 de octubre. Carlos Mesa es ya presidente en ejercicio. Anunciado su gabinete ministerial comenzará de inmediato a poner en orden al país luego de tensas jornadas de protesta contra su antecesor, Gonzalo Sánchez de Lozada, ahora asilado político en Estados Unidos.

Muchas heridas tiene la Bolivia de hoy. Algunas, ancestrales. Las más recientes se refieren a las víctimas de la represión gubernamental ante el estallido social conocido como guerra del gas.

En su primer día de gestión presidencial, Carlos Mesa adelantó que deja en manos del Congreso decidir acerca de un eventual juicio de responsabilidades en contra de Sánchez de Lozada.

Y renace el debate, inevitable. Mientras parlamentarios del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) -que cogobernó con el dimitido presidente- piden "olvidar los hechos", la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados anuncia que intentará canalizar en un pliego acusatorio único la demanda de juicio de responsabilidad contra Gonzalo Sánchez de Lozada por las muertes ocurridas durante su mandato. El presidente de la Cámara, Paulo Bravo, de Acción Democrática Nacionalista (ADN), enfatizó que los muertos -que calcula en 140- y los más de 500 heridos resultantes en los 14 meses de gestión del renunciado mandatario no pueden ser cubiertas "con olvido e impunidad", y reclamó el apoyo de parlamentarios de Nueva Fuerza Revolucionaria (NFR) para alcanzar mayoría de votos y presentar la acusación de forma unitaria.

Diputados del Movimiento al Socialismo (MAS), encabezados por el líder sindicalista cocalero, Evo Morales, anunciaron desde el primer momento que iniciarán un juicio contra Sánchez de Lozada por crímenes de lesa humanidad y agregaron que si ello no prospera en Bolivia recurrirán a la Corte Penal Internacional. Fueron más lejos: acusaron a Jaime Paz Zamora y Manfred Reyes Villa, dirigentes del MIR y de NRF, respectivamente, de ser cómplices de esos crímenes.

En meses pasados diputados del MAS denunciaron ante el Alto Comisionado de Derechos Humanos de Naciones Unidas la matanza de 13 personas en los enfrentamientos del febrero negro. Esta vez, aseguran, no se detendrán hasta lograr resultados.

El ex gobernante se curó en salud y se refugió en territorio amigo. Estados Unidos otorgó inmediato asilo político a Sánchez de Lozada. Para eso están los amigos...

Por ahora, el presidente Mesa ha anunciado que mantendrá en sus cargos a todo el alto mando de las fuerzas armadas y de la policía. Lo hace, dijo, para respetar la institucionalidad. Acerca de las características que deberá tener el nuevo ministro de Defensa, dijo que dejará esa definición a las propias fuerzas armadas.

La eterna dependencia

Entre las tareas del nuevo gobierno está restablecer la confianza interna y externa en la economía del país, seriamente dañada. Sin inversión no habrá nuevos empleos; en espera de que ésta se verifique el gobierno tendrá que incrementar la inversión pública, que en el primer semestre de este año alcanzó apenas 25 por ciento de ejecución de lo presupuestado, porque el Tesoro General de la Nación no dispuso de los fondos necesarios.La meta del déficit fiscal para este año fue pactada en dos ocasiones por el equipo económico del gobierno. La primera de esas metas había sido fijada en 5.5 por ciento, calculada con base en el impuestazo a los salarios, que derivó en protestas ciudadanas con un saldo de 33 muertos, episodio conocido como febrero negro. El impuestazo fue anulado y Sánchez de Lozada aprovechó para pedir al Fondo Monetario Internacional (FMI) que aceptara una nueva meta deficitaria de 6.5 por ciento, que se fijó finalmente en 7 por ciento.

El economista Napoleón Pacheco, director de la Fundación Milenio, afirma hoy que tampoco esta última meta podrá cumplirse y explica: "La convulsión social de las últimas semanas afectó seriamente a las exportaciones y al turismo. A raíz de esto, los ingresos tributarios se contraerán, y a eso habrá que sumar los gastos derivados de mantener a tropas militares y policiales en las calles y caminos para controlar a los manifestantes."

En este contexto, es evidente que el nuevo gobierno deberá necesariamente renegociar las metas del déficit fiscal boliviano, afirma el especialista. Y tendrá que hacerlo con el FMI.

Por ahora, el embajador de Estados Unidos en este país, David Greenlee, ha enviado un primer mensaje al gobierno en materia económica. Tras entrevistarse por media hora con el presidente Mesa en el palacio de gobierno el sábado 18, Greenlee opinó: "Bolivia debe hacer esfuerzos para captar mayores inversiones que le permitan enfrentar su actual crisis". Acerca de la revisión de la Ley de Hidrocarburos y de la Capitalización, anunciada ya por Mesa, el diplomático expresó su opinión, que es también la de su gobierno: "Siempre hemos pensado que lo que pasa en un país independiente es cuestión de ese país. Si quieren revisar sus leyes, es cosa de ustedes. Pero, desde luego, si van cambiando las reglas del juego, quizás habrá susto entre los inversores. Y lo que este país necesita son inversiones".

