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México D.F. Lunes 15 de septiembre de 2003

Jorge Santibáñez Romellón*

Powell y la estrategia en el asunto migratorio

El pasado 4 de septiembre, el canciller mexicano Luis Ernesto Derbez sostuvo una reunión formal con su homólogo estadunidense, Colin Powell. Al término de la reunión se ofreció una conferencia de prensa en la cual Powell acabó con las esperanzas mexicanas de un acuerdo migratorio al declarar que no llegaría a corto plazo, toda vez que no existe el "marco legal adecuado".

Para muchos de nosotros esa precisión acerca de la imposibilidad cercana de un acuerdo migratorio era evidente; al menos ahora se dijo de manera más franca y clara: de hecho se puede decir que no hay cambio en la posición del gobierno estadunidense y lo declarado por Powell no es, en estricto sentido, ninguna novedad. Sin embargo, la claridad del planteamiento obliga en México a un cambio de estrategia, que cada vez se retrasa más.

Si no hay en puerta acuerdo migratorio binacional alguno, y esto ya fue anunciado de manera oficial, entonces el gobierno mexicano tiene esencialmente tres opciones (o alguna combinación de ellas): seguir insistiendo en el acuerdo migratorio, a sabiendas de que no obtendrá nada: dejar de insistir en algo que no va a ocurrir y no hacer nada al respecto, simplemente sacar el tema de la agenda, o bien, modificar la estrategia y hacer algo al respecto, incluyendo, en ausencia de medidas binacionales, la instrumentación de algunas medidas unilaterales mexicanas en aras de ordenar de manera mínima el proceso. De cualquier modo creo que es importante seguir insistiendo en un acuerdo migratorio que refleje una de las características importantes del fenómeno: su binacionalidad. No obstante, queda claro que la insistencia no llevará a nada concreto. El desprecio que el gobierno de Estados Unidos tiene por el tema es inaceptable, raya en el cinismo.

Ahora que somos claros, lo único que falta es que se diga que no habrá acuerdo migratorio porque finalmente así conviene que sea, es decir, Estados Unidos está bastante contento con las cosas como están. Tiene a su disposición una mano de obra que le es necesaria, que le cuesta muy barata, que es dócil, con el nivel de calificación que requiere y de la que eventualmente se puede deshacer cuando no le sea necesaria. En estas condiciones parecería no haber motivo para ordenar un proceso que está bastante ordenado en función de los intereses de aquel país.

Argumentar que no se dispone del marco legal apropiado suena a burla. La administración Bush se ha caracterizado precisamente por ajustar lo que ellos llaman "el marco legal" a sus intereses. Simplemente recuérdese que esa administración creó una secretaría de Estado, la más poderosa, solamente en tres semanas. Es decir, cuando el gobierno de Estados Unidos quiere algo, lo que menos le importa es el marco legal; recurrir al argumento mencionado muestra que no está interesado en el tema, así de sencillo.

Esta falta de interés no sólo es del gobierno. Después de la visita del canciller mexicano me di a la tarea de consultar los principales diarios estadunidenses, como The New York Times o The Washington Post. El resultado muestra que la importancia que dieron esos medios al encuentro mencionado es mucho menor a la que le dio la prensa mexicana. Mientras que en México el tema ocupó la primera plana de varios diarios, en la prensa estadunidense apenas fue objeto de páginas interiores, con notas pequeñas e intrascendentes, perdidas entre otras. De hecho, al analizar esos diarios se puede deducir que los intereses de Estados Unidos, además de los procesos que ocurren en su propio territorio, están hoy en otra parte del mundo: en Medio Oriente.

Ante esta situación, no nos cansaremos de decir que para atraer la atención de Estados Unidos y que su gobierno regrese al tema, es necesario y urgente modificar la estrategia de solamente "insistir". Así como, ya se ha señalado, en aras de ordenar de manera mínima el proceso migratorio. Imaginemos, sólo imaginemos, que durante la conferencia de prensa o, si se quiere ser demasiado cortés, al día siguiente, se hubiera declarado que en función de la respuesta del gobierno de Estados Unidos, toda vez que para el mexicano el asunto es prioritario, este gobierno, legítimo representante de los intereses del pueblo de México, no puede permitir que sus gobernados participen en un proceso social, ligado al desarrollo, de manera desordenada y riesgosa para ellos en la que en algunos casos en esa participación pierden la vida.

Que se hubiera dicho también que por razones estructurales que tienen que ver con la integración de nuestras economías, con procesos regionales y con la conformación de un mercado laboral binacional, y debido a que, finalmente, los desplazamientos migratorios de mexicanos hacia Estados Unidos continuarán, el gobierno mexicano ha decidido instrumentar una serie de medidas unilaterales, atendiendo al interés supremo de proteger a los mexicanos y al marco jurídico internacional, de tal forma que sus desplazamientos migratorios se desenvuelvan en México y en Estados Unidos de manera más ordenada y limitando los riesgos que crecientemente han enfrentado, derivado de un modelo de gestión de la frontera que ha traído como consecuencia el incremento de la vulnerabilidad de los migrantes.

ƑNo se sentiría usted orgulloso de su gobierno?

* Presidente de El Colegio de la Frontera Norte

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