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México D.F. Lunes 20 de octubre de 2003

El ex presidente se va al exilio junto con Sánchez Berzaín, su "brazo derecho"

Carlos Sánchez Berzaín fue hasta el 18 de octubre ministro de la Defensa de Bolivia. Esa noche abordó el avión comercial que llevó a Sánchez de Lozada a Miami. Como el mandatario, el ministro se refugió en Estados Unidos.

En las organizaciones de base de su país lo llaman El ángel de la muerte porque, aseguran, cada vez que interviene hay saldo rojo. Analistas y politólogos lo comparan con Vladimiro Montesinos, el Rasputín peruano, sombra y brazo largo de Alberto Fujimori. Sánchez Berzaín, abogado de 44 años, fue sin lugar a dudas el personero más impopular de gobierno.

Su trayectoria ha sido curiosa: ingresó en los años 80 al Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), del cual era, hasta hace tres días, secretario ejecutivo nacional. Allí trabó amistad con Sánchez de Lozada y lo acompañó lealmente y como ministro desde su primer mandato presidencial (1993-1997) hasta su partida del país, el 18 de octubre.

Dicen los que saben que la influencia del Zorro -así le dicen sus íntimos- sobre el ex mandatario es tal, que éste no tomaba ninguna decisión sin consultarle.

Con fama de buen negociador político, Sánchez Berzaín privilegió el uso de la fuerza por sobre la búsqueda de acuerdos. Así, en febrero pasado, cuando la movilización salió al paso del impuestazo a los salarios, la represión militar ordenada por el Ministerio del Interior, pero coordinada por Sánchez Berzaín, cobró 33 muertos y más de 200 heridos.

Hoy, al evaluar los hechos de la guerra del gas, hay quienes afirman que fue precisamente el Zorro uno de los responsables de que la última crisis llegara a un punto sin retorno. Y explican que el 19 de septiembre, iniciados ya los bloqueos de caminos y calles, Sánchez Berzaín comandó el rescate de turistas varados en el poblado de Warisata. Dicha acción dejó siete muertos. Y los ánimos se caldearon.

La represión ejercida en La Paz y El Alto también fue dirigida por él. En total, la última crisis dejó 76 muertos.

Además de sus lazos con el mandatario boliviano, Sánchez Berzaín contaba con el apoyo de Washington, y más concretamente, del círculo cercano a George W. Bush. La Casa Blanca le reconoce su colaboración en los planes de erradicación de cultivos de coca en la zona de Chapare y la incondicional cooperación que ha prestado al destinar custodia militar a las empresas transnacionales estadunidenses en Bolivia.

Completaba el cuadro la estrecha relación que el ministro mantuvo hasta el último momento con el embajador de Estados Unidos en La Paz, David Greenlee.

Basado en esas relaciones que le daban inmunidad, hizo lo que hizo.

"Las protestas pueden durar cien días, pero Gonzalo Sánchez de Lozada no renunciará", advirtió el entonces ministro de Defensa a los manifestantes de la guerra del gas.

Por su investidura Sánchez Berzaín logró aplazar la caída del Goni, al lograr de las fuerzas armadas una declaración de apoyo el lunes 14 de octubre. Eso no bastó, sin embargo, para acallar las protestas.

Y partieron juntos al exilio.

XIMENA ORTUZAR, ENVIADA

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