México D.F. Lunes 21 de julio de 2003
Circula La utopía de María,
su reciente novela
Marcela del Río regresará para recuperar
terreno
Hace 30 años me dieron por muerta en las letras
mexicanas; da tristeza que se olviden de uno, dice la también diplomática
CESAR GÜEMES
Alejada del país en las últimas tres décadas
por razones de trabajo, la escritora y en su momento agregada cultural
Marcela del Río regresa a México con su novela, La utopía
de María (FCE), que indaga en la existencia y el cambio de las
mujeres mexicanas luego de la Revolución.
En
la actualidad catedrática de la Universidad de La Florida, la también
autora de novelas como Proceso a Faubritten y La cripta del espejo
asume así las condiciones de la lejanía con su país
natal: "Cuando uno se va de México se genera en el mundo de la literatura
una especie de olvido. Al revisar algunas enciclopedias en las que aparece
mi nombre, la trayectoria y la obra mencionada llega sólo hasta
1972, cuando me fui de agregada cultural a Checoslovaquia. He regresado
pero sólo por lapsos muy breves. Hace poco más de 30 años
me dieron por muerta en las letras mexicanas, pero dentro de poco regresaré
definitivamente al país y espero recuperar el espacio que de cierta
forma se perdió".
Parte de la distancia entre Marcela del Río y el
lector se generó luego de que los sellos que publicaban su obra
fueron comprados por grupos editoriales: "En parte por eso me quedé
en el limbo, pero en Estados Unidos he publicado algunos trabajos, como
mi homenaje poético a Remedios Varo, que apareció en Miami,
y el perfil del teatro de la Revolución Mexicana, cuya primera edición
fue hecha en Nueva York''. Al respecto concluye: "Da un poco de tristeza
que se olviden de uno. Por lo menos ya sé qué puede pasar
cuando uno se muera, pero yo no quiero darme por muerta. Me han tratado
muy bien en la universidad donde imparto clase y eso compensa en cierta
medida el olvido de mi propio país".
Luego de trabajar para el servicio exterior mexicano,
la escritora se encontró con que "el salario que tenía como
profesora no me alcanzaba para vivir, pasé a ser gerente de la Orquesta
Sinfónica de la Ciudad de México, por invitación de
Enrique Bátiz, pero emocionalmente no soportaba asistir a los conciertos
ante la ausencia de quien fuera mi esposo, Hermilo Novelo. Y entonces encontré
la posibilidad de impartir clase en Estados Unidos".
-¿Qué la mantuvo escribiendo, ante estos
cambios?
-La voluntad. El contacto con el arte me recuperó,
me devolvió la capacidad de escribir que perdí a la muerte
de mi esposo.
De diversas maneras La utopía de María
da cuenta del afán de la escritora, si bien, como señala,
la novela no es autorreferencial: ''Cuando se da la Revolución Mexicana,
los hombres que pertenecían a la aristocracia porfirista sucumben
de manera muy lastimosa. La pregunta inicial a la cual quise darme respuesta
escribiendo esta novela fue: ¿qué pasó con las mujeres
que acompañaban a esos varones? Por la época, la mayor parte
de las mujeres mexicanas, aunque pertenecieran a ese sector social que
provenía del porfiriato, no habían recibido una gran educación
y era importante saber cómo habían conseguido rescatarse
a sí mismas. El problema de la mujer hasta hace unos años
consistía en que pasaba de las manos del padre a las del esposo,
y de ahí a la tutela del hijo mayor en cuanto el marido fallecía.
Fueron mujeres que padecieron el sometimiento y que se mostraban casi incapaces
de revelarse. Junto con ellas hubo otras que supieron renovarse a través
de las letras, del ejercicio del arte y de valores que no eran ni la política
ni la guerra. Esas vidas fueron las que me interesaron, ese periodo y esas
mujeres tan desconocidas para todos".
|