.. | México D.F. Miércoles 4 de junio de 2003
Análisis de la encuesta nacional sobre niveles de vida
Inaccesible para 24% de la población la canasta básica
Reunión de académicos evalúa el tema en la Uia
JOSE GALAN
Más de 24 por ciento de los mexicanos padece pobreza alimentaria, es decir, sus ingresos no les permiten siquiera comprar los alimentos de la canasta básica, dijo ayer Rodolfo de la Torre -director del Instituto de Investigaciones sobre Desarrollo Sustentable y Equidad Social (IIDSES) de la Universidad Iberoamericana (Uia)-, de acuerdo con los resultados de la encuesta nacional sobre niveles de vida en los hogares. Agregó que 31.9 por ciento de los compatriotas sufre pobreza de infraestructura social: escuela, vivienda, clínicas de salud.
En el coontexto del seminario Pobreza, Desigualdad y Política Pública, realizado en el campus Santa Fe de la Uia, dijo que, además, 53.7 por ciento de los mexicanos padecen pobreza "de patrimonio", y advirtió que las condiciones macroeconómicas, la recesión y el estancamiento de la economía han derivado en un incremento de casi 2 por ciento en el número de pobres en el país. Es decir, en 2002, 53.7 por ciento de las personas vivía en la pobreza, y a finales de 2003 la cifra podría incrementarse a 56 por ciento.
Los resultados surgieron de la Encuesta Nacional sobre Niveles de Vida en los Hogares, diseñada por Graciela Teurel Belismelis, del Departamento de Economía de la Uia, en coordinación con Luis Rubalcava, del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE), y que busca identificar procesos de cambio al realizar el seguimiento al mismo grupo de personas por un tiempo determinado, y mide diversas dimensiones del nivel de vida, entre ellas, el consumo, la educación, el ingreso, las condiciones de vivienda, la actividad empresarial y la riqueza.
El IIDSES propuso a la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso) tres líneas de investigación de la pobreza, derivadas del estudio para su medición; se refieren al ingreso mensual por persona, suficiente para cubrir las necesidades alimentarias básicas; en segundo lugar, aspectos de uso básico como educación y vivienda, y en tercer lugar otros bienes de consumo.
Estas mediciones permitirán al gobierno federal definir las características de la pobreza para, posteriormente, diseñar instrumentos de política pública, establecer grupos prioritarios, y para ayudar en su focalización. Además, permitirá evaluar las políticas públicas en materia de reducción de la pobreza; detectar efectos de programas específicos y análisis de costo/efectividad.
Pero Daniel Hernández, coordinador de asesores de Sedeso, subrayó que aún falta mucho por hacer en la medición de la pobreza, sobre todo en la forma de introducir el valor de los servicios públicos que reciben los ciudadanos como parte de sus ingresos. |