Informaciones recientes demuestran que Washington tiene interés en seguir de cerca lo que ocurre aquí, no sólo en lo económico.

En noticiarios de una cadena de información televisiva estadunidense apareció el sábado 18 el vocero del Comando Sur de Estados Unidos, capitán de la fuerza aérea Tom Crosson, anunciando: "Estamos enviando un pequeño equipo de especialistas en seguridad y evaluación de situaciones a Bolivia, para evaluar los ocurrido allá en las últimas semanas". Agregó que llegarán aquí en cuestión de días y que la misión se envía a petición del embajador Greenlee.

Analistas locales opinan que el envío de estos "especialistas" a La Paz se relaciona con el llamado de alerta que el Departamento de Estado hizo el jueves 16 de octubre a sus ciudadanos acerca de "evitar viajes al país sudamericano", y podría tratarse de un estudio preliminar para evacuar la embajada en caso de ocurrir otra vez situaciones de explosión social.

Y rematan: "Lo que pretenden, en el fondo, es evitar que haya nuevas explosiones sociales, porque, al igual que Sánchez de Lozada, temen que el pueblo les pase la cuenta".


El ex presidente se va al exilio junto con Sánchez Berzaín, su "brazo derecho"

Carlos Sánchez Berzaín fue hasta el 18 de octubre ministro de la Defensa de Bolivia. Esa noche abordó el avión comercial que llevó a Sánchez de Lozada a Miami. Como el mandatario, el ministro se refugió en Estados Unidos.

En las organizaciones de base de su país lo llaman El ángel de la muerte porque, aseguran, cada vez que interviene hay saldo rojo. Analistas y politólogos lo comparan con Vladimiro Montesinos, el Rasputín peruano, sombra y brazo largo de Alberto Fujimori. Sánchez Berzaín, abogado de 44 años, fue sin lugar a dudas el personero más impopular de gobierno.

Su trayectoria ha sido curiosa: ingresó en los años 80 al Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), del cual era, hasta hace tres días, secretario ejecutivo nacional. Allí trabó amistad con Sánchez de Lozada y lo acompañó lealmente y como ministro desde su primer mandato presidencial (1993-1997) hasta su partida del país, el 18 de octubre.

Dicen los que saben que la influencia del Zorro -así le dicen sus íntimos- sobre el ex mandatario es tal, que éste no tomaba ninguna decisión sin consultarle.

Con fama de buen negociador político, Sánchez Berzaín privilegió el uso de la fuerza por sobre la búsqueda de acuerdos. Así, en febrero pasado, cuando la movilización salió al paso del impuestazo a los salarios, la represión militar ordenada por el Ministerio del Interior, pero coordinada por Sánchez Berzaín, cobró 33 muertos y más de 200 heridos.

Hoy, al evaluar los hechos de la guerra del gas, hay quienes afirman que fue precisamente el Zorro uno de los responsables de que la última crisis llegara a un punto sin retorno. Y explican que el 19 de septiembre, iniciados ya los bloqueos de caminos y calles, Sánchez Berzaín comandó el rescate de turistas varados en el poblado de Warisata. Dicha acción dejó siete muertos. Y los ánimos se caldearon.

La represión ejercida en La Paz y El Alto también fue dirigida por él. En total, la última crisis dejó 76 muertos.

Además de sus lazos con el mandatario boliviano, Sánchez Berzaín contaba con el apoyo de Washington, y más concretamente, del círculo cercano a George W. Bush. La Casa Blanca le reconoce su colaboración en los planes de erradicación de cultivos de coca en la zona de Chapare y la incondicional cooperación que ha prestado al destinar custodia militar a las empresas transnacionales estadunidenses en Bolivia.

Completaba el cuadro la estrecha relación que el ministro mantuvo hasta el último momento con el embajador de Estados Unidos en La Paz, David Greenlee.

Basado en esas relaciones que le daban inmunidad, hizo lo que hizo.

"Las protestas pueden durar cien días, pero Gonzalo Sánchez de Lozada no renunciará", advirtió el entonces ministro de Defensa a los manifestantes de la guerra del gas.

Por su investidura Sánchez Berzaín logró aplazar la caída del Goni, al lograr de las fuerzas armadas una declaración de apoyo el lunes 14 de octubre. Eso no bastó, sin embargo, para acallar las protestas.

Y partieron juntos al exilio.

