Expresa su alegría por la extradición de Sérpico

Querida Carmen: Aunque yo sea de la casa y pueda parecer poco elegante echarnos flores entre nos, soy también sobreviviente de otros sérpicos y no puedo resistir el profundo impulso de esta carta para decirte ¡qué portada la de ayer! La Jornada mostró a Sérpico ¡el cruel y perverso Sérpico humanamente al desnudo!

Como dijo ayer una sobreviviente de sus acciones ¡tengo alegría en todo el cuerpo! La justicia hace bien al alma.

Ximena Bedregal

Señora directora: El 20 de junio acudí a la sucursal 586 de Bital (Av. Central o Hank González, Nezahualcóyotl, estado de México) a retirar dinero. Me atendió una cajera de apellido Huitrón. Le pedí que contara despacio el dinero (27 mil pesos) para que al recibirlo yo no tuviera que hacerlo a la vista de nadie.

Salí, abordé mi vehículo y a la altura del número 100 del bulevar Bosques de los Continentes (Bosques de Aragón, Nezahualcóyotl) fui interceptado por cinco sujetos con apariencia de policías. Dos de ellos, armados, me pidieron "el dinero". Al negar que lo trajera me insultaron y golpearon la cabeza con una pistola; me exigieron "los 27 mil pesos que acababa de sacar del banco". Se lo llevaron junto con mi reloj. Hicieron que me arrodillara y en el suelo me patearon. Los asaltantes huyeron en un Tsuru II blanco, placas 647 LZT.

Sangrando, acudí a la agencia del Ministerio Público de Neza. El trámite me llevó tres horas, sazonado con tortuguismo, desatención y cinismo de los empleados. En la averiguación previa CG/III/2556/2003 los empleados omitieron reproducir mi sospecha de que la empleada bancaria está coludida con los asaltantes.

Exijo que las autoridades mexiquenses correspondientes tomen cartas en el asunto, pues ya es lugar común decir que cada vez hay más atracos en esta zona del municipio de Nezahualcóyotl.

René García V.

Señora directora: Un grupo de maestros y trabajadores del Celex de Esime (IPN) Azcapotzalco hemos sido hostigados, atacados y amenazados en nuestra seguridad laboral e integridad física y moral por autoridades de esta escuela, debido que defendimos nuestros derechos y denunciamos el comportamiento arbitrario de directivos que, valiéndose de su condición de funcionarios públicos, han desatado todo su poder represor contra nosotros.

Hace casi dos años, sin previo aviso ni justificación alguna, nos fueron arrebatadas las pocas prestaciones con las que contábamos, lo que causó un daño irreparable a nuestros ingresos y, por ende, a nuestros dependientes económicos.

De inmediato presentamos nuestro rechazo a tal arbitrariedad y así lo manifestamos al coordinador general del Celex, ingeniero Carlos Hernández, y al director de Esime-UPA, ingeniero José Antonio González, quienes se comprometieron a buscar la forma de compensar la pérdida de nuestras prestaciones.

Sin embargo, hasta el momento no sólo no han incumplido su palabra, sino que con todo tipo de artimañas han empeorado nuestras de por sí dañadas condiciones. La situación ha llegado a tal grado que los funcionarios mencionados planean despojarnos de nuestros empleos, utilizando el ardid de que por ser contratados por honorarios no se nos considera trabajadores del IPN, sin tomar en cuenta que por varios años nos pagaron las prestaciones mencionadas.

De todas las injusticias más agraviantes, seguramente la que más afecta a la dignidad humana es que nos despojen del sustento de nuestros hijos, de forma injusta y artera, por la decisión dolosa de funcionarios que se escuden en el santuario de impunidad que les brinda su puesto público; que con actitudes inquisidoras quieren que purguemos nuestra osadía con el despido, sin importar que con ello incrementan el numeroso ejército de desempleados en nuestro país.

Hemos recurrido a las autoridades de todos los niveles del IPN sin ningún resultado positivo. También hemos recorrido el difícil camino que representa la búsqueda de justicia en la maraña burocrática, pero que continuaremos soportando con paciencia estoica y determinación inquebrantable.

