Ojarasca 72  abril 2003

CANTARES DEL PUEBLO PIMA



 
 
Canto del viento

El viento ahora comienza a cantar;

El viento ahora comienza a cantar.

La tierra se extiende delante de mí.

Delante de mí se extiende a lo lejos.
 
 

Truena ahora en la casa del viento.

Truena ahora en la casa del viento.

Rugiendo recorro la tierra,

La tierra cubierta de truenos.
 
 

Por encima de las montañas donde ventea;

Por encima de las montañas donde ventea,

Ha venido el viento de los cien mil pies;

El viento ha venido aquí corriendo.
 
 

El oscuro Viento Serpiente ha venido a mí;

El oscuro Viento Serpiente ha venido a mí.

Ha venido y se ha enrollado sobre sí mismo,

Ha venido aquí corriendo, con sus cantos.

 


 

Canto del ciervo cola negra

Desde lo alto de las montañas de la magia,

Desde lo alto de las montañas de la magia,

Soplan los vientos. En mis cuernos,

En mis orejas, juntos, soplan aún más fuerte.
 
 

Allá lejos, corría temblando,

Allá lejos, corría temblando:

Arcos y flechas me perseguían.

Había muchos arcos sobre mi pista.

 


  

Canto del ciervo caído

En tiempos del Alba Blanca,

En tiempos del Alba Blanca,

Me levanté y partí.

En el crepúsculo azul partí.
 
 

He comido las hojas de la manzana espinosa

Y se me han subido a la cabeza.

He bebido las flores de la manzana espinosa

Y la bebida me ha hecho tambalear.
 
 

El cazador Arco-en-ristre

Me ha alcanzado y matado,

Ha cortado y tirado mis cuernos.

El cazador Lanza-en-ristre

Me ha alcanzado y matado,

Ha cortado y tirado mis pezuñas.
 
 

Ahora las moscas se enloquecen

Y se dejan caer, batiendo las alas.

Las mariposas ebrias

Abren y cierran sus alas.

mujeres

 

La trasvasación sucesiva de este cantar hubiera podido reducirse a un producto típico de la arqueología etnográfica occidental. Los cantos pieles-rojas, (en las Ediciones de la Tradición Unánime del legendario editor canario José J. Olañeta, Palma de Mallorca, 1983), fueron traducidos por Eva del Campo de la edición francesa (Les Editeurs Français Réunis, 1979), traducida a su vez de la versión en inglés de los cantos, recogidos originalmente en lengua pima.

Qué da vida aún a estos vestigios del cantar de pueblos a los que su editor francés llama, con misericordia cruel, "pobres grandes pájaros desplumados", es un misterio, casi un milagro.

El canto de la página final también proviene de este libro.


La maestra y sus alumnas en Mazar Sharif. Foto: Chris Steele-Perkins
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