México D.F. Lunes 6 de octubre de 2003
Resolvió que otro tribunal diga si son
inconstitucionales las "leyes del perdón"
Fallo de la Corte Suprema de Argentina alarma a organizaciones
humanitarias
Hay incertidumbre de que se logrará justicia
para crímenes de Estado, señalan las ONG
STELLA CALLONI /I CORRESPONSAL
Buenos Aires, 5 de octubre. La reciente resolución
de la Corte Suprema de Justicia de Argentina de derivar hacia otro tribunal
un fallo para declarar la inconstitucionalidad de las leyes de Obediencia
Debida y Punto Final, ya anuladas por el Congreso en agosto pasado, volvió
a sacudir a los organismos humanitarios.
Por mayoría -sin unanimidad- los jueces resolvieron
que las inconstitucionales "leyes del perdón" -que en la década
de los 80 permitieron que quedaran libres y sin castigo los responsables
de graves violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura
militar- debían ser tratadas en primera instancia por la Cámara
de Casación.
Para el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS),
la decisión de la máxima corte tiene por principal efecto
"prolongar la incertidumbre sobre la posibilidad de lograr justicia para
los crímenes del terrorismo de Estado, lo que demora aún
más una definición demandada por la sociedad argentina en
su conjunto".
El CELS se presentó a finales de 2000 para solicitar
la investigación de los delitos de desaparición forzada y
torturas cometidos contra José Poblete y Gertrudis Hlaczik de Poblete,
y se demandó la declaración de inconstitucionalidad de las
leyes de Punto Final y Obediencia Debida, lo que fue resuelto en marzo
de 2001 por el entonces juez Gabriel Cavallo.
Esa
decisión fue confirmada por unanimidad por la sala dos de la Cámara
Federal en noviembre del mismo año, y en agosto de 2002 el procurador
de la nación también ratificó la invalidez e inconstitucionalidad
de las leyes de impunidad.
Pero desde entonces el máximo tribunal ha jugado
políticamente con su decisión, tan esperada, y para los organismos
humanitarios esa actitud da base para iniciar un juicio político
contra los magistrados, la mayoría impuestos en los años
90 por el ex presidente Carlos Menem, cuando, para asegurarse una Corte
adicta, la amplió de cinco a nueve miembros.
"Resulta escandaloso que el máximo tribunal haya
demorado más de un año en adoptar una resolución de
mero trámite, es decir, que el caso debe pasar previamente por la
Cámara Nacional de Casación Penal, que es, de hecho, un tema
controvertido", señala el CELS.
"La declaración de nulidad de las leyes de impunidad
por vía legislativa, la consecuente reapertura de las megacausas,
la circunstancia de haber personas detenidas y los reiterados pronunciamientos
de instancias inferiores, hacen indudable que hay pocas cosas que revisten
mayor importancia institucional que un fallo sobre la validez de las leyes."
Sin embargo, la Corte parece decidida a dilatar indefinidamente
la decisión. Varios juristas, en representación de distintos
organismos humanitarios, presentaron un recurso ante el propio máximo
tribunal, en el que le reclaman "que se dé por enterada de que el
Congreso ha nulificado las leyes de Punto Final y Obediencia Debida", y
que esta "ley nulificatoria ha sido sancionada por el procedimiento, con
las formas y con las mayorías exigidas por la Constitución
Nacional".
Por lo tanto, la Corte Suprema no puede, señala
el abogado Alberto Pedroncini, "seguir estudiando cuestiones de constitucionalidad
o inconstitucionalidad de leyes que ya no existen, porque lo contrario
significaría admitir que una ley del Congreso pueda ser ignorada
por el más alto tribunal, creando un grave conflicto de poderes
y contribuyendo de hecho a la impunidad de delitos de derecho internacional,
con el consiguiente descrédito del Estado argentino ante la comunidad
de naciones".
En tanto, magistrados de varias provincias estudian la
posibilidad de reabrir todas las causas de derechos humanos, suspendidas
en los años 86-87, cuando se pusieron en vigencia las leyes de Obediencia
Debida y Punto Final. Existen 15 cámaras federales que analizan
cómo se trabajaría en esta nueva instancia, ya que los camaristas
de las ciudades de Córdoba, Resistencia, Bahía Blanca y Rosario
concentran la mayoría de los expedientes y tienen la posibilidad
de llevar adelante la reapertura de las causas, después de la anulación
por el Congreso de las llamadas leyes de impunidad.
Los jueces estudian si ellos mismos instruirán
las causas o las derivarían a otros magistrados. Lo cierto es que
si hay una reactivación de causas se podría llevar ante los
estrados a unos 2 mil militares retirados o en activo. En Buenos Aires
ya fueron reabiertas las causas sobre la Escuela de Mecánica de
la Armada y el primer cuerpo de ejército, bajo cuyo mando estuvieron
algunos de los más temibles centros clandestinos de detención,
por donde pasó un gran porcentaje de los 30 mil desaparecidos.
Asimismo, otros juzgados investigan el Plan Cóndor
(coordinadora criminal de las dictaduras militares del Cono Sur en los
años 70 y 80), así como al batallón 601 de inteligencia
del ejército, involucrado incluso en crímenes perpetrados
en Centroamérica, donde actuó en el contexto de la ofensiva
de Estados Unidos contra Nicaragua.
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