Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 15 de abril de 2003
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  CineGuía
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  Librería   
  La Jornada de Oriente
  La Jornada Morelos
  Correo Electrónico
  Búsquedas 
  >

Capital
Desde su anuncio generó polémica, pero también inversión y empleos

El distribuidor vial San Antonio, obra de concreto con rostro casi humano

Los trabajos incesantes en la zona transformaron la vida de muchos capitalinos

MIRNA SERVIN VEGA

distribuidor_rev_za05Las más de 350 estructuras y columnas de concreto que conforman el distribuidor vial de San Antonio a lo largo de sus 3.5 kilómetros en cada sentido han ocasionado -en poco más de seis meses que lleva la obra- el cierre de locales, poda de árboles, la puesta en venta de departamentos, negocios en crisis, cambios de rutas de transporte, amparos y protestas.

Sin embargo, a la par se han creado miles de empleos fijos y temporales, ha habido hallazgos antropológicos, adquisición de equipo para distintas construcciones del Gobierno del Distrito Federal y una obra sin precedentes en inversión y tamaño que los capitalinos no habían visto desde hace más de 20 años, cuando se construyeron los ejes viales que hoy atraviesan la ciudad de México.

Con su mochila al hombro, Javier recorre unas cuadras de la construcción sin dejar de mirar hacia arriba, y en lo que espera el microbús, que ahora tiene como base el estacionamiento de una tienda de autoservicio, comenta: "De un día para otro aparecen esas cosas enormes sobre las columnas. Yo nunca había visto cómo se construye algo así." Y es que Javier, de 13 años, desde diciembre camina unas cuadras más para abordar el transporte que lo lleva a la Central de Abastos, donde labora como empaquetador.

Como él pocos se resisten a mirar cuando circulan o caminan por la lateral del Periférico sobre avenida San Antonio, en sus diferentes tramos, Patriotismo o Revolución, donde hileras de estructuras de concreto que forman los carriles -trabes- pasan sobre edificios, coches y columnas en las que aún penden trabajadores que trabajan con varillas.

Pero no todos miran con asombro. En los edificios condominales -que en general no sobrepasan los cuatro pisos- aún hay cartulinas fosforescentes pegadas a las ventanas que rezan: "No al distribuidor vial".

Las protestas datan de finales de 2001, cuando el anuncio de la construcción de los segundos pisos se asoció posteriormente a la del distribuidor vial.

En mayo de 2002, la secretaria de Medio Ambiente del Distrito Federal, Claudia Sheinbaum, anunció que luego de la decisión de aplazar la construcción del segundo nivel en Periférico y Viaducto se iniciaría la del distribuidor vial, ya que esta última obra era parte del mismo contrato que estableció el GDF con la empresa Riobóo.

distribuidor_vial_jcg30La inversión anunciada en ese momento fue de 700 millones, de un total de mil 500 de pesos. El resto del dinero, se dijo, sería ocupado en otros programas de vialidad, transporte y vivienda.

El 30 septiembre del año pasado las obras iniciaron formalmente, pero no fue sino hasta un par de meses después que los efectos de los trabajos incesantes trasformaron la vida no sólo de los capitalinos, que cambiaban de rutas debido a los desvíos en las avenidas, sino de cientos de familias, pequeños comerciantes de los alrededores y miles de trabajadores de la construcción que llegaron de varios estados de la República a emplearse en la obra.

Marta Ramírez tiene 40 años de llegar todos los días a la esquina de Leonardo da Vinci y San Antonio a abrir su puesto de periódicos, que se ubica justo donde los trabes y columnas quedan más cerca de la acera.

"Desde principios de año tengo que ir a comer a casa de una de mis hijas un día y al de otra al día siguiente. Ya no me deja ni para eso".

Su pequeña estructura de metal no guarda ya ni una sola revista reciente; "las que ve son viejitas, porque los distribuidores no me fían". Decía Marta, de 62 años, debe ocho mil pesos desde que iniciaron las obras, porque ya no pasan ni microbuses, ni taxis ni nada, "Y los trabajadores a veces compran el Esto, La Prensa o historietas para adultos, pero apenas una o dos veces a la semana".

distribuidor_vial_jc15Doña Marta cuenta que apenas en diciembre llevaba a su puesto 2 mil pesos en mercancía diariamente. "Hoy si compro 200 me va bien, y tengo que guardar para la compra del otro día. Ya no sé cómo hacerle", narra sin dejar de mirar el piso.

-¿De los apoyos a los comercios?

-¡Ah, sí! Lo leí en el periódico, pero creo que es para los que están establecidos, aunque yo tengo mi registro y todo, pero es que no decía adónde preguntar"

Sentada junto a una tablita que sostiene bolsas de plástico con dulces que apenas se ven por lo opaco de sus envolturas, Doña Marta ve las grandes columnas y dice: "ojalá acaben pronto, porque ni cuando construyeron el Eje 5 padecí tanto".

Apenas a unos metros está Brígida -o Brigit, como le dicen sus comensales en tono de broma-, que les tiene que fiar a los albañiles las quesadillas para que al final de la semana, cuando reciben su raya, le liquiden la cuenta de la libretita rosa.

Los ayudantes de maestro desde finales del año pasado hicieron de la capital su lugar de residencia. Ganan entre 900 pesos hasta mil 500, dependiendo de la empresa y el tramo para el que hayan sido contratados.

En febrero "fueron por nosotros a la Tapo (Terminal de Autobuses para el Oriente) y hasta nos ofrecieron un departamento para quedarnos varios, quesque ya les andaba la prisa por terminar". Ahora Roberto, de 24 años, que no sabía absolutamente nada de albañilería, manda a Oaxaca 500 pesos a su mamá de los 900 que gana. "Otros ya se fueron por que no les fue tan bien. Ahora ya nomás andan los arquitectos y los topo... topo algo, esos que andan midiendo".

Sin embargo, la contratación masiva de trabajadores de la construcción no le vino bien a todos. Silvia Sánchez, vecina del casi concluido distribuidor vial, se siente observada por los albañiles. El nivel de la obra da justo arriba de su ventana "y con frecuencia los sorprendo asomándose".

La señora Sánchez, al igual que otros vecinos de la misma cuadra, anuncia la venta de su departamento "Pero quién me lo va a comprar, se pregunta con desolación. Mi familia y yo decidimos aceptar el ofrecimiento del gobierno, ¿pero mientras? Ni al súper puedo salir sin que me chiflen los trabajadores, la ropa tendida siempre está polvosa y el ruido es infernal. ¿Qué vamos a hacer cuando ya pasen los coches?"

Continúa con su lista de quejas mientras muestra las decenas de hojas que conformaron la solicitud de amparo contra la construcción interpuesta hace más de medio año por el abogado Ignacio Burgoa, quien representó a los vecinos de las colonias aledañas.

Hoy, a menos de un mes de la segunda fecha prevista para la entrega de la megaobra, Andrés Manuel López Obrador anunció que en julio iniciará la construcción del segundo nivel en Barranca del Muerto a San Jerónimo, y después de Viaducto Río Becerra al aeropuerto.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año