Asegura la cancillería iraní que la captura de su ex embajador es por motivos políticos

Cautela de Argentina ante la decisión de Irán de suspender cooperación económica

Los comicios de hoy en Buenos Aires darán un indicador sobre el apoyo que requiere Kirchner

STELLA CALLONI CORRESPONSAL

Buenos Aires, 23 de agosto. El gobierno del presidente Néstor Kirchner tomó con mucha cautela la decisión de Irán de suspender la cooperación económica y cultural con Argentina, en protesta por la detención en Londres del ex embajador iraní en Buenos Aires, Hadi Soleimanpour, con el propósito de extraditarlo a este país para interrogarlo sobre el cruel atentado contra la mutual judía AMIA en julio de 1994.

Era previsible que Irán tomara una medida como ésta, al considerar que no existe fundamento legal para que el juez Juan José Galeano haya solicitado su extradición. Galeano, presionado por Estados Unidos e Israel para involucrar a Irán en el atentado, que dejó 85 muertos, cientos de heridos y graves daños, es acusado por los familiares de las víctimas de graves irregularidades que han llevado a un escandaloso juicio.

La cancillería iraní responsabilizó al gobierno argentino "de todas las consecuencias legales y políticas en las relaciones bilaterales". El vocero de la cancillería de Irán, Hamid Reza Asefi, advirtió ayer que la detención del ex embajador respondía a "motivos políticos", fue promovida "por influencia de los sionistas (israelíes)" y pretende servir a los intereses de Israel. "La República Islámica hará todo lo posible por defender los derechos de cualquier ciudadano que sea arrestado injustamente", manifestó el portavoz en una declaración respaldada por el Parlamento iraní, que acusó también a Estados Unidos.

Desde el atentado contra la AMIA, en julio de 1994, tanto Washington como Israel señalaron a Irán, aun antes de que hubiera investigación alguna. Luego del affaire con que el juez Galeano fue a tomar declaraciones a Manoucher Moatammer, supuesto ex funcionario de inteligencia iraní refugiado en Venezuela en 1994, para resultar después que era un fabulador protegido por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y otras acciones similares, quedó flotando en el aire que había intereses políticos muy específicos, lo cual enrareció toda la investigación, surcada por un escándalo por el robo de pruebas, el pago a testigos por parte del mismo juez, la acusación sobre un dinero entregado al ex presidente Carlos Menem (10 millones de dólares) para ocultar la autoría del atentado y otros. Complicaron también el panorama las estrechas alianzas en terrenos comerciales y otros de la cúpula de la Delegación de Asociaciones Israelíes en Argentina (DAIA), a cargo en ese entonces de Rubén Beraja, con Menem y gente cercana.

Esto llevó a fuertes demandas de los familiares de las 85 víctimas del atentado, lo cual produjo cambios en la estructura de la DAIA. El propio Menem podría ser llamado a declarar en el juicio oral contra un grupo de acusados locales por el atentado. Algunos analistas sostienen que se necesita mucha cautela, debido a las mentiras de las oficinas de inteligencia de Estados Unidos, Inglaterra e Israel para invadir Irak.

Soleimanpour, embajador en Argentina entre 1991 y 1994, es uno de los 13 dirigentes iraníes que figuran en la lista, cuya captura para indagatoria pide Galeano, entre ellos el jefe supremo de la revolución islámica, Alí Jamenei. El ex diplomático iraní deberá presentarse en la corte de Bow Street el 29 de agosto próximo. Ahí se decidiría la extradición, lo cual podría durar meses y probablemente años.

El ministro del Interior, Aníbal Fernández, consideró hoy que "hay que ser prudente" sobre el tema. Señaló que es "la justicia la que está tomando determinadas acciones con ciudadanos iraníes (...) Cualquier palabra puede ser un exceso y hay que permitirle a la cancillería que trabaje como lo debe hacer, entre país y país, para pedir y dar las explicaciones necesarias".

El problema con Irán surge en un momento de fuerte agitación política. Mañana se realizarán las elecciones para designar al nuevo jefe de gobierno de Buenos Aires, esta vez con connotaciones muy especiales, ya que proliferan las listas y destacadas figuras políticas e intelectuales se disputan las legislaturas nacional y ciudadana. Aunque la máxima atención está puesta en los dos principales candidatos a la intendencia, el actual jefe de gobierno, Aníbal Ibarra, figura de centroizquierda, apoyado por Kirchner, y Mauricio Macri, empresario ligado al menemismo que representa al justicialismo en la ciudad.

También se elegirán 12 diputados nacionales y serán renovadas 60 bancas de la legislatura local. Las elecciones de mañana muestran una enorme fragmentación entre los partidos tradicionales, ya que surgieron nuevos movimientos políticos al calor de los cambios en el país. De esta manera, los porteños participarán en una complicada ingeniería electoral, en la que están anotadas 33 listas con 396 postulantes para renovar 12 bancas en el Congreso de la nación.

Dos mil 280 candidatos se disputan en 38 boletas las 60 bancas de la legislatura local. Las encuestas dan empate entre Ibarra y Macri. Estiman que habrá segunda vuelta, pero para todos es difícil asegurar quiénes resultarán electos, aunque hay candidatos fuertes, como Miguel Bonasso, escritor y periodista, quien conformó el Partido de la Revolución Democrática de Argentina, que apoya a Kirchner. Le sigue Alicia Oliveira, socialista, quien está en la Secretaría de Derechos Humanos de la cancillería y acompaña a Ibarra.

Lo cierto es que es complejo el espectro general y la cantidad de listas para las bancas de la legislatura porteña pondrán en aprietos a los votantes. Estos comicios locales abren las puertas a un periodo electoral en el país en el que se renovarán varias gubernaturas. Además dará un indicador sobre los futuros apoyos que tanto requiere el gobierno de Kirchner, cuando enfrenta a los sectores más conservadores por sus medidas de tiempos recientes.