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México D.F. Jueves 7 de agosto de 2003

John Saxe-Fernández

EU: petróleo y crisis constitucional

Del presidente James K. Polk (1845-1849) -de ingrata memoria para los mexicanos- a George W. Bush ha sido paulatina, pero persistente, la centralización del poder en la "presidencia imperial" junto con el deterioro de la normatividad constitucional. Las investigaciones históricas identifican un gran quiebre centrado en dos acontecimientos acaecidos como resultado inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial: 1) el establecimiento de una economía de guerra en estado de permanente movilización, junto con 2) la promulgación, en 1947, de la ley de seguridad nacional por parte de Truman (1945-1953), evento ominoso, ya que, a decir de Gore Vidal, "...sin ningún debate y con un discreto apoyo bipartito del Congreso remplazó la vieja república estadunidense por un Estado de seguridad nacional muy en línea con el imperio global como empresa." (El País Semanal, 14/12/97)

Bajo el régimen del secreto de "seguridad nacional", el presidente Eisenhower (1953-1961) y el entonces director de la CIA, Allen Dulles, usaron instrumentos clandestinos para lidiar con las fuerzas del nacionalismo tercermundista, con la cubierta de la campaña anticomunista de la guerra fría. Aunque ilegales, esos operativos eran más baratos, expeditos y secretos, evadiendo la supervisión legislativa al mismo tiempo que se abrían de par en par las puertas a la corrupción y a la impunidad por medio de componendas entre el Ejecutivo y las grandes empresas internacionales que forman el primer círculo de beneficiarios de la presidencia imperial, entre quienes resalta la industria del gas y del petróleo. El derrocamiento del gobierno nacionalista de Irán, encabezado por Mohammad Mosaddeq, está entre las primeras operaciones.

Mosaddeq se atrevió a enfrentar a la británica Anglo-Iranian Oil Company, que explotó y monopolizó la actividad petrolera y sólo "permitía" a los iraníes disfrutar 20 por ciento de las ganancias de su propio petróleo. Este arreglo entró en crisis cuando la ARAMCO de Estados Unidos realizó un convenio en el cual Arabia Saudita participaba con 50 por ciento de las ganancias. Cuando Mosaddeq exigió algo similar y Londres se rehusó, pronto Inglaterra y Estados Unidos consideraron su gobierno como una peligrosa amenaza, cercana y dependiente del partido comunista iraní. El régimen nacionalista de Irán fue sustituido por la sangrienta dictadura del Sha que asoló al país durante décadas. Agradecido por su ascenso por obra y gracia de la presidencia imperial y sus petroleras, realizó su primer brindis formal ante el jefe de la Estación de la CIA en Teherán con estas palabras: "Debo mi trono a Dios, a mi pueblo, a mi ejército y a usted".

Desde esta operación, que se realizó cuando la dependencia de Estados Unidos de las importaciones petroleras era mínima, hasta la brutal agresión contra Irak, que se da cuando debe importar más de 50 por ciento del petróleo que consume, pasando por múltiples operaciones en países como Venezuela, México y más recientemente Afganistán, la simbiosis entre las petroleras y la presidencia ha generado crecientes contradicciones y crisis por los excesos y los cada vez más amplios espacios para el ejercicio de la impunidad. Es una relación que entra en estado crítico, desde la perspectiva constitucional, con los operativos de inteligencia desplegados por el gobierno de Bush, tanto en torno a la investigación sobre el comportamiento de los servicios secretos antes del 11-9, como en relación a los engaños, mentiras y desfiguros en torno de las armas de destrucción masiva en que incurrió Bush para justificar la agresión y ocupación de Irak.

En el primer caso, téngase presente que Bush pidió al Congreso mantener secretas 28 de las 900 páginas del informe elaborado por el Congreso sobre lo ocurrido antes del 11-9, presuntamente con el argumento de que, según el senador R. Shelby, si se diera a conocer al público podría resultar dañada la relación con Arabia Saudita.

En realidad el nerviosismo de Bush y su equipo gira en torno a la relación del aparato de Estado con unidades terroristas de ese y otros países (ver, M. Chossudovsky. eseconomía, N. 3, IPN, 2003, y http://globalresearch. ca/articles/CHO206A.html). Su preocupación no se centra tanto en el documento elaborado por los comités de inteligencia de ambas cámaras, como en el hecho de que se dé curso a una indagación independiente, teniendo presente, primero la existencia y uso de un Proactive, Preemptive Operations Group en el Departamento de Defensa, según información oficial, "para llevar a cabo misiones violentas y secretas con la meta de estimular reacciones entre grupos terroristas (...) y crear pretextos para acciones bélicas o cualquier acto de defensa de la seguridad nacional", y segundo, la intención de mantener fuera de escrutinio la existencia -descubierta por la FBI- de una relación especial entre los Servicios Secretos de Pakistán (ISI) y el líder del atentado a las Torres Gemelas, Mohamed Atta, en el contexto, de la estrecha relación del ISI con la CIA.

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