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México D.F. Lunes 26 de mayo de 2003

Iván Restrepo

Calor, incendios, y ya vienen los huracanes

Mientras la ola de calor que afecta a todo el territorio nacional causa graves problemas, y los incendios consumen miles de hectáres de bosques y selvas, se informa que es muy probable que en este año la temporada de huracanes rebase los niveles normales de actividad en el Océano Atlántico y el Golfo de México. Esto ocurriría entre el primero de junio y el 30 de noviembre próximos. Además se formarían entre 11 y 15 tormentas tropicales.

Según la Agencia Nacional para los Océanos y la Atmósfera, con sede en Estados Unidos, existe 55 por ciento de probabilidad de tener un periodo de huracanes por encima de lo normal, a lo que se suma la muy cercana posibilidad de que en el próximo verano se produzca el fenómeno de La Niña, que dará mayor fuerza a las tormentas en el Atlántico. La Niña causa destrozos cada vez que aparece. Se origina en un enfriamiento de las aguas de la región central y el este del Pacífico ecuatorial, fenómeno que ocurre cada tres y cinco años.

Aunque los meteórologos pronosticaron que en el Océano Pacífico se registrarían dos o tres tormentas tropicales menos que la media de 4.5 por año, el martes pasado se formó Andrés, primera de la temporada, que se desplazó a cientos de kilómetros de la costa mexicana. Otras dos perturbaciones menores hicieron acto de presencia allí, sin tocar tierra. Son anuncios tempranos de que aun en este mundo de agua pueden ocurrir fenómenos meteorológicos semejantes a los que en 1998 y 2002 dejaron su estela de muerte y destrucción en Oaxaca, Guerrero y Colima.

Paralelamente a esas advertencias, otras dependencias relacionadas con el tema piden a los residentes de El Caribe, Centroamérica, México y Estados Unidos: "estar listos para el embate de huracanes y lluvias". Insisten en que estar preparados para enfrentar estos fenómenos es fundamental, si en verdad se desea reducir la pérdida de vidas, bienes materiales e infraestructura pública. En pocas palabras, los sistemas de prevención y protección ciudadanas son herramientas irremplazables para enfrentar huracanes y ciclones, siempre que se pongan en marcha con oportunidad, precisamente lo que olvidaron hacer las instancias oficiales en el caso de las altas temperaturas y los incendios.

Aunque esas instancias aseguraron que estaban preparadas para enfrentar los desajustes que tendríamos por el clima, agravados con la presencia de El Niño, lo cierto es que se reportan siete defunciones a causa de las altas temperaturas y ocho por los incendios; que las primeras afectan al agro y los servicios públicos, en especial el de agua potable, racionada al extremo en Chihuahua y Sonora ante la protesta de los usuarios. A su vez, las presas se encuentran en su nivel más bajo.

Varios municipios de Yucatán registraron la semana pasada la segunda temperatura más alta desde que se tienen estadísticas al respecto: 43 grados a la sombra; mientras, Mérida quedó rodeada de incendios y una nube de humo coincidía con temperaturas de más de 40 grados. Aunque era conocida la peligrosa combinación que constituían las altas temperaturas, la masa forestal inerte que dejó el huracán Isidore en 2002, así como la ancestral costumbre de realizar quemas antes de las siembras, las autoridades estatales alentaron estas últimas con lo que el fuego hizo de la suyas. Cuando se reparó en el error era demasiado tarde y faltaban los programas de apoyo a los agricultores. Las autoridades reconocen un solo beneficio en todo esto: no hay mosquitos: el humo los ahuyentó. En Chiapas suman más de 50 mil las hectáreas de selvas y bosques afectadas por el fuego, que diezma, entre otras, la importante reserva natural de El Ocote. Asimismo cientos de peces han muerto en la laguna de la comunidad Navenchauc, en Los Altos, a causa de la escasez de lluvias. Mientras, las zonas arqueológicas de Kohunlich, Dzibanché y El Resbalón, en Quintana Roo, estuvieron a punto de sufrir daños por los incendios.

En fin, las primeras lluvias de la temporada en ciertas regiones ya hacen la tarea que los funcionarios no realizaron; los legisladores, ahogado el niño, citan al secretario Lichtinger para que informe sobre la situación; ahora, al recuento de los daños... Ojalá lo hagan con prontitud, pues ya vienen ciclones y huracanes. Pero no hay de qué preocuparnos: todo está bajo control, ya aseguran las autoridades, como cada año.

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