México D.F. Lunes 20 de octubre de 2003
Dos mil millones de personas en el mundo habitarían
viviviendas precarias en 2030, prevé
En América Latina 127 millones viven en la insalubridad:
ONU
Por asentamientos irregulares que no pagan impuestos,
los gobiernos no recaudan 5 mil mdd
Lo que une a todos es la necesidad de voluntad política,
que ahora sólo está en el discurso, dice
REUTERS
Bangkok, 19 de octubre. En América Latina
cerca 127 millones de personas viven en condiciones de insalubridad, lo
que implica que los gobiernos dejen de recaudar cerca de 5 mil millones
de dólares en impuestos, destaca el Informe mundial sobre asentamientos
humanos presentado por la Organización de Naciones Unidas (ONU).
El documento explica que en la mayoría de los países
de la región existe un impuesto sobre la propiedad inmobiliaria
(predial), que representa uno por ciento del valor total del inmueble,
porcentaje que se deja de percibir cuando las personas viven en asentamiento
precarios.
La
ONU calcula que 32 por ciento de la población urbana de América
Latina (399 millones de personas) vive en este tipo de asentamientos y
que su patrimonio inmobiliario asciende a 500 mil millones de dólares.
De acuerdo con la organización, actualmente un
sexto de la población mundial (925 millones de personas) vive en
estos asentamientos precarios, y se calcula que de seguir el mismo ritmo
de crecimiento antes de 2030 habrá en el mundo 2 mil millones de
personas en viviendas precarias.
En la ciudad de México cerca de 26 mil familias
que habitan en asentamientos irregulares carecen de agua potable, drenaje,
energía eléctrica, pavimentación y subsisten bajo
condiciones de alta marginalidad, aseguró el diputado del Partido
de la Revolución Democrática José Jiménez Magaña.
El también presidente de la Comisión de
Vivienda de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal señaló
que las viviendas irregulares generan diferentes problemas en materia de
protección civil, invasión de terrenos ecológicos,
déficit de casas y situaciones de riesgo.
Crecen más rápido las viviendas precarias
''El pronóstico es bastante malo porque el crecimiento
de ese sector es mayor que el de los que viven en viviendas formales, y
además la creación de estos nuevos asentamientos no se detiene'',
advirtió Alberto Paranhos, de la Oficina Regional para América
Latina y el Caribe del programa Hábitat de la ONU.
A su vez, Jaílson de Souza, sociólogo y
coordinador del Observatorio de las Favelas de Río de Janeiro, precisó
que algunas favelas están en condiciones insalubres, pero
otras tienen todos los servicios urbanos, ''entonces deberíamos
llamarlas asentamientos populares''.
Paranhos destacó la discriminación que padecen
los individuos que habitan en estos lugares: ''Las personas que viven en
asentamientos precarios se sienten menos, se sienten discriminadas por
el gobierno, porque están perjudicadas en su derecho de tener el
mismo acceso a la habitación, a la cultura, la salud y el transporte'',
aseguró Paranhos.
Según un estudio del Observatorio de Políticas
Urbanas y Gestión Municipal de Río de Janeiro, los trabajadores
que habitan en favelas ganan en promedio 35 por ciento menos que
los que viven en un barrio tradicional.
Si la persona es negra, la situación es peor. Según
el estudio, los trabajadores negros que viven en áreas con carencias
cobran hasta 50 por ciento menos que los negros de las áreas formales.
''Los jóvenes esconden que viven en favelas,
pues existe una profunda violencia simbólica que contribuye a la
violencia física. Jóvenes sin esperanza acaban engrosando
las filas de la criminalidad'', aseguró Souza.
Los asentamientos precarios en América Latina varían
mucho según el país: grandes lotes en Paraguay, crecimiento
vertical en Brasil, viviendas unifamiliares que comparten espacios comunes
en Centroamérica. Sin embargo, tienen en común la gestión
del espacio, "una homogeneidad que no se da en Africa o en Asia''.
Lo que aún no se ha analizado en detalle es si
la cercanía entre asentamientos precarios y formales es benéfica
o perjudicial. Ese el modelo típico de Río de Janeiro, donde
las favelas están a pocos metros de los edificios de la clase
media. ''Unos creen que es beneficioso porque facilita la relación
económica entre los dos grupos; otros creen que agrava el antagonismo
por las grandes diferencias socioeconómicas existentes'', afirmó
Paranhos.
''Lo que une a todos en Africa, Asia y América
es la necesidad de una voluntad política, que ahora sólo
existe en el discurso, para poner en práctica políticas que
mejoren el problema de los asentamientos precarios'', indicó.
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