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E S P E C T A C U L O S
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México D.F. Lunes 26 de mayo de 2003

Con tres horas de concierto, el cantante cerró oficialmente el encuentro musical

Alejandro Fernández arrancó suspiros al subir al escenario del Aca Fest 2003

JORGE CABALLERO ENVIADO

Acapulco, 25 de mayo. El cierre formal del Acapulco Fest corrió a cargo de Alejandro Fernández, quien ofreció en tres horas de concierto algunos de sus más sonados éxitos con nuevos arreglos, varios covers de homenaje a José Alfredo Jiménez, Armando Manzanero, Consuelito Velázquez, Agustín Lara, Vicente Fernández y Lucha Reyes, entre otros, y un manojo de temas de su nueva producción discográfica Niña amada mía.

Enfundado en un traje de charro color negro, Fernández se presentó con un mariachi apoyado con percusionista, dos teclados, cuatro coristas, congas, guitarra eléctrica, bajo y director musical, para arrancar suspiros y silbidos desde el momento mismo en que fue descubierto en el escenario, y "partir plaza" para el deleite de un público infestado de chicas, aunque también hubo parejas y familias enteras.

Ensordecedor apoyo de sus fans

En la primera ráfaga llegaron algunos de los nuevos temas, incluido el que titula el disco, Que seas muy feliz, en el que se le olvidó parte de la letra, pero las fanáticas lo sacaron del atorón con un ensordecedor escándalo, y luego Vuelve a mí, emotivo tema que les puso la carne de gallina a varias. Después pidió: "Me aplauden al final de ésta si están de acuerdo conmigo"; la dichosa canción recomendaba matar a las mujeres, lo cual indignó a las féminas, pero inmediatamente continuó: "Con una sobredosis de ternura, asfíxiala con besos", lo cual le valió una enorme ovación, él sonrió sabiendo el colofón que tendría esa intervención.

Después llegó la presentación: "Cómo están; hace cuatro o cinco años que no estamos por acá. Espero que disfruten este concierto", para luego soltar: Si tú supieras, Nube viajera y otra nueva en la que, como siempre en toda presentación de material reciente, la gente permaneció sólo a la expectativa. Llegó también Loco, Sí he sabido amar, Sin tantita pena, en la que al final lo acompañaron los coristas con arreglos, lo que sonó a una irracional amalgama musical. Coronó ese segmento con Niña amada mía.

Destacó el buen trabajo de los camarógrafos, que trasmitieron las tomas en las pantallas equidistantes del entarimado, acercando al cantante. Aunque el sonido no fue el óptimo, Fernández se esforzó y sacó adelante su concierto.

Además interpretó "una de las canciones más entonadas en el mundo": Bésame mucho y algo que se llama El amor de ayer o Por aquí pasó, era un tema nuevo. En ese momento una acapulqueña sacó un cartel con el nombre del cantante y un corazón; emocionada dijo: "Ya lo viste, papi", y el cantante le correspondió lanzándole un beso, a lo que la chica contestó: "No voy a dormir, papi". Pero la que seguramente no iba a conciliar el sueño fue otra acapulqueña, a la que subió al escenario y le dio chance de que lo besara en la mejilla, pero la agraciada lo tomó de la cabeza y le plantó un besote en la boca. El sólo preguntó: "A poco todas son así". Llegaron temas como Granada y Te quiero.

Escenario rojo, blanco y verde

El escenario se tornó rojo, blanco y verde para interpretar el rolononón Tú sólo tú, hilado por otros clásicos de la Feria de San Marcos, como Juan Charrasqueado, Cielo rojo, Contigo aprendí, Abrázame, Mi gusto, No volveré, con lo que muchos comenzaron a mover el bote.

En general cientos de ángeles vestidos de luminosos colores disfrutaron y quedaron complacidas con la presentación de Alejandro Fernández, incluso una querubina sudamericana radiofónica de ojos bonitos, quien tenía sus reservas por verlo, quedó prendida con la enorme voz del intérprete. En fin, una velada redonda que terminó con un popurrí de cinco canciones conocidas en la voz de su padre, Vicente Fernández: Las llaves de mi alma, Por tu maldito amor, Mujeres divinas, Me voy a quitar de en medio, Acá entre nos, De qué manera te olvido y La revancha.

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