Emilio Pradilla Cobos

ƑDe qué pragmatismo habla Semo?

En su libro La búsqueda, Enrique Semo acusa a Cuauhtémoc Cárdenas de pragmatismo, entre otras cosas. Suponemos que entiende por pragmatismo en política, actuar en forma reactiva frente a las circunstancias, sin partir de un proyecto político de mediano y largo plazos, sustentado en principios y concepciones ideológicas firmes y coherentes; podría haber otras definiciones, pero Semo no precisa la suya. Nada más alejado de la práctica política de Cárdenas desde 1987.

En todas las elecciones en que Cuauhtémoc Cárdenas ha participado -1988, 1994, 1997, 2000- ha presentado un programa de gobierno, mediante publicaciones más o menos difundidas, y en sus discursos de campaña, con diferentes grados de desarrollo, con adecuaciones a los cambiantes momentos históricos, pero siguiendo una línea coherente de crítica al neoliberalismo, su globalización y sus nefastos efectos socioeconómicos, y al autoritarismo del viejo régimen político. Estas plataformas electorales fueron acogidas por el Frente Democrático Nacional (FDN) en 1988, y por el PRD y sus aliados en los siguientes procesos, por lo que dejaron de ser propuestas individuales. En ello se ha diferenciado de los candidatos del PRI y el PAN, que no los presentaron. En su elaboración, bajo su dirección, han participado intelectuales, investigadores, técnicos y políticos, entre los que me incluyo; varios de ellos comparten con Semo funciones en el actual Gobierno del Distrito Federal.

Como demuestra Julio Moguel en sus artículos publicados en Masiosare (La Jornada, 10 y 24 de agosto), en los nueve capítulos y 59 secciones temáticas del Programa de Gobierno 2000-2006. Nuevo Rumbo de Nación (Alianza por México, 2000, 134 pp.), presentado por Cárdenas como candidato presidencial, se encuentran incluidas todas las preocupaciones programáticas que Semo expone en la introducción de su libro, y otras que, aunque no señala, son temas que la izquierda debe enfrentar con propuestas nuevas y anticipatorias. Entre ellas destaco el tema: "Cultura para la democracia" (capítulo V), de interés para la secretaría que preside Semo, y la problemática territorial -ambiental, urbana y regional- abordada en ese programa en su capítulo VIII, que la urbanización casi total de la sociedad mexicana prevista para las tres próximas décadas coloca en primer plano. Tenemos el derecho y la obligación democráticos de discutir estas propuestas, pero Semo no lo hace; sólo las ignora u oculta.

Este último tema es relevante porque Cárdenas presentó en 1997, como candidato a la jefatura de Gobierno del Distrito Federal, que ganó con casi la mitad de los votos emitidos, la propuesta Una ciudad para todos, elaborada colectivamente -los participantes se incluyen en la publicación-, en cuyos 11 capítulos se esboza un proyecto de futuro para la ciudad que sirvió de base programática a su tarea de gobierno. Semo tampoco menciona ni analiza esta propuesta, pero condena "la mediocridad de su gestión en el Distrito Federal" (pág. 140) y la culpa del fracaso de la campaña presidencial en 2000. Para hacer este juicio lapidario habría que hacer un balance objetivo y crítico detallado, con pruebas documentales suficientes; Semo no lo presenta.

En relación con el pragmatismo de Cárdenas, hay que señalar que la campaña de Andrés Manuel López Obrador a la jefatura de Gobierno del Distrito Federal, cuya propuesta electoral coordinó Semo, simplemente ignoró a Una ciudad para todos, remplazándola por 20 y luego 40 "compromisos", desarticulados e inconexos, a los cuales en el ejercicio de gobierno se fueron añadiendo decisiones tan pragmáticas como la construcción del segundo piso de Periférico y Viaducto -obra faraónica no incluida en ellos-, la entrega de la revitalización del corredor Reforma-Centro Histórico a los grandes empresarios, o la contratación de Rudolph Giuliani como asesor de seguridad, entre muchas otras.

Precisamente para no actuar pragmáticamente, como jefe de Gobierno Cárdenas creó el Fideicomiso de Estudios Estratégicos sobre la Ciudad de México y mantuvo en las secretarías instancias de estudio y planeación, todas liquidadas fulminantemente por López Obrador a unos días de que asumió el gobierno, bajo el lema: "esto no es una universidad", para reducir costos y financiar sus proyectos, correctos o incorrectos, con los recursos "ahorrados" a costa de la coherencia e integralidad que deben construirse en la planeación.

Semo critica la táctica del "puebleo" de Cárdenas en las campañas electorales y el desaprovechamiento de los medios de comunicación. El proyecto para la nación se construye oyendo a la gente -como señala Adolfo Gilly en un artículo reciente- y eso hace Cárdenas en su constante recorrer México y otros países: oír las preocupaciones de los mexicanos, los latinoamericanos y de otras partes del mundo, tratando de hacer propuestas de alcance "universal" como exige el historiador; son otros aspirantes a la Presidencia los que no usan este método. Los intelectuales sólo podemos ayudar en la elaboración, sistematizando esas voces y armonizando sus contenidos divergentes o contrapuestos.