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México D.F. Miércoles 30 de julio de 2003

Luis Linares Zapata

Ahí viene el lobo... Salinas

El ex presidente más recordado de los recientes sexenios estuvo a un paso de convertirse en interlocutor del gobierno federal, y del PAN, pero el secretario Creel se le atravesó en el camino para frustrar lo que parecía un previsto desenlace. El ex gobernador de Chihuahua, ex contralor de la Federación y factible coordinador de la bancada panista en la recientemente electa Cámara de Diputados afirmó estar dispuesto a tratar con el que hasta hace poco tiempo fuera, según propia declaración reciente, un perseguido político del también ex presidente Zedillo. De manera abierta, el futuro pastor de los legisladores de ese partido estaba dando carta de naturalización a toda una serie de especulaciones, sobre todo de los medios de comunicación, sobre el activismo que desarrolla Salinas. La condición para tal decisión de Barrio es el avance de los asuntos públicos. Es decir, el fin justifica los medios, máxima que varios panistas encumbrados han seguido o al menos han usado para justificar sus acciones y darles el olor de santidad a que son tan inclinados.

Si el señor Salinas quiere inmiscuirse en política tiene hasta ahora todo el derecho de hacerlo. Nadie le ha restringido tales prerrogativas ciudadanas. En especial si sus intervenciones se dan en el seno del partido al que pertenece y si sus correligionarios lo aceptan como guía, moderador, padrino o en cualquiera otra capacidad que adoptara su estudiada figura. Hay constancia de que a muchos priístas les incomoda la efectiva presencia de Salinas y se rehúsan a restaurar la costumbre de la línea y la obediencia ciega al líder nato. Otros le han recomendado de manera abierta que cese en sus intentos de acomodarse en la vida activa del partido y del país. Algunos de sus compañeros priístas hasta trataron de expulsarlo de su partido sin haber logrado su cometido, sobre todo a partir de la famosa conversación entre los hermanos Raúl y Adriana en la que el primogénito de la familia confesaba que mucho del dinerito guardado por él provenía de las arcas públicas. Hecho que, a juzgar por detalladas filtraciones que se han hecho con posterioridad a esa indiscreta e ilegal grabación, tiene sólida base para hacerlo creíble. Obviamente, la participación de Salinas en los quehaceres partidarios tendrá costos elevados y habrá que pagarlos con toda puntualidad y sin escapatoria.

Pero una cosa es la vida interna del PRI y otra radicalmente distinta se implicaría si Barrio llevara a la práctica lo aseverado. Las conexiones en el imaginario colectivo se harían de inmediato: la administración del cambio y el partido que lo apoya se ligarían al antiguo régimen. En especial con esa parte, la más oscura, estigmatizada por la corrupción en gran escala, las documentadas complicidades entre y con los magnates, los megafraudes electorales que hicieron a Salinas un presidente ilegítimo, las feroces y hasta criminales persecuciones de perredistas y las torpezas de gobierno que le costaron al país un quiebre de enormes proporciones (con errores de diciembre o sin ellos). Una verdadera colección de infamias que están bien fijas en la conciencia de amplísimos grupos de ciudadanos y que no se van a borrar sólo porque alguien decide que es el tiempo de los regresos. El PRI tiene que meditar si admite y cobija las maniobras de Salinas para incrustarse en la actualidad nacional. A ello obedece la inmediata reacción de Santiago Creel, quien es la voz autorizada del gobierno de Fox para rectificar la tontería de Barrio, que con ello da fehaciente prueba de sus cortas habilidades de estratega.

Pensar que la mediación de Salinas puede llevar a los legisladores, en especial a los senadores a aprobar, por ejemplo, la pretendida reforma eléctrica tal como la diseñaron los gerentes entreguistas de Fox, es una presunción harto defectuosa. La misma Elba Esther Gordillo no tiene las manos libres ni el campo abierto para hacer el papel de intermediaria; la tajada de diputados que le cercenó Beltrones es un abultado aviso. Manlio no se plegará a los dictados que intenta Salinas y ya dio prueba de ello al rehusar abandonar la pelea por el liderato de los priístas en la cámara. Gordillo, es bien sabido y aun documentado, ha sido una de las figuras que con sus declaraciones de amistad y llamados de auxilio para afianzar su tambaleante candidatura para ser coordinadora ha impulsado la imagen del gran maestro que quiere proyectar de sí mismo Salinas.

La profesora no podrá accionar a sus anchas como acostumbra hacer con los mentores, pues tocará sectores y asuntos en los que sus capacidades son limitadas, como es el caso de los presupuestos, la reforma hacendaria o la energética. Máxime que muchas de esas reformas y leyes dependen de la acción combinada con los senadores, cuerpo hasta ahora reacio a dejarse influenciar por el forzado viajero de antaño. Todo indica entonces que este follón terminará por ser un llamado en falso para que venga el lobo.

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