Por nuestra parte, desde el inicio de nuestra lucha hace 20 largos y dantescos meses, conscientes de lo que significa enfrentarse a un búnker de funcionarios déspotas y obstinados, hemos decidido actuar siempre utilizando medios legales y pacíficos sin afectar a terceros, sin bloquear calles, paros, huelgas, violencia o machetes, sino con las únicas armas con las que contamos: ¡la razón y la esperanza de justicia!

Arturo Briones Hernández

Señora directora: Por este conducto reciba un cordial saludo y amplio reconocimiento por la pluralidad que caracteriza al periódico que atinadamente dirige. Aprovecho la oportunidad para referirme a la columna Desfiladero, de Jaime Avilés, publicada el 28 de junio.

En efecto, existen grandes rezagos en los hospitales psiquiátricos del país. Por esta razón la Secretaría de Salud (Ssa) trabaja de manera decidida y con el apoyo de organismos internacionales en la implementación de un modelo integral en materia de salud mental. Inclusive, en el Programa Nacional de Salud, presentado en junio del año pasado, se plantean las acciones a seguir.

Es muy aventurado señalar, tal como hace Jaime Avilés -que por cierto no ha aceptado dialogar con el doctor Guido Belsasso para conocer la situación que priva en los hospitales psiquiátricos- que existe un modelo único para solucionar los problemas en esta materia, donde ninguno es la panacea.

El modelo Hidalgo, que tanto promueve Avilés, es uno entre varios que existen ya en el país, como los modelos Jalisco, Tabasco, Coahuila y Chihuahua, entre otros. Cada uno tiene ventajas y desventajas, las cuales se están analizando para desarrollar un modelo integral de salud psiquiátrica con lo mejor de todos, en beneficio del país.

Por eso la Ssa, con el pleno convencimiento de lo que representa un gobierno democrático, que mantiene una revisión autocrítica permanente, una evaluación de su desempeño y una clara rendición de cuentas para transparentar y eficientar el uso de los recursos públicos, trabaja en la creación de un programa nacional que atienda de la mejor forma los problemas de salud mental.

Lic. Gustavo Lomelín Cornejo, director general de Comunicación Social de la Ssa

Señora directora: La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha hecho una evaluación de diversos hospitales psiquiátricos mexicanos. Una fuente en Washington me aseguró que el modelo Hidalgo -ése que "tanto promuevo", según Gustavo Lomelín- obtuvo altas calificaciones, al igual que la atención preventiva en Tabasco, no así el manicomio de aquella entidad, que si de algo es "modelo" es de lo que debe desaparecer.

Hasta ahora, por motivos que ignoro, la Secretaría de Salud ha ocultado el informe de la OPS, pero mientras tanto trabaja en la aprobación de un Plan Maestro de Salud Mental (sic por lo de "maestro"), que pretende invertir mil 500 millones de pesos en la extensión y "fortalecimiento" de manicomios como el de La Salud, en el estado de México, que el estudiante de medicina Julio Frenk Mora descalificó en 1976, llamándolo "depósito de proletarios y subproletarios", y que hoy, en 2003, con la complacencia del secretario Julio Frenk Mora, permanece idéntico a sí mismo. En 1958, en ese lugar fue internado Francisco Pérez Nieto, con diagnóstico de "retraso mental leve", quien ahora, en 2003, lleva 42 años de reclusión.

¿Qué necesitamos, como país que se pretende mentalmente "sano", para llamar la atención sobre el maltrato institucional que reciben desde 1883 (Frenk dixit) nuestros "locos"? ¿Crear una subprocuraduría que revise manicomio por manicomio, para salvar a los inocentes que se encuentran sepultados en vida bajo el aparato represivo de la "salud" mental?

Aprovecho el espacio para recordar a los lectores que el "plan maestro" (o "programa nacional", como lo llama el colega Lomelín) sólo destinará 39 millones (2 por ciento de su presupuesto) a la atención preventiva en el marco de la comunidad. Eso, aparte de una tragedia, es una burla tan grande como que Guido Belsasso, un psiquiatra que se dedicaba a exportar mariscos antes de convertirse en el zar antidrogas de la administración Fox, es la persona indicada para ayudarnos "a conocer la situación que priva" en los hospitales del ramo.

Jaime Avilés