Ana María Aragonés

No dar nada a cambio... sino quitar

Son interesantes las recientes declaraciones del canciller Luis Ernesto Derbez en el sentido de que en la próxima reunión con Colin Powell, secretario de Estado estadunidense, el próximo 4 de septiembre para tratar el tema migratorio, no dará nada a cambio, pues "estamos dando la capacidad de nuestras personas, de nuestros trabajadores, de nuestros mexicanos, la educación que llevan y (...) son una contribución muy positiva tanto a la economía como a la sociedad estadunidenses" (La Jornada 19/8/03).

Concuerdo con el secretario Derbez en el sentido de que México está ofreciendo la mejor parte, pero esos son argumentos que los estadunidenses no aprecian en todo lo que vale, y no creo que se atrevan a mencionar lo de las remesas, pues no hay por donde asignarle a ninguno de los dos países la nobleza de tales acciones más que a los propios migrantes que hacen los más increíbles esfuerzos al pasar carencias y graves dificultades con tal de que la familia, a la que por fuerza han tenido que dejar, tenga un poco más de holgura ante sus estrecheces económicas. Hay que buscar algún elemento que los convenza y ésta es sin duda una coyuntura favorable, pues se acercan las elecciones de 2004 y el voto latino es importante, por lo que no es gratuito que el secretario Powell haga hincapié ahora en el tema. No sólo para algunos estados es decisivo, sino para el propio presidente Bush. Recordemos que logró ganar 35 por ciento del voto latino en las elecciones de 2000, y para relegirse no sólo deberá mantener sino, en su caso, aumentar ese número, y dados los recientes acontecimientos, parece que el apoyo latino va a la baja.

Además, en este contexto, no es de extrañar que tres senadores republicanos por el estado de Arizona estén haciendo la propuesta de una visa de trabajo temporal H4A, para la cual no habría límite, no importando si son indocumentados o no. La duración sería por tres años pudiendo ampliarse a seis, después de los cuales podrían aplicar para la residencia permanente. Tendrían además la posibilidad de cambiar de trabajo y gozarían de la misma protección laboral legal que los trabajadores estadunidenses. De esta forma, señalan los representantes republicanos, la Patrulla Fronteriza podría dedicar su tiempo a detener a criminales peligrosos y potenciales terroristas que pretenden cruzan la frontera. Si bien habría elementos que oponer a la propuesta, lo que resulta realmente significativo es que provenga de los republicanos.

Por otro lado, el gobernador del estado de California, Gray Davis -por cierto demócrata-, vetó dos veces en el pasado la legislación que hubiera dado la posibilidad a los migrantes indocumentados de aplicar para la licencia de manejo, lo que causó mucho malestar entre la comunidad latina, pero ahora anunció que iba a firmar en favor de esa legislación. No es gratuito.

Por su parte, la gobernadora de Arizona, la demócrata Janet Napolitano, ha señalado de manera reiterada que tiene un enorme interés en hablar sobre el tema migratorio con el presidente Vicente Fox en su próximo viaje a México, pues está sumamente preocupada por las muertes de migrantes en su frontera. No sería extraño que planteara algún avance de acuerdo migratorio directamente con su estado.

El gobierno de México debe aprovechar la coyuntura favorable para reforzar su propuesta. Rescataría un memorable ejemplo, y es que cuando Francia, por allá de los años 80, debido a las presiones internas con sus viticultores informó al gobierno de Argelia que ya no le compraría el vino, producto fundamental para este país, la respuesta argelina fue: "pues yo no te envío migrantes". Argelia siguió vendiendo su vino a Francia, por supuesto. El gobierno de México puede hacer valer sus dos armas fundamentales: iniciemos seriamente las discusiones sobre un acuerdo migratorio que incluya una amnistía o regularización, como prefieran llamarla, o tendremos que privilegiar la venta de petróleo hacia otros clientes de América, Europa y el lejano Oriente, con los que hay excelentes ventas y relaciones. Ese sí es un argumento de peso. México no es Irak.

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