XIMENA ORTUZAR, ENVIADA


Minimiza el presidente boliviano el papel de las fuerzas armadas en la pasada crisis

Toma posesión el gabinete de Mesa; sus ministros no tienen partido político

El primer propósito de este gobierno, "reconstruir los escombros de una hecatombe", dice

AFP, DPA Y REUTERS

La Paz, 19 de octubre. El nuevo presidente de Bolivia, Carlos Mesa, quien minimizó el papel de las fuerzas armadas durante la represión de las recientes manifestaciones, que dejó más de 80 muertos, dio hoy posesión a su gabinete, cuyos integrantes son independientes de los partidos políticos, durante un acto celebrado en el Palacio Quemado, de La Paz.

El gobierno de Mesa lo integran 15 ministros, dos de ellos sin cartera, y una delegada presidencial anticorrupción.

Al anunciar su gabinete, Mesa dijo que el primer propósito de este gobierno es "reconstruir los escombros de una hecatombe" y les pidió una "entrega total, responsabilidad y absoluta transparencia en el trabajo".

El presidente aseguró que se "está jugando el destino del país", y resaltó que pese a tener un gabinete sin partidos políticos, reconoce que éstos son esenciales para la democracia.

El gabinete quedó integrado, entre otros, por José Antonio Galindo, en el Ministerio de la Presidencia; Juan Ignacio Siles, en Relaciones Exteriores; Alfonso Ferrufino, en Gobierno, y Gonzalo Arredondo, en la Defensa. Sólo integró a una mujer, Guadalupe Cajías, como delegada presidencial anticorrupción.

Dirigiéndose a sus ministros, el presidente les dijo que su responsabilidad es muy grande, "que los compromete en un sentido patriótico".

Pero aclaró que la recuperación del país no es tarea a la que sólo el presidente y sus ministros deban darle salida, aunque sí son, destacó, quienes deben centralizar la propuesta para esa salida.

Previamente, durante sus primeros actos de gobierno, el presidente minimizó la responsabilidad de las fuerzas armadas por los hechos violentos durante las marchas y bloqueos en la crisis política que forzó la renuncia de Gonzalo Sánchez de Lozada.

Durante una visita al Colegio Militar, donde las fuerzas armadas lo reconocieron como su capitán general, el mandatario insistió en la necesidad de que cada uno asuma su responsabilidad en los hechos violentos que vivió Bolivia recientemente.

"La responsabilidad del poder político coloca a las fuerzas armadas en el ámbito operativo. Las fuerzas armadas cumplen órdenes del poder político en función de su responsabilidad y en función de lo que es la instrucción de lo que tienen que cumplir", expresó.

Reiteró la necesidad de que se imparta justicia sin odio y sin venganza, pero también sin olvido. "Hemos estado al borde de una confrontación que costó muchas vidas de compatriotas", dijo, y afirmó que es indispensable que en un momento como éste los movimientos sociales reflexionen sobre la necesidad de buscar la paz.


Critica Hugo Chávez

"Cínico" silencio de la OEA ante la matanza en Bolivia

DPA Y AFP

Caracas, 19 de octubre. El presidente venezolano Hugo Chávez calificó hoy de "cínica" a la Organización de Estados Americanos (OEA) por su silencio en la matanza ocurrida en Bolivia, y criticó a los gobiernos de Chile y Perú por negar una salida al mar al país del altiplano.

En su programa Aló presidente, Chávez fustigó a la OEA y a su secretario general, César Gaviria a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), así como a Estados Unidos por no evitar las muertes ocurridas durante 32 días de protestas en Bolivia.

Sostuvo que la "dolorosa crisis boliviana obedeció al modelo neoliberal" impuesto en ese país, a la pobreza, la exclusión de los indígenas y la falta de salida del mar de Bolivia, negada por los gobiernos de Chile y Perú.

"ƑDonde está la OEA, qué se hizo el doctor Gaviria, qué se hizo el gobierno de Estados Unidos y su vocero, qué se hizo la CIDH que por cualquier cosa que aquí pase, sin preguntarle a nadie, de una vez, sacan declaraciones?", señaló.

El presidente leyó un análisis del periodista Eleazar Díaz Rangel, director del diario Ultimas Noticias, publicado hoy, en el que criticó a la OEA y la CIDH porque, a diferencia de sus continuas reacciones contra el gobierno de Chávez, no tuvieron la misma diligencia en torno a las más de 80 muertes en la crisis boliviana.

Chávez también ratificó su apoyo al nuevo gobernante boliviano Carlos Mesa, a quien aplaudió por su discurso en favor de los excluidos de su país, pero criticó el programa de erradicación de cultivos de coca implantado en ese país, pues, dijo, "empobreció a miles de indígenas que dependían de esos cultivos".

Recordó que los indígenas bolivianos tienen muchos años sembrando coca, y "no tienen culpa de que hayan aparecido componentes químicos para hacer la cocaína y la consuman los ricos".

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