Desde 1997 han renunciado cuatro presidentes latinoamericanos por presiones populares

Gonzalo Sánchez de Lozada, quien renunció este viernes a la presidencia de Bolivia, se convirtió en el cuarto mandatario latinoamericano obligado a abandonar el poder bajo la presión popular en los pasados seis años.

El argentino Fernando de la Rúa, en 2001; el peruano Alberto Fujimori, en 2000, y el ecuatoriano Abdalá Bucaram, en 1997, son los otros tres gobernantes que debieron dimitir presionados por las rebeliones sociales y las crisis políticas y económicas que afectaban a sus respectivos países.

En Argentina, el 20 de diciembre de 2001 De la Rúa presentó su renuncia en medio de una grave convulsión social que dejó, en una semana, un saldo de 27 muertos, centenares de heridos y miles de detenidos.

Las violentas jornadas que precedieron a su dimisión, con saqueos a supermercados de las barriadas marginales y masivos y espontáneos caceroleos (golpeteo de ollas) de la empobrecida clase media en la capital, se dieron en un país en recesión desde hacía 43 meses y al borde de la cesación de pagos de su deuda externa.

La crisis política que precipitó la dimisión de Fujimori, el 19 de noviembre de 2000, se había desatado tres meses antes por la divulgación de videos que pusieron en evidencia la corrupción organizada por quien había sido brazo derecho, el ex jefe de los servicios secretos Vladimiro Montesinos.

El mandatario salió de Perú rumbo a una cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico, tras la cual participaría en Panamá en la X Cumbre Iberoamericana, cita a la que nunca llegó.

Desde Brunei, Fujimori se dirigió a Japón, la tierra de sus ancestros, desde donde anunció su renuncia, a un año de haber asumido su tercer mandato consecutivo.

Abdalá Bucarám, quien había asumido el poder en Ecuador el 10 de agosto de 1996, fue depuesto por el Congreso en febrero de 1997 tras declararlo incapacitado mentalmente para gobernar, en medio de una gran impopularidad por los fuertes impuestos decretados sobre los servicios esenciales.

